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Israel y Hamás intensifican sus ataques en la peor crisis desde 2014

El Ejército israelí golpea con asesinatos selectivos a la cúpula de las milicias islámicas en Gaza. Al menos 67 palestinos, incluidos 17 niños, han muerto en las incursiones aéreas

Civiles palestinos corren entre los escombros ante los restos de la torre Al-Sharouk, en la franja de Gaza, tras un bombardeo de la aviación israelí, este miércoles. En vídeo, los destrozos en Gaza a vista de dron.Vídeo: Mohammed Abed (AFP) | REUTERS | EPV
Juan Carlos Sanz

“Solo hay 30 segundos para llegar al refugio; si no, estás perdido”, advertía este miércoles el cartero Patrick Shamay, de 62 años, frente a la casa donde el martes murió una mujer por el impacto de un cohete en la ciudad de Ashkelon, en el sur de Israel. A su espalda se divisaban columnas de humo de los bombardeos de la aviación israelí en Gaza, a unos 20 kilómetros. Al menos 67 palestinos —entre milicianos y civiles, incluidos 17 niños— han muerto en las incursiones aéreas desde el lunes en la mayor escalada del conflicto entre ambas partes desde la guerra que golpeó el territorio gazatí en 2014. A causa del disparo de más de un millar de cohetes desde el enclave han perecido siete personas en Israel, entre ellas dos menores y un soldado, con lo que el balance de fallecidos en apenas dos días supera los 70.

Shamay no tenía que repartir el correo. Casi toda la actividad civil ha sido suspendida en el sur y el centro del país. Más de un millón de niños se quedaron en casa con sus familias, sin colegio, al pie del refugio. En el abrigo antibombardeos que las vecinas del número 1 de la calle de Harum no tenían. Allí, el cohete reventó la parte posterior de la vivienda, donde se encontraban Noemí Naom, de 90 años, que sufrió heridas muy graves, y la trabajadora india Sumya Santosh, de 32 años, que la cuidaba a causa de una incapacidad parcial y falleció en el acto. El cartero todavía no oye bien tras la ensordecedora explosión.

En el hospital Barzilay, al que se llegaba tras atravesar una ciudad fantasma entre un silencio solo roto por el ulular de las sirenas de alarma, se halla ingresada en la unidad de cuidados intensivos Noemí Naom en estado crítico. El centro sanitario es un búnker tras la caída de más de 260 proyectiles sobre la población en menos de 48 horas. A dos plantas subterráneas a prueba de bombas, que solo se abren en tiempo de grave conflicto, se han trasladado el paritorio y el servicio de neonatos, entre otros. “La gente de Ashkelon sufre estrés crónico”, reconocía el doctor Jonathan Rieck, jefe de urgencias. El día anterior tuvo que atender a un centenar de heridos, en su mayoría leves, en pocas horas. Como en la guerra de Gaza de 2014.

Pagar el precio

Israel y Hamás se han lanzado a una conflagración abierta en tres días de hostilidades. La escalada desatada tras el disparo de cohetes sobre Jerusalén, que se atribuyó Hamás el lunes, entró en la madrugada de este miércoles en una espiral descontrolada. Las operaciones militares arrasaron edificios de varias alturas que albergaban dependencias de partidos y milicias islamistas, y cuyos vecinos habían sido evacuados. Medio centenar de inmuebles, entre ellos las comisarías, quedaron destruidos por los misiles de la aviación israelí.

Fue una noche de asesinatos selectivos de 16 mandos clave de las milicias de Hamás y la Yihad Islámica. Guiados por el Shin Bet (el servicio de inteligencia interior), drones y cazas de la Fuerza Aérea liquidaron a Bassem Issam, comandante de las Brigadas Ezzedin Al Qassam, brazo militar de Hamás, en la ciudad de Gaza, y a otros jefes de unidades y directores técnicos de la producción y lanzamiento de cohetes, así como a Hasan Kaogi, responsable del servicio de contraespionaje en la Franja. Según ha informado el ejército israelí, la aviación alcanzó los domicilios del comandante de Jan Yunis (en el sur del enclave), Rafah Salameh, y del jefe del aparato de inteligencia de la milicia, Mohamed Yizuri.

Un coche de policía israelí en llamas, tras una manifestación contra la ofensiva de Israel, este martes en la ciudad de Lod, al sur de Tel Aviv.
Un coche de policía israelí en llamas, tras una manifestación contra la ofensiva de Israel, este martes en la ciudad de Lod, al sur de Tel Aviv.- (AFP)

“Esto es solo el principio. Les vamos a golpear como nunca habían imaginado”, advirtió el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu. El jefe del Gobierno había llamado la víspera a “hacer pagar el precio” a los responsables de la oleada de ataques con cohetes en el sur del país, que se han extendido desde la zona periférica de la franja de Gaza hasta la ciudad de Beersheva, y en el centro, que han golpeado al área metropolitana de Tel Aviv.

