El presidente kosovar se defiende ante la fiscalía de La Haya de la acusación de crímenes de guerra
Hashim Thaçi considera que su presencia en el Tribunal Especial para Kosovo es “el precio de la libertad”
El presidente kosovar, Hashim Thaçi, ha sido interrogado este lunes por la fiscalía del Tribunal Especial para Kosovo, que le acusa de crímenes de guerra y contra la humanidad. “Nadie puede reescribir la Historia y mi presencia aquí es el precio de la libertad [de Kosovo]”, ha declarado a su llegada a la corte sobre los actos supuestamente perpetrados entre 1998 y 1999, en el conflicto que enfrentó a las tropas de la República Federal de Yugoslavia y el Ejército de Liberación de Kosovo (ELK). Un grupo de seguidores coreaba su nombre a las puertas de la institución, abierta en La Haya (Países Bajos), y agitaban pancartas calificando de “racismo” las acusaciones contra el político. La fiscalía no ha emitido ningún comunicado respecto al caso, sobre el que los jueces decidirán si hay pruebas suficientes para sostener formalmente los cargos cuando reciban el informe del ministerio público.
Señalado por el asesinato de unas 100 personas, además de la tortura y desaparición de sus rivales políticos, Thaçi admitió a finales de junio en Kosovo que había “violado las leyes de Milosevic [presidente de la Federación Yugoslava durante el conflicto]”, y que no se arrepentía. “De regresar a los años negros de entonces, lo volvería a hacer: respondería con las balas de la sed de libertad a las balas enemigas, pero no contra civiles serbios, albaneses o de la comunidad romaní”, declaró con relación a los tres grupos que aparecen como víctimas en el actual pliego acusatorio. Este lunes, ha añadido que estaba “listo” para respetar el sueño por el que había luchado: “un Kosovo independiente basado en igualdad de derechos, una sociedad plural y el imperio de la ley”, ha dicho el que fuera uno de los líderes del ELK durante el conflicto.
El presidente ha cerrado su declaración ante los medios asegurando que Kosovo es “la historia de un éxito”. “Su destino es ser miembro de la UE y la OTAN, y mantiene una especial relación con Estados Unidos”, ha declarado. A sus espaldas, sus partidarios ondeaban la bandera del Ejército de Liberación de Kosovo (UÇK, en sus siglas albanesas) y en varios carteles se leían a su vez leyendas en alusión a los crímenes en su país: “¿Dónde está la justicia para las 20.000 mujeres violadas en Kosovo por el régimen serbio?” El ELK se rebeló contra Belgrado cuando Kosovo era todavía una provincia serbia, y la guerra que siguió costó la vida a unas 13.000 personas, en su mayoría albaneses de Kosovo.
En 2008, la Asamblea Nacional kosovar declaró de forma unilateral la independencia, rechazada a día de hoy por Belgrado. En estos momentos, el 50% de los países que conforman la ONU y 22 de los 27 socios de la UE han reconocido a Kosovo. España no lo ha hecho, y el estatus del nuevo Estado sigue dividiendo a la comunidad internacional. El nombre técnico del tribunal es Salas de Justicia Especializadas para Kosovo y Oficina Especial del Fiscal, y está constituido en Países Bajos por las dificultades de juzgar en su tierra a unos sospechosos que son considerados héroes libertadores por sus compatriotas. Está compuesto por un elenco de jueces y fiscales de diversas nacionalidades, y la comparecencia del presidente kosovar tiene el aliento de la justicia internacional, pero se aplicarán las leyes penales de Kosovo. “De confirmarse la acusación, dimitiré de inmediato. Kosovo es un nuevo Estado, pero sus líderes deben comportarse como estadistas. Afrontaré esta prueba y me defenderé”, aseguró el político en su país, antes de viajar.
La fiscalía del Tribunal Especial tomó la decisión, excepcional, de publicar el pliego acusatorio “debido a la repetida campaña de obstrucción del trabajo de esta corte llevada a cabo por Hashim Thaçi y Kadri Veseli [otro de los fundadores del ELK y hoy líder del Partido Democrático de Kosovo, acusado junto con Tahçi]”, según declaró en un comunicado oficial. La acusación contra Tahçi llegó cuando él se disponía a viajar a Washington para reunirse con líderes políticos serbios, en un intento de allanar la ruta hacia la normalización de las relaciones entre Pristina, capital kosovar, y Belgrado. La visita fue anulada.
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