Draghi renuncia a su sueldo como primer ministro
El expresidente del Banco Central Europeo, que tendría que percibir unos 110.000 euros brutos al año, no ha dado explicaciones de los motivos de una decisión inédita en Italia
El primer ministro de Italia, Mario Draghi, ha decidido renunciar al sueldo que corresponde al cargo que ostenta desde el pasado enero. Así se desprende de la declaración de bienes e ingresos publicada en el portal de Transparencia del Ejecutivo italiano. Una medida que no ha sido explicada todavía, pero que podría buscar empatía o solidaridad con cientos de miles de italianos que están sufriendo las consecuencias económicas de la pandemia. La decisión, sin embargo, le acerca también a las viejas posturas populistas que exhibió durante los últimos años el Movimiento 5 Estrellas.
El actual primer ministro italiano, que gobierna el país con el apoyo de casi todos los partidos del Parlamento (menos el de Hermanos de Italia, de Giorgia Meloni) y llegó sin pasar por las urnas (como los cinco anteriores), declaró en 2020 ingresos anuales de casi 600.000 euros brutos, 10 inmuebles (uno de ellos en Londres) —algunos en copropiedad—, y también seis terrenos. El expresidente del Banco Central Europeo tiene también una participación de 10.000 euros en la sociedad Serena, un fondo sin ánimo de lucro a quien pusieron el nombre de su esposa de toda la vida.
En el portal de Transparencia, además, se ha publicado un documento en el apartado “Compensaciones vinculadas al cargo” donde se señala que Draghi “declara que no percibe alguna compensación de cualquier naturaleza” relacionada con su cargo como primer ministro. Esa ha sido la única fuente de información publicada sobre esta decisión insólita.
El sueldo que corresponde a un primer ministro “no parlamentario”, es decir, sin escaño, como es el caso de Draghi, es de 110.000 euros brutos anuales. Su predecesor, Giuseppe Conte, que tampoco poseía el acta de parlamentario, lo redujo al 80% y cobraba 88.353 euros. Otros primeros ministros italianos que precedieron a Draghi, como Paolo Gentiloni o Enrico Letta, no recibieron sueldos como jefes del Ejecutivo. Sin embargo, en ese caso respondía al hecho de que ya eran parlamentarios y la ley impide acumular compensaciones por ambos cargos.
Los altos sueldos de la clase política italiana han sido siempre objeto de debate y de crítica por parte de la ciudadanía y de un sector del arco parlamentario. Sin embargo, nunca se había dado que un primer ministro renunciase completamente a su sueldo. La idea detrás de un salario razonable suele ser la de dignificar el encargo recibido, pero las circunstancias en las que Draghi fue elegido —tras la dimisión de Giuseppe Conte y como solución de emergencia ante la pandemia— complica el análisis de la decisión.
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