Presidenta Le Pen, una posibilidad “nada desdeñable”, alerta un estudio
Una fundación de centroizquierda alerta en un informe de la creciente normalización del ideario de la dirigente, y considera “imperativo” recuperar el voto de las clases populares
En abril de 2022 habrá nuevas elecciones presidenciales en Francia. Y se cumplirán 20 años desde la primera vez que el entonces Frente Nacional, hoy Reagrupamiento Nacional (RN), llegó a la segunda vuelta. Lo que en aquel momento constituyó una sorpresa que logró que Francia votara en bloque contra la llegada al poder de la ultraderecha de manos de Jean-Marie Le Pen se ha convertido en la nueva normalidad: en 2017, la hija y heredera política de Le Pen, Marine, también llegó a la segunda vuelta y las encuestas de cara al año que viene la vuelven a situar, de forma consistente, en la última ronda. Lo que ahora puede cambiar es el resultado final: ¿Y si falla en 2022 el cordón sanitario y Emmanuel Macron no logra esta vez frenar la llegada al Elíseo de la extrema derecha?
Es lo que se plantea la Fundación Jean-Jaurès en un “análisis de riesgo” de la candidatura de Le Pen, según sus autores, publicado este miércoles, cuando se cumplen 19 años de la victoria in extremis de la Unión por un Movimiento Popular (UMP) para aupar a Jacques Chirac contra Le Pen padre, el 21 de abril de 2002. Sus conclusiones, que se unen a las numerosas encuestas que desde hace meses sitúan con fuerza a Le Pen hija en la segunda vuelta de 2022, resultan inquietantes: “A poco más de un año de las próximas elecciones, la victoria final de Marine Le Pen es una posibilidad nada desdeñable”, concluyen los autores del análisis para el reputado centro de estudios políticos de centroizquierda.
Los responsables identifican tres variables que podrían inclinar la balanza a favor de Le Pen, y en todas ellas ven “motivos de inquietud”. Por un lado, señalan, la estrategia de “desdiabolización” del RN “está dando sus frutos: la opinión sobre la candidata RN ha mejorado desde el comienzo del mandato de Macron”.
Más compleja es una posible transferencia de votos del partido de derechas tradicional Los Republicanos al RN en la segunda vuelta, aunque no imposible. Es cierto que en prioridades económicas en “el núcleo del voto de derechas” sigue habiendo diferencias. Pero en materia sociocultural —cuestiones como si el islam es compatible con la sociedad francesa la idea “autoritaria” de que el país necesita “un verdadero jefe para poner orden”, o hasta sobre el restablecimiento de la pena de muerte— hay una “convergencia programática innegable” entre la derecha tradicional y la extrema derecha que permiten “considerar pasarelas importantes entre las dos formaciones en una segunda vuelta”.
Finalmente, en lo que se refiere a Macron, aunque sigue presentando una “base sólida” para la primera vuelta, su mandato “suscita un rechazo importante en el resto de la población” que hace temer una abstención importante en caso de un nuevo duelo final con Le Pen.
La clave: las clases populares
¿Cómo evitar una presidenta Le Pen? Para la Fundación Jean-Jaurès, “no parar el combate político contra las ideas de extrema derecha” es fundamental en momentos en que “la simple oposición moral, la mera estigmatización [del RN] se muestra bastante ineficaz”. También considera “imperativo” recuperar el voto de las clases populares que antaño votaban a la izquierda y en las últimas décadas han ido decantándose cada vez más por la ultraderecha: Le Pen obtuvo en la primera ronda en 2017 más del 30% de los votos obreros, de asalariados y de desempleados, unas cifras que según algunas encuestas se mantendrán el año que viene. El informe llama asimismo a reformar el sistema electoral a dos vueltas —aunque para 2022 sea ya demasiado tarde— que ha llevado en los últimos años en demasiadas ocasiones a votar más para evitar la victoria de un candidato que por convicción del otro.
“En 2002, el ascenso a segunda vuelta de Jean-Marie Le Pen fue una sorpresa generalizada. Tener en cuenta el riesgo que constituye Marine Le Pen —un riesgo limitado, pero bien real— es indispensable para que el vigésimo aniversario del 21 de abril de 2002 no se vea marcado por la sorpresa de la candidata de extrema derecha al frente de Francia”, subraya.
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