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Julián Castro da su apoyo a Elizabeth Warren en las primarias demócratas

El que fue el único candidato latino de las primarias es el primero en declarar su preferencia después de abandonar la carrera

Pablo Ximénez de Sandoval
Julián Castro, en campaña el pasado octubre.
Julián Castro, en campaña el pasado octubre.AFP

La campaña de las primarias demócratas para las elecciones presidenciales de 2020 vio este lunes el primer movimiento relevante entre la decena de candidatos que han abandonado la carrera. Julián Castro, el único candidato latino, que abandonó el pasado 2 de enero, anunció que otorga su apoyo a la senadora Elizabeth Warren y hará campaña por ella. Castro es el primero de la decena de candidatos que se han retirado de la carrera que apoya a uno de los favoritos. Para la senadora Warren supone un importante apoyo a la hora de llegar al público hispano.

Julián Castro suspendió su campaña después de unos resultados decepcionantes y de no haber podido clasificarse para los dos últimos debates demócratas. A pesar de elevar su perfil en los primeros debates y de tener cierto predicamento entre organizaciones de derechos civiles, la campaña nunca despegó en las encuestas. Castro centró su mensaje en los más débiles de la economía norteamericana y fue el único candidato en hablar de los más pobres.

La senadora Elizabeth Warren es una de las favoritas del ala izquierdista del partido junto con el senador Bernie Sanders. Ambos están en el cuarteto de cabeza de las encuestas a 27 días de los caucus de Iowa junto con el exvicepresidente Joe Biden y el alcalde Pete Buttigieg. Entre los cuatro, el líder en intención de voto entre el público latino es Sanders.

Julián Castro estaba convencido de que podía destacar en las primarias de los estados donde tiene más importancia el voto latino. La hoja de ruta era sobrevivir a Iowa y New Hampshire, donde es inexistente este ángulo político, sacar un buen resultado en Carolina del Sur, donde pesa el voto de los afroamericanos, y quedar destacado en Nevada, donde el voto latino y sindical es absolutamente imprescindible para ganar. De ahí, podía aspirar a sacar un buen resultado en California, Arizona y Texas. Los números de las encuestas y la precariedad económica de su campaña, sin embargo, no le permitieron llegar.

El predicamento que Castro puede atener en el voto hispano se pone ahora al servicio de la campaña de Elizabeth Warren. La senadora no ha construido una campaña en el suroeste tan sólida como la de Sanders. La presencia de Castro en su equipo le puede dar acceso al voto hispano de Nevada, California y Texas.

“Hoy anuncio con orgullo mi apoyo a Elizabeth Warren como presidenta”, escribió Castro en Twitter en la mañana del lunes. “Elizabeth y yo compartimos una visión de América en la que todo el mundo cuenta. Una América donde la gente, no los ricos y los que tienen buenos contactos, son la prioridad. Estoy orgulloso de unirme a ella para lograr un cambio grande y estructural”, dijo Castro, haciendo suyo el lema de campaña de Warren. El tuit iba acompañado de un video de los dos hablando en una cocina.

Hasta 25 personas relativamente conocidas llegaron a presentarse a las primarias demócratas. De esas quedan 14. Solo 10 se clasificaron para el último debate. Aún así, son las primarias más pobladas de este siglo. Cada un de los candidatos que se han retirado se lleva consigo el prestigio y las redes de voluntarios y donantes que hayan conseguido, así como cierto predicamento en los sectores del partido en los que inspiraron confianza. Por tanto, su apoyo es codiciado entre los que quedan en la carrera, igual que el de los cargos electos del partido en Washington o en gobernaturas. Nombres como la senadora Kamala Harris, Beto O’Rourke o el alcalde Bill de Blasio no han insinuado aún su preferencia, probablemente esperando a que se reduzca un poco más el elenco.

Siendo alcalde de San Antonio, Texas, Castro elevó su perfil en el partido considerablemente durante la convención demócrata de 2012, cuando dio un discurso que a muchos les recordó al discurso con el que Barack Obama sedujo al partido en 2006. Ya en la anterior carrera presidencial su nombre estaba en las quinielas para ser el candidato a vicepresidente de Hillary Clinton. En el anuncio de Castro y Warren ni siquiera se insinúa que Castro pudiera ser el elegido como compañero de candidatura en caso de que ella llegara a ser la nominada por el partido.

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Sobre la firma

Pablo Ximénez de Sandoval
Es editorialista de la sección de Opinión. Trabaja en EL PAÍS desde el año 2000 y ha desarrollado su carrera en Nacional e Internacional. En 2014, inauguró la corresponsalía en Los Ángeles, California, que ocupó hasta diciembre de 2020. Es de Madrid y es licenciado en Ciencias Políticas por la Universidad Complutense.

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