La presión de las protestas fuerza dimisiones entre la clase política en Beirut
Los manifestantes retornan con rabia a las calles para exigir elecciones anticipadas tras la explosión que ya ha dejado 159 muertos y más de 6.000 heridos
Las protestas que sacuden las calles de Beirut comienzan a generar reacciones potentes. La responsable de la cartera de Información de Líbano, Manal Abdel Samad, ha sido la primera de los 30 ministros que conforman el Gobierno en presentar su dimisión este domingo. Pocas horas después, el ministro de Medio Ambiente, Demianos Qattar, se sumó al efecto dominó de renuncias mientras que los de Defensa; Zeina Adra, Interior; Mohammed Fahmi y el de Finanzas; Ghazi Wazni han manifestado su intención de abandonar sus cargos. “Pido perdón al pueblo libanés cuyas aspiraciones hemos sido incapaces de colmar”, ha declarado la ministra Samad en respuesta a la indignación popular contra la élite política libanesa que este sábado llegó a su momento más álgido, después de nueve meses de protestas, con un balance de un policía muerto y más de 728 heridos. La colosal explosión de un almacén con 2.750 toneladas de nitrato de amonio en el puerto de Beirut el pasado martes, que ha dejado 159 muertos y más de 6.000 heridos, ha provocado el estallido definitivo.
Los asistentes exigen la salida en bloque de la élite política a la que responsabilizan del accidente y cuya onda expansiva ha sacudido también al Parlamento, donde nueve de los 128 diputados han presentado ya su renuncia. En la tarde del domingo, unos 2.000 manifestantes se han dirigido de nuevo al Parlamento para exigir la caída del Gobierno y elecciones anticipadas, una demanda que lanzó el sábado el primer ministro, Hassan Diab, que planteó adelantar los comicios como “única salida” a la situación. Fuerzas de seguridad y manifestantes se han vuelto a enzarzar este domingo en un intercambio de gases lacrimógenos, balas de goma y piedras.
“El pueblo debe hacerse con las instituciones estatales porque el Gobierno que tenemos vive en la desidia y no ha hecho nada en nueve meses de mandato”, gritaba en la noche del sábado y a las puertas del Ministerio de Asuntos Exteriores un extasiado Karim Bitar, manifestante en la treintena, pocas horas antes de ser desalojado a la fuerza por el Ejército libanés. “La comunidad internacional no debe darles una sola libra a esa panda de corruptos [por los políticos]”, pedían los manifestantes en alusión a la conferencia de donantes para Líbano que ha liderado Francia este domingo y que ha reunido más de 250 millones de ayuda urgente. En la tarde del sábado, miles de manifestantes se hicieron durante varias horas con el control de los Ministerios de Exteriores, Economía y Medio Ambiente, en los que prendieron fuego a varias oficinas y saquearon los archivos.
“¡Uniros a nosotros contra este Gobierno inútil que ha matado a vuestros familiares y nos lo han robado todo!”, imploraba en la tarde del domingo una joven manifestante a los antidisturbios. La sangre vertida de ciudadanos libaneses, entre ellos el de Alessandra, una niña de tres años convertido en rostro de la ira popular, junto con los 300.000 vecinos que se han visto sin hogar en los barrios más afectados, ha dejado en shock al país a la vez que despertado el temor de que se produzcan choques armados entre seguidores de los partidos tradicionales y manifestantes anticorrupción.
El propio primer ministro libanés, Hasan Diab, llamó en la tarde del sábado a elecciones anticipadas. Propuesta que ha secundado hoy el patriarca maronita, el cardenal Béchara Boutros Rai: ”Es necesario, por respeto al sentir de los libaneses y de la inmensa responsabilidad requerida, que el Gobierno al completo renuncie, porque ha sido incapaz de hacer avanzar al país“. “Estamos haciendo intensos esfuerzos para asegurar las suficientes dimisiones en el Parlamento [y disolver el Gobierno] para que se realicen elecciones anticipadas”, ha dicho por su parte el líder del partido Fuerzas Libanesas, Samir Geagea, que cuenta con 15 escaños en el hemiciclo.
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