El Partido Laborista readmite a Corbyn e irrita a las asociaciones judías del Reino Unido
El nuevo líder de la formación, Keir Starmer, mantiene su expulsión del grupo parlamentario
Diecinueve días ha durado la suspensión de militancia de Jeremy Corbyn, el anterior líder del Partido Laborista británico. El Comité Nacional Ejecutivo (NEC, en sus siglas en inglés) de la formación ha deliberado durante varias horas sobre el último comunicado del veterano político, publicado este mismo martes, y se ha dado por satisfecho. Las principales asociaciones judías del Reino Unido, con estrechos lazos históricos con la izquierda, han expresado su decepción e irritación con el nuevo líder, Keir Starmer. La decisión no estaba en sus manos. El NEC gozaba de plena autonomía para decidir o no imponer sanciones. Pero la respuesta de Starmer, a través de Twitter, muestra su voluntad de calmar las aguas y buscar la unidad del partido que prometió al hacerse con el cargo y que corría el riesgo de irse al traste con un castigo excesivo. “Sé que hoy ha sido otro día doloroso para la comunidad judía y para todos aquellos miembros del laborismo que han luchado tanto por combatir el antisemitismo”, ha escrito. “Conozco el daño que se ha causado y el trauma vivido por muchos. Tenemos un largo camino por delante, pero estoy absolutamente decidido a conseguir que el Partido Laborista sea un lugar seguro para el pueblo judío”. Starmer anunciaba horas después que mantenía su decisión de despojar a Corbyn de los cargos que ocupaba en el grupo parlamentario laborista. En la práctica, supone quitarle su condición de diputado, algo que entra dentro de las prerrogativas del líder del partido y que puede servir para aplacar los ánimos de los críticos.
Cuando el pasado 29 de octubre la Comisión para la Igualdad y los Derechos Humanos (EHRC) publicó un demoledor informe sobre los episodios de antisemitismo en el seno del Partido Laborista, Corbyn respondió a través de su página de Facebook con un comunicado en el que aseguraba que todo se había “exagerado y sobrevalorado por los enemigos del partido y por los propios medios de comunicación”. La respuesta de Starmer, aplaudida entonces por las asociaciones judías y el ala moderada del laborismo, fue fulminante. Suspendió de militancia a su predecesor, le retiró sus responsabilidades en el grupo parlamentario y ordenó la apertura de un expediente interno. El sector más a la izquierda del laborismo, como la corriente Momentum o el sindicato UNITE, que concentra el mayor número de afiliados del partido y es su principal fuente financiera, criticaron la dureza de la decisión y amenazaron con remover las aguas del mandato de Starmer.
Corbyn se ha quedado a un paso de expresar una disculpa completa, pero ha sido claro en el reconocimiento del error. “Lamento el dolor que todo este asunto ha causado a la comunidad judía y desearía que nada lo exacerbara o lo prolongara. Quiero ser claro: las preocupaciones sobre el antisemitismo no han sido ni exageradas ni sobrevaloradas”, ha escrito.
La tarde del martes ha sido un torrente de declaraciones a favor y en contra de la decisión. Comenzando por las propias asociaciones judías, que han arremetido contra el paso atrás que atribuyen directamente a Starmer. “La decisión de hoy solo servirá para envalentonar a los que están de acuerdo con Corbyn. Una vez más nos vemos en la obligación de recordar al Partido Laborista que Corbyn no es la víctima del antisemitismo del partido. Lo son los afiliados judíos”, aseguraba en una declaración pública el Movimiento Laborista Judío. “Al readmitir a Corbyn, el Partido Laborista ha vuelto a excusar el antisemitismo y ha demostrado su falta de voluntad de hacer frente a este problema”, ha asegurado Gideon Falter, presidente de la asociación Campaña contra el Antisemitismo. Y miembros veteranos de la formación, como la diputada Margaret Hodge, han mostrado también su decepción. “Un proceso interno de quejas dirigido por una facción, opaco y deficiente nunca estaba en condiciones de alcanzar un veredicto justo. Por eso la EHRC pidió al Partido Laborista que pusiera en marcha un procedimiento independiente”, ha escrito Hodge.
La clave de un final tan insatisfactorio para muchos, sin embargo, está en la respuesta de aprobación que ha mostrado el poderoso Len McCluskey, el líder sindical de UNITE: “La readmisión de Corbyn ha sido una decisión correcta, justa y unificadora”, ha dicho. “Como partido, debemos seguir hacia adelante y desarrollar las recomendaciones de la EHRC, así como redoblar nuestros esfuerzos para atraer a los votantes hacia el programa de compromisos expuesto por Starmer”.
El nuevo líder laborista se ha mostrado eficaz a la hora de hacer oposición al Gobierno de Johnson durante la pandemia, y ha logrado transmitir la idea de punto y aparte respecto a la era Corbyn. Dependerá de que su compromiso en erradicar las conductas antisemitas sea real que sea capaz de dejar atrás esta disputa y evitar que el laborismo sufra nuevos desgarros.
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