Israel instala detectores de túneles en la frontera con Líbano en medio de la tensión con Irán
El Ejército destruyó el año pasado seis pasadizos de infiltración excavados por Hezbolá
Después de haber destruido en el último año al menos seis túneles de infiltración horadados por la guerrilla de Hezbolá bajo la frontera libanesa, el Ejército de Israel ha comenzado a instalar este domingo un sistema de sensores para detectar la excavación de nuevos pasadizos subterráneos desde el país vecino. El despliegue de la “infraestructura tecnológica” se produce en medio de la escalada de la tensión regional con Irán, que apadrina al partido-milicia chií de Líbano, tras la muerte hace dos semanas del general de la Guardia Revolucionaria iraní Qasem Soleimani en un ataque de Estados Unidos.
El nuevo sistema defensivo israelí está siendo instalado a gran profundidad mediante sensores sísmicos y acústicos destinados a “detectar e identificar actividades de construcción subterránea a lo largo de la frontera”, según informó el portavoz internacional de la Fuerzas Armadas, teniente coronel Jonathan Conricus. Este oficial precisó que no se estaba perforando para construir un muro subterráneo, como en el que se trabaja en los últimos tres años en torno en la franja de Gaza, con un costo de 800 millones de euros. “Se trata de una tecnología original que se adapta a la características del terreno”, aseguró el portavoz castrense, “y obedece a una medida de precaución tras la eliminación de todos los túneles descubiertos anteriormente”.
El despliegue de los sensores ha comenzado en el kibutz Misgav Am, enclave rodeado de vallas y alambradas en la misma línea fronteriza, una de las poblaciones más expuestas a un ataque de la milicia chií. Los 360 habitantes de esta antigua granja colectiva tuvieron que ser evacuados en 2006 en la guerra que enfrentó a Israel con Hezbolá, una contienda que se prolongó durante 34 días y se cobró la vida de 1.200 libaneses y 165 israelíes.
El conflicto soterrado ha reemergido periódicamente en forma de escaramuzas desde entonces. La Línea Azul, divisoria internacional entre Israel y Líbano, ha sido escenario de continuos incidentes. El último, en septiembre del año pasado bordeó el estallido de un conflicto abierto tras el disparo de cohetes desde Líbano contra una base militar. En la región de la Alta Galilea, unidades israelíes del cuerpo de ingenieros emprendieron desde finales de 2018 la denominada Operación Escudo del Norte, dirigida a contrarrestar la amenaza de los túneles excavados por Hezbolá.
Israel se ha apresurado a notificar el inicio de la perforación del sistema de detección de túneles a La Fuerza Interina de Naciones Unidas para la Líbano (Finul), desplegada en el sur del país vecino. También asegura que todos los trabajos se están efectuando en su sector de la frontera, cuyo trazado es disputado por el Gobierno de Beirut. A raíz del conflicto de 2006, el Consejo de Seguridad amplió hasta 10.800 los cascos azules desplegados en la Finul.
Esta fuerza multinacional incluye a 600 militares españoles, que tienen su base de operaciones en la población libanesa de Marjayún, situada a apenas 15 kilómetros del lugar donde Israel ha comenzado a horadar para instalar el nuevo sistema defensivo. Hace ahora cinco años, un disparo de la artillería israelí durante un enfrentamiento con la milicia de Hezbolá acabó con la vida del cabo español Javier Soria Toledo.
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