El líder máximo de Hamás, Ismail Haniya, ha convocado a “una cruzada por Jerusalén”. “Si los israelíes quieren intensificar su ofensiva, la resistencia islámica está preparada. Y si quieren parar la escalada, también estamos listos”, aseguró Haniya en un comunicado en el que exigía a cambio el fin de los bombardeos sobre Gaza y la salida de las fuerzas de seguridad de la mezquita de Al Aqsa de Jerusalén, donde el pasado viernes se desencadenó una ola de violencia.


La retórica bélica hace presagiar que las hostilidades se van a prolongar, sin perspectivas de alcanzar una tregua a corto plazo, a pesar de los intentos de mediación internacionales. El jefe de la diplomacia de la Unión Europea, Josep Borrell, reclamó este miércoles el fin inmediato de la escalada de violencia para evitar un conflicto generalizado. “Es necesario tomar medidas para que el conflicto no afecte a la población de ambos bandos”, advirtió.

En Lod, en la zona central, murieron un hombre de 52 años y su hija, de 16, ambos miembros de la minoría árabe israelí, al recibir el impacto directo de un proyectil en su coche. La única víctima israelí no civil es un soldado cuyo vehículo sufrió el ataque de un misil antitanque lanzado por la Yihad Islámica junto a la frontera de Gaza. Un niño de seis años pereció también anoche tras una salva de disparos de misiles contra la ciudad de Sderot, en las inmediaciones de la Franja.

Las Fuerzas Armadas israelíes han reforzado con batallones de infantería y carros de combate las zonas fronterizas del enclave palestino. Más de 3.000 reservistas han sido movilizados por el mando de la División Sur. Un portavoz militar precisó que aún no estaba sobre la mesa del Estado Mayor una intervención terrestre como la Operación Margen Protector, que se prolongó durante casi dos meses en el verano de 2014. La misma fuente señaló que al menos 30 mandos y miembros de las milicias gazatíes han muerto desde el inicio, en la tarde del lunes, en la Operación Guardián del Muro.

Estado de emergencia por la protesta de los árabes israelíes

Tras una noche de disturbios con más de 150 árabes detenidos, en la que ardió una sinagoga y varios vehículos quedaron calcinados en Lod (a 15 kilómetros de Tel Aviv), el Gobierno israelí declaró este miércoles el estado de emergencia en una ciudad con población árabe por primera vez desde 1966. Hasta entonces, los palestinos que permanecieron en el territorio de Israel tras su nacimiento como Estado, en 1948, estuvieron sometidos a un régimen de excepción. El estallido de Lod, una de las llamadas ciudades mixtas en Israel, se desató tras la muerte a tiros de un joven árabe ocurrida el lunes en una reyerta con un grupo de judíos. Las protestas que se desencadenaron en la noche del martes, tras el entierro del joven, fueron reflejo del malestar de una quinta parte de la población del país que aún se sigue considerando sometida a una ciudadanía de segunda clase.

Otras ciudades de la minoría árabe israelí como Acre, Nazaret y Um al Fahm (norte) y Jaffa (en la periferia de Tel Aviv) fueron también escenario de enfrentamientos entre las fuerzas de seguridad y manifestantes que querían mostrar solidaridad con los palestinos de Jerusalén y de la franja de Gaza con una misma bandera nacional.

“Hemos perdido el control de la situación por completo”, dijo en televisión el alcalde de Lod, Yair Revivo. El primer ministro, Benjamín Netanyahu, y el ministro de Defensa, Benny Gantz, se trasladaron a la ciudad para participar en una reunión de evaluación de seguridad. El presidente del Estado de Israel, Reuven Rivlin, equiparó el estallido de violencia a un “pogromo” como los que sufrieron los judíos en Europa oriental hasta el siglo XX.

La policía de fronteras (cuerpo militarizado) ha desplegado 16 batallones de refuerzo en Lod, donde anoche entró en vigor un toque de queda desde las 20.00 hasta el amanecer para contener la revuelta.

La crisis se ha extendido también a Cisjordania, donde se han producido enfrentamientos con el Ejército en puestos de control fronterizos, y donde se ha producido la muerte de tres palestinos en choques con el ejército desde el lunes. En Jerusalén, según anticipó un portavoz policial, se ha reforzado el despliegue de las fuerzas de seguridad en previsión de incidentes en las festividades que siguen al mes sagrado musulmán del Ramadán.

En Israel, el conflicto de Gaza ha afectado a infraestructuras críticas, como el aeropuerto internacional de Ben Gurion, al sureste de Tel Aviv, que ha visto limitadas sus operaciones.


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Sobre la firma

Juan Carlos Sanz
Es el corresponsal para el Magreb. Antes lo fue en Jerusalén durante siete años y, previamente, ejerció como jefe de Internacional. En 20 años como enviado de EL PAÍS ha cubierto conflictos en los Balcanes, Irak y Turquía, entre otros destinos. Es licenciado en Derecho por la Universidad de Zaragoza y máster en Periodismo por la Autónoma de Madrid.

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