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La justicia de Brasil inicia el proceso de exhumación del exdictador Alfredo Stroessner

El Tribunal Superior de Justicia de Brasil autoriza la petición de Enrique Alfredo Fleitas, que asegura ser hijo del expresidente y reclama un examen de ADN

Pinochet (derecha) y el paraguayo Alfredo Stroessner, en 1974.
Pinochet (derecha) y el paraguayo Alfredo Stroessner, en 1974.REUTERS

El Tribunal Superior de Justicia de Brasil (STJ, por sus siglas en portugués) autorizó el pasado viernes 17 de julio la exhumación del expresidente paraguayo Alfredo Stroessner, atendiendo a una petición de Enrique Alfredo Fleitas, que afirma ser hijo de Stroessner y solicita una prueba de paternidad post mortem. El exmandatario, que controló Paraguay con puño de hierro entre 1954 y 1989 y que fue responsable de miles de arrestos arbitrarios, torturas y desapariciones, se exilió en Brasil cuando fue depuesto del poder y murió en Brasilia en 2006.

Enrique Alfredo Fleitas, ciudadano paraguayo, afirma ser uno de los tres hijos que Stroessner tuvo con su amante, Michele Fleitas —la supuesta relación entre ambos empezó en los años setenta y continuó hasta la muerte de Stroessner— y reclama una herencia valorada en 20 millones de dólares. Tras la muerte del expresidente, la familia Fleitas empezó una negociación para el reparto de la herencia con los Stroessner, pero el acuerdo no se cumplió. En una entrevista a una cadena de televisión brasileña en 2016, antes de su muerte, Michele dijo que sus hijos reclamarían a las autoridades de Brasil y Paraguay para hacer valer su derecho como herederos.

La Justicia brasileña reconoce ahora el derecho de Enrique Alfredo a comprobar su filiación a través de un examen de ADN. La prueba cuenta con el consentimiento de Graciela Concepción Stroessner Mora, de 74 años, considerada la única heredera viva del dictador. “En vista del acuerdo de la parte demandada -Graciela Concepción Stroessner Mora-, la única heredera viva del difunto, que es anciana y residente en Paraguay, con el examen de los restos mortales de su padre, por la presente le concedo la exhumación del cadáver de Alfredo Stroessner para recolectar material genético para un análisis de ADN”, reza el documento publicado en el Diario Oficial de Brasilia.

El STJ determina, en vista de la pandemia del nuevo coronavirus —que infectó a más de dos millones de personas en Brasil y mató a más de 78.000—, el envío de una carta al Cementerio de Campos da Esperança, que debe señalar la ubicación de la tumba, acompañada de una copia de la foto de identificación y del certificado de defunción para solicitar el envío de información sobre cómo se producen las exhumaciones. Los trámites burocráticos también incluyen el envío de una carta al Instituto Forense de Investigación de ADN de la Policía Civil del Distrito Federal para solicitar información sobre cómo se realizan las exhumaciones de cadáveres para el análisis del examen de ADN, a fin de probar la paternidad post mortem, según especifica el STJ.

Las autoridades brasileñas todavía no se han pronunciado sobre la decisión de la Justicia. El presidente Jair Bolsonaro llegó a alabar públicamente a Stroessner apenas un mes después de tomar posesión de su cargo, en febrero de 2019. Bolsonaro habló en aquella oportunidad junto a su homólogo paraguayo, Mario Abdo Benítez, durante el acto de nombramiento de las nuevas autoridades en Itaipú, la central hidroeléctrica que los dos países comparten en el río Paraná. Allí, Bolsonaro afirmó que Stroessner fue “un hombre de visión, un estadista que sabía perfectamente que su país solo podría progresar con energía”.

El balance de 35 años de dictadura de Stroessner fue oscuro para los paraguayos. Cuando un golpe de palacio lo sacó del poder en 1989, 336 personas estaban desparecidas, 19.862 habían sido arrestadas y otras 20.000 habían sido torturadas. El gobierno militar envió al exilio a 3.479 paraguayos, según cifras de la Comisión de la Verdad y la Justicia que investigó las consecuencias de la dictadura con la llegada de la democracia.

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