Nace un tribunal para juzgar los crímenes de guerra en Kosovo
El órgano judicial se establecerá en La Haya, ha anunciado el Gobierno holandés
Un tribunal especial se constituirá este año en La Haya para juzgar los crímenes de guerra que el Ejército de Liberación de Kosovo pudo haber cometido entre 1999 y 2000, en la guerra que lo enfrentó con las tropas serbias, informó el Gobierno holandés este viernes. La contienda, en la que las violaciones de los derechos humanos fueron masivas, causó unos 10.000 muertos y un millón de refugiados. Aunque el desencadenante fue la represión militar serbia en la que entonces era su provincia (con un 90% de población de ascendencia albanesa) los jueces estudiarán ahora los delitos perpetrados por los kosovares contra otras minorías étnicas y rivales políticos. En 2011, un informe del Consejo Europeo acusó a los rebeldes de haber traficado con los órganos de sus prisioneros.
La decisión de ubicar la corte en otro país ha sido tomada por la Unión Europea, Holanda y Kosovo tras tomar en cuenta que la propia población considera héroes a los combatientes.
En un comunicado hecho público este viernes al finalizar el Consejo de Ministros, el Gobierno holandés ha subrayado “la especial responsabilidad que tiene el país al ser ya la sede de tribunales internacionales, como el de Yugoslavia y Líbano, además de la Corte Penal y el de Naciones Unidas”. “Esta es una buena oportunidad para asegurarnos de que por fin se haga justicia y los culpables sean procesados”, afirmó Bert Koenders, ministro de Asuntos Exteriores holandés. En este caso, el funcionamiento será distinto. Si bien el nuevo tribunal estará formado por jueces internacionales, seguirá las leyes kosovares. De ahí su nombre técnico, Tribunal Kosovar Especial Reubicado. Los parlamentos de Kosovo y Holanda deben aprobar ahora el acuerdo.
Kosovo declaró unilateralmente su independencia en 2008 y fue hasta entonces una provincia de Serbia. A pesar de su abrumadora mayoría albanesa, el fallecido expresidente Slobodan Milosevic —y el ultranacionalismo serbio en general— la consideraba parte del corazón de su patria. En 1998, y tras años de tensiones en plena guerra de los Balcanes, la entonces República Federal de Yugoslavia (formada ya solo por Serbia y Montenegro) inició una ofensiva militar en toda regla. Su oponente uniformado fue el Ejército de Liberación de Kosovo, pero las víctimas civiles sumaron varios millares. Los soldados serbios se retiraron después de que la OTAN bombardeara sus posiciones (sin el visto bueno del Consejo de Seguridad de la ONU) y ayudados en tierra por el Ejército de Albania. Kofi Annan, secretario general de la ONU en esos momentos, sí consideró legítima la actuación de la Alianza Atlántica.
La OTAN calificó su campaña aérea “guerra humanitaria, y en 2001, un tribunal gestionado por la ONU con sede en Kosovo concluyó que “los soldados serbios habían protagonizado una campaña sistemática de terror”. Sin embargo, los jueces añadieron que “trataron de echar, no de erradicar, a la población albanesa” de Kosovo. Dicho matiz léxico excluyó el genocidio. Como los crímenes, desde asesinatos y deportaciones, hasta violaciones y destrucción de propiedad privada, se cometieron en ambos lados, Holanda ha admitido ahora que juzgar a los miembros del Ejército de Liberación de Kosovo “es un asunto muy delicado”.
En julio de 2010, el Tribunal Internacional de Justicia de la ONU decidió que la independencia de Kosovo era legal, “porque no viola el derecho internacional, pero hay que tener en cuenta la situación excepcional de la que se deriva por lo ocurrido antes de 2008”. Serbia no reconoce a Kosovo como un Estado independiente y este no ha presentado una solicitud de ingreso en Naciones Unidas ante el previsible veto de China y Rusia, miembros permanentes del Consejo de Seguridad. Estados Unidos, Alemania, Francia, Reino Unido, Turquía o Italia sí la han reconocido, aunque la UE no ha tomado una decisión conjunta acerca de su situación legal.
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