Bolsonaro pone al frente del Ejército al general que ha frenado los contagios en los cuarteles
Los nombramientos privilegian la antigüedad tradicional en los relevos de la cúpula militar brasileña
El ministerio de Defensa de Brasil ha anunciado este miércoles por la tarde los nuevos comandantes de las Fuerzas Armadas. El general Paulo Sérgio Nogueira de Oliveira es el hombre elegido para dirigir el Ejercito, el almirante Almir Garnier queda al frente de la Armada y el teniente general Carlos Almeida Baptista junior lidera la Fuerza Aérea. La anterior cúpula militar renunció en bloque este martes descontenta con las crecientes presiones del presidente, Jair Bolsonaro, para que los militares en activo se impliquen en sus batallas políticas.
Esa renuncia colectiva sumada a la destitución la víspera del ministro de Defensa ha abierto una crisis militar inédita que se suma a la crisis de Gobierno abierta por Bolsonaro con el cambio de seis ministros el lunes. Además, Brasil sufre gravísimos estragos por el coronavirus. Este miércoles ha batido un nuevo récord al sumar 3.869 fallecidos.
La elección del general de Nogueira de Oliveira sorprende porque su nombre no estaba entre los favoritos de Bolsonaro. Hasta ahora era el jefe del área de Salud del Ejército y por tanto el responsable de haber implantado la estrategia que ha logrado que el impacto del coronavirus en los cuarteles sea ínfimo comparado con la descomunal crisis sanitaria que sufre Brasil.
Esta misma semana el alto mando explicaba en una entrevista su receta, que incluye una especie de confinamiento (trabajo remoto para los de riesgo, reclutas sin visitas a casa y suspensión de las ceremonias), unido a mascarilla, distancia social, test para detectar casos y aislamiento inmediato de los infectados. Una política que contrasta con el discurso y los actos del presidente, que este mismo miércoles ha insistido en que la gente necesita salir a trabajar pese a que varias capitales han decretado confinamientos para frenar contagios.
El general Nogueira de Oliveira declaró esta semana en una entrevista con el diario Correio Braziliense que “todas las medidas sanitarias, recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), corroboradas por nuestras directrices de salud, se aplican estrictamente en nuestros cuarteles. Esta es una fuerza disciplinada”. Detalló también que la tasa de mortalidad en las filas del Ejército es del 0,3% frente al 2,5 de la población civil.
El recién estrenado ministro, Walter Braga Netto, ha favorecido en cierta manera el criterio de antigüedad y no realizó una serie de ascensos por motivos estrictamente políticos o en consonancia directa con el presidente Bolsonaro. Dos oficiales en la reserva han declarado a este diario que el ministro aparentemente quiere evitar una señal de que los cuarteles están totalmente politizados y que podrían sumarse a un intento de golpe por parte del ultraderechista.
El politólogo Alexandre Fuccille, un profesor de la Universidad Estatal Paulista que investiga sobre Defensa, sostiene que “as Fuerzas (Armadas) están politizadas desde hace algún tiempo. Mantienen una posición conservadora y antiizquierdista. Desde la redemocratización, han admitido algunos cambios, pero dentro de ciertos límites. La formación de sus oficiales, por ejemplo, no ha cambiado. En las escuelas oficiales de formación todavía se dice que no hubo golpe militar en 1964 “, explica.
Los nombramientos se han anunciado precisamente en el 57 aniversario del golpe, exaltado en su estreno por el nuevo ministro con una nota que ha llegado a todos los cuarteles.
La principal preocupación entre los mandos militares era que el presidente ignorara la larga fila de ascensos y nominara al quinto o sexto general de mayor edad. El vicepresidente, que también es militar, ha advertido sobre el asunto horas antes. “Creo que la elección debe hacerse en base al principio de antigüedad, entre otras cosas porque fue un reemplazo que no estaba previsto. Cuando se trata de un reemplazo planificado, es diferente. Entonces, uno elige dentro de la antigüedad y sigue la pelota “, explicó el general Hamilton Mourão.
Bolsonaro ha tomado una “decisión salomónica”, según el diario Folha de S. Paulo, al elegir a tres hombres que se complementan y combinan cercanía con el jefe del Ejecutivo y buena relación con el ministro de Defensa saliente, Fernando Azevedo.
De Oliveira era el tercero en la escala de antigüedad y no el primero, de modo que su nombramiento supone una ruptura de la tradición. Pero no la primera. La presidenta Dilma Rousseff también se saltó el orden habitual, recuerda Estadão.
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