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El Ejército etíope avanza sobre la capital de la región de Tigray mientras 27.000 refugiados huyen a Sudán

El Frente de Liberación del Pueblo Tigray acusa a las fuerzas gubernamentales de bombardear a civiles y llama a los ciudadanos a expulsar a “los invasores”

Refugiados etíopes en la región de Qadarif, en el este de Sudán, este martes.
Refugiados etíopes en la región de Qadarif, en el este de Sudán, este martes.marwan ali (AP)
José Naranjo

El Ejército etíope avanza y se encuentra a unos 125 kilómetros de Mekele, la capital de la región norteña de Tigray, según anunció este miércoles el jefe de las Fuerzas Armadas federales, el teniente general Berhanu Jula. “El Ejército vence en todos los frentes. El Frente de Liberación del Pueblo Tigray (TPLF) está rodeado”, dijo a los medios. Mientras Addis Abeba afirma controlar cada vez más ciudades de la región y que el final del conflicto se podría alcanzar en unos 10 días, el líder tigrayano, Debretsion Gebremichael, aseguró que sus fuerzas están provocando “numerosas pérdidas y derrotas al enemigo”, aunque sin dar detalles al respecto. Desde que comenzó el conflicto hace un par de semanas, unas 27.000 personas han buscado refugio en la vecina Sudán.

El Gobierno etíope aseguraba este martes controlar numerosas ciudades del este de la región, particularmente Mehoni, desde donde los soldados avanzan hacia Mekele; así como toda la zona oeste y la ciudad de Shire, en el norte, en su marcha hacia la emblemática localidad de Aksum. La guerra que atraviesa el norte de Etiopía desde el pasado 4 de noviembre entre el Ejército federal y el TPLF, que gobierna en la región de Tigray, se ha convertido ya en “una crisis humanitaria a gran escala”, según la ONU, con al menos 27.000 refugiados que han huido al país vecino, a un ritmo de 4.000 personas cada día atravesando la frontera.

Las autoridades centrales han acusado al TPLF de haber dinamitado cuatro puentes de acceso a la capital en su intento de frenar el citado avance. Sin embargo, los líderes tigrayanos no solo niegan la destrucción de los puentes, según Reuters, sino que ofrecen una versión diferente de la evolución del conflicto y aseguran que han logrado numerosas victorias militares, aunque sin dar detalles. “Hemos infligido duras derrotas sobre todos los frentes al Ejército que ha venido a atacarnos”, aseguró mediante un comunicado Gebremichael. “Llamo a todos los tigrayanos a salir en masa para expulsar a los invasores y para continuar infligiendo grandes pérdidas y derrotas al enemigo”, añadió.

En una constante guerra de propaganda, las autoridades regionales insistieron en que Tigray se había convertido en “un infierno para sus enemigos”. Aseguraron que cientos de miles de personas habían tenido que abandonar sus hogares a consecuencia del conflicto y acusaron al Ejército federal de bombardear “objetivos civiles inocentes”, como iglesias y casas particulares. La pasada semana, Amnistía Internacional denunció una masacre contra ciudadanos civiles en la localidad de Mai Kadra, en la que, según afirmaron testigos presenciales citados por esta organización, fuerzas leales al TPLF asesinaron con machetes y cuchillos a trabajadores de la etnia amhara por su pertenencia étnica y que no guardaban ninguna relación con el conflicto.

Pese a que el TPLF bombardeó en días pasados dos aeródromos en la región de Amhara y el aeropuerto de Asmara, la capital de la vecina Eritrea, el conflicto sigue centrado en Tigray donde las fuerzas federales atacan desde el aire depósitos de combustible y arsenales. El secretario de Estado estadounidense, Mike Pompeo, felicitó este martes a las autoridades eritreas por su contención y acusó a los tigrayanos de intentar desestabilizar el Cuerno de África entre el temor creciente de la comunidad internacional ante una posible extensión regional del conflicto. El Ejército eritreo está en alerta máxima.

Addis Abeba intenta tranquilizar a los países vecinos y aliados internacionales, como el propio Estados Unidos, asegurando que la guerra no se prolongará mucho. El ministro de Defensa etíope, Kenea Yadeta, explicó este martes que la operación militar entraba en su “fase final” y que concluiría en un periodo “de entre 10 y 15 días”, manifestó en una entrevista a la cadena alemana DW. Por su parte, el primer ministro Abiy Ahmed aseguraba a través de Twitter: “Nuestra campaña en la región de Tigray para defender el Estado de derecho avanza bien”. Y lanzaba una advertencia: “Aquellos que están cometiendo crímenes contra la humanidad y la paz deberán rendir cuentas. Seguimos firmes en nuestra determinación en pro de la justicia y el Estado de derecho”.

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Por otra parte, entre 200 y 300 soldados etíopes de etnia tigrayana que forman parte de la misión de paz de la Unión Africana (UA) en Somalia fueron desarmados por sus compañeros etíopes quienes expresaron dudas acerca de su lealtad, según ha informado Reuters citando fuentes diplomáticas.

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Sobre la firma

José Naranjo
Colaborador de EL PAÍS en África occidental, reside en Senegal desde 2011. Ha cubierto la guerra de Malí, las epidemias de ébola en Guinea, Sierra Leona, Liberia y Congo, el terrorismo en el Sahel y las rutas migratorias africanas. Sus últimos libros son 'Los Invisibles de Kolda' (Península, 2009) y 'El río que desafía al desierto' (Azulia, 2019).

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