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Minneapolis busca un ajuste de cuentas en el juicio por la muerte de George Floyd

Las autoridades despliegan a la Guardia Nacional en la antesala del proceso al expolicía Derek Chauvin, provocando el disgusto de la comunidad negra

Antonia Laborde
Disturbios Minneapolis
Un grupo de manifestantes en Minneapolis el pasado mayo contra la brutalidad policial hacia los negros tras la muerte de George Floyd.John Minchillo (AP)

La tumba simbólica de George Floyd se ubica a 2.000 kilómetros del cementerio tejano donde lo enterraron. Yergue en la esquina de Minneapolis (Minnesota) donde el pasado 25 de mayo el afroamericano perdió la conciencia -después falleció en el hospital- bajo custodia policial, convertida en una zona de peregrinación.Los activistas tienen bloqueado el acceso a los vehículos a la que denominan plaza de George Floyd bajo el lema Sin justicia, no hay calles, en un vecindario donde los grafitis reflejan el suceso que detonó la mayor ola de protestas contra el racismo en medio siglo e hizo arder la ciudad. El descaro del memorial choca con la imagen del tribunal completamente vallado a la espera del comienzo este lunes del juicio a Derek Chauvin, el expolicía que asfixió a Floyd durante ocho minutos y 46 segundos. “Se respira el caos”, advierte en la víspera Kenneth, de 30 años, vecino del área.

Mientras la comunidad afroamericana se prepara para que se haga justicia por la muerte de quien se ha convertido en mártir del movimiento racial, las autoridades disponen la ciudad para el fantasma de la violencia y ha invertido, según la revista TIME, más de 600.000 dólares en barreras de hormigón intercaladas con alambre de espino para proteger edificios federales y estaciones de policía. Además, más 2.000 miembros de la Guardia Nacional estarán desplegados durante el juicio y otros 3.000 agentes de policía de todo el Estado estarán preparados para posibles disturbios. Se ven ya algunos militares cerca del Ayuntamiento y del tribunal del condado de Hennepin, donde tendrá lugar el juicio a Chauvin.

En torno a un hoguera improvisada frente a la esquina de la calle Chicago con la 38, lugar del suceso, Julia Johnson, portavoz de Black Vision, una organización que lucha por “la liberación negra” en Minnesota, sostiene este sábado que la “hipermilitarización” de la ciudad es una bofetada para los suyos. “Demuestra que la intención de las autoridades es que aumente la violencia en nuestras comunidades que ahora mismo están de duelo”, apunta.

El juicio a Chauvin, acusado de asesinato en segundo grado, asesinato en tercer grado y homicidio en segundo grado, abre las heridas del movimiento por la justicia racial en una ciudad elogiada por su progresismo, pero hogar de algunas de las mayores disparidades raciales de Estados Unidos: una familia negra promedio de Minneapolis gana menos de la mitad que una blanca, según datos de la Oficina del Censo de 2018. Cerca de una cuarta parte de las familias negras son propietarias de su casa, en contraste con el 76% de las blancas. Además, el juicio llega después de un año de pandemia, que se ha cebado con la población afroamericana más allá de los muertos. El año pasado, casi uno de cada dos trabajadores negros estaba desempleado, frente a uno de cada cuatro blancos.

Este caldo de cultivo para el descontento social estalló con la muerte de Floyd, de 46 años y padre de cinco hijos, cuya agonía bajo la rodilla de un policía blanco dio la vuelta al mundo gracias a un vídeo ciudadano. La activista Sara Kettering, de 32 años, sostiene por teléfono que la ola de protestas desatada en Minneapolis fue “un ajuste de cuentas por un racismo sistemático que se viene experimentando desde la esclavitud”. Lamenta “la sensación de temor” que transmite la alta presencia policial en las calles y entiende que tantos negocios hayan decidido blindarse ante posibles protestas. “Yo no me siento más segura que hace un año”, comenta.

Desde el inicio de la pandemia, EE UU ha sido testigo de un incremento de la violencia en las calles. En Minneapolis, los delitos violentos se dispararon en un 21%, según su Departamento de la Policía y hubo 553 víctimas de disparos en 2020, el doble que en 2019 y el mayor registro en los últimos 15 años, que recuerda las cifras de mediados de los noventa cuando se hablaba de “Murderapolis” (“murder” significa asesinato). En diciembre pasado, el consejo municipal aprobó un recorte de 7,7 millones de dólares a los 179 de presupuesto para el departamento de policía. El dinero cercenado se destinará a equipos de trabajo enfocados en salud mental y a contratar más personal en la oficina de prevención de violencia, entre otras iniciativas.

El sindicato de la policía de Minneapolis rechazó hacer comentarios a este periódico sobre su desprestigio desde la muerte de Floyd. Su sede, tapiada por completo, parece abandonada. En el muro trasero, está pintado en tinta negra el rostro de George Floyd. La figura del símbolo del movimiento social está por todas partes. A veces, en una calle perdida, se lee “No puedo respirar”, la frase que repitió 20 veces antes de morir. Corenia Smith, directora de la campaña Yes 4 Minneapolis, que busca reemplazar el Departamento de Policía de Minneapolis por un nuevo Departamento de Seguridad Pública, critica este sábado en el memorial de Floyd que la policía “no se dedica a prevenir la violencia”. “Llegan después de que los hechos están consumados y aumentan la violencia en vez de revertirla”, lamenta, esperanzada en que su comunidad vote para cambiar el sistema.

Para este domingo está prevista una vigilia en la plaza George Floyd liderada por la familia del difunto. A mediados de este mes, la corporación municipal de Minneapolis votó unánimemente pagar a la familia 27 millones de dólares (unos 22,6 millones de euros), la cantidad más alta jamás alcanzada en un acuerdo prejudicial en un caso de violencia policial. El reverendo y activista por los derechos de los negros estadounidenses, Al Sharpton, también acudirá al evento conmemorativo previo al juicio. “Debemos seguir apoyando a la familia Floyd en la búsqueda de la justicia y la rendición de cuentas”, publicó este viernes, “y como siempre”, continúo, “manifestándonos contra la reiterada violencia contra los negros por parte de los agentes de policía”.

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Sobre la firma

Antonia Laborde
Periodista en Chile desde 2022, antes estuvo cuatro años como corresponsal en la oficina de Washington. Ha trabajado en Telemundo (España), en el periódico económico Pulso (Chile) y en el medio online El Definido (Chile). Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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