La ofensiva del Ejército de El Asad provoca una nueva oleada de desplazados
Las tropas regulares sirias recuperan el 43% de la última provincia insurrecta del país
El Ejército regular sirio ha proseguido este jueves su avance sobre la provincia insurrecta de Idlib, en el noroeste del país. Las tropas del presidente Bachar el Asad han intensificado en los últimos días la ofensiva terrestre contra la alianza yihadista Hayat Tahrir al Sham, liderada por la antigua filial de Al Qaeda en Siria. Al menos 125.000 civiles han huido hacia Turquía en los últimos seis días, según el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos (OSDH), que cifra en 66 —18 de ellos menores— los civiles muertos en la región en lo que va de año.
El pasado martes, el Ejército sirio recuperó el control de Maarat al Numan, estratégica localidad en el sureste de la provincia de Idlib, la única de Siria que permanece mayoritariamente bajo control rebelde. “Tendremos que limpiar primero los poblados al este de Maarat al Numan y asegurar la ciudad para proseguir hacia Saraqib”, relata vía WhatsApp un oficial sirio amparado en el anonimato. La reconquista, casi ocho años después, de Maarat al Numan por parte del Ejército sirio permite a Damasco recuperar una pieza clave para controlar la autopista que conecta la capital del país con Alepo, la segunda ciudad del país.
La ofensiva terrestre lanzada este mes se integra en una operación más amplia iniciada por Damasco el pasado abril y en la que las tropas de El Asad han logrado recuperar el 43% de Idlib, según cálculos del OSDH. La provincia representa una décima parte del territorio nacional y acoge a casi tres millones de civiles, muchos de ellos desplazados internos por el conflicto que desangra el país desde 2011.
“La prioridad para Damasco ahora es el control de la autopista M5, crucial para reactivar el comercio y la marchita economía en el país”, valora un diplomático europeo en Beirut. “El Asad está determinado a recuperar [la provincia de] Idlib y Turquía ha demostrado no tener control alguno sobre las facciones yihadistas que allí luchan”, acota. Expertos militares consultados estiman en más de 15.000 los milicianos que combaten en Idlib, de los cuales un tercio serían extranjeros.
A las fuerzas terrestres del Ejército sirio se suman los aviones de combate sirios y rusos que bombardean intensamente las localidades insurrectas para facilitar el avance de las tropas de El Asad. La última semana de combates ha dejado al menos 300 uniformados muertos, entre milicianos yihadistas y soldados sirios.
“Hemos registrado en estas últimas semanas de ofensiva más de 130 víctimas civiles, de las cuales 40 eran menores”, lamenta en mensajes de voz y desde Idlib el doctor Munzer Khalil, responsable médico de la provincia rebelde. Los bombardeos de este jueves en Ariha, una localidad 30 kilómetros al norte de Maarat al Numan, provocaron al menos una decena de muertos.
La ONU calcula que hasta 700.000 civiles de Idlib —y en menor medida del este de la provincia de Alepo— se han visto obligadas a escapar de sus hogares desde el pasado abril. Por su parte, Anadolu, la agencia de noticias estatal turca, cifra en medio millón quienes, desde noviembre, se han refugiado en zonas cercanas a la frontera con Turquía.
En el lado sirio de dicha frontera, la Media Luna Roja y la Agencia de Gestión de Desastres y Emergencias de Turquía (AFAD) están levantando refugios de cemento para acoger a los desplazados, según informó la pasada semana el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, durante una comparecencia junto a la canciller alemana, Angela Merkel, quien ofreció financiación para estos nuevos campos de refugiados. La agencia estatal de noticias siria, SANA, ha asegurado que docenas de civiles han sido evacuados recientemente de Idlib a través dos corredores humanitarios habilitados por el Ejército regular.
Otra tregua fallida
Este miércoles, Erdogan acusó a Rusia de “no cumplir” con los acuerdos pactados. El mandatario turco y su homólogo ruso, Vladímir Putin, acordaron a inicios de mes un alto el fuego en Idlib como patrocinadores que son de las principales fuerzas en liza: las facciones rebeldes y yihadistas, de un lado, y el Ejército de El Asad, del otro.
De nuevo, el alto el fuego ha caído en saco roto sin lograr evitar el recrudecimiento de las hostilidades ni el avance de las tropas regulares sirias. Por ello, Erdogan advirtió de que “la paciencia [de Turquía] tiene un límite” y de que su país está dispuesto a “hacer lo que sea necesario”. El Ejército turco ha enviado refuerzos blindados al área fronteriza y hacia los 13 puntos de observación que mantiene alrededor de Idlib. Tres de ellos se hallan ya en territorio del Gobierno sirio al haber quedado engullidos por el avance de sus tropas.
Con todo, la capacidad de maniobra turca es escasa una vez descartado el enfrentamiento directo con Rusia, lo que desbarataría el llamado Proceso de Astaná (Kazajistán), en el que ambos países, junto a Irán, tratan de marcar una hoja de ruta para salir del conflicto. La ofensiva de Damasco ha coincidido con la visita del enviado especial de la ONU para Siria, Geir Pedersen, a Damasco, donde se ha reunido este jueves con el ministro de Exteriores sirio, Walid Mouallem. Se trata del cuarto enviado de la ONU para un país en guerra desde 2011.
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