China impone sanciones a cuatro políticos de EE UU por denuncias de abusos contra la minoría uigur
Washington había sancionado la semana pasada a otros cuatro altos funcionarios chinos a los que responsabiliza de violaciones de derechos humanos en la región autónoma de Xinjiang
China ha informado este lunes del nombre de los políticos estadounidenses a los que impondrá sanciones por su “mal comportamiento” en torno a Xinjiang, la región hogar de la minoría musulmana uigur en el oeste de China. Se trata de los senadores republicanos Marco Rubio y Ted Cruz, el congresista Chris Smith y el embajador para la Libertad Religiosa Sam Brownback. Los cuatro verán vetada su entrada a territorio chino. El castigo que ha anunciado la portavoz del Ministerio de Exteriores chino, Hua Chunying, en la rueda de prensa diaria de su departamento llega como represalia a medidas similares que EE UU ha anunciado contra cuatro altos funcionarios chinos por su supuesta participación en la represión contra la minoría uigur en Xinjiang.
También está incluida en las sanciones la Comisión Ejecutiva del Congreso sobre China (CEEC), que supervisa la evolución de los derechos humanos y el Estado de derecho en China. La medida de Pekín tiene alcance, sobre todo, simbólico, dado que ninguno de ellos tiene intereses económicos en el país asiático.
“China impone sanciones contra estas personas como respuesta a las infracciones de Estados Unidos. Las medidas que ese país ha tomado suponen una injerencia en nuestros asuntos internos y representan una violación del Derecho y las relaciones internacionales”, ha asegurado Hua. La portavoz también ha advertido que las represalias podrían no quedarse ahí, e ir a más: “tomaremos más medidas dependiendo de cómo evolucione esta cuestión”.
Pekín ya había adelantado el viernes, también en la rueda de prensa de Exteriores, que “desde luego” respondería a las sanciones estadounidenses con “medidas recíprocas”. Cruz y Rubio se encuentran entre los legisladores que más activamente se han pronunciado en el Congreso de EE UU sobre los abusos de los derechos humanos contra los uigures. Ambos promovieron la ley de Prevención de Trabajos Forzados para los Uigures, que el presidente Donald Trump firmó el mes pasado. Esa ley exige que el Partido Comunista de China rinda cuentas en el uso de trabajos forzados en Xinjiang y busca impedir que los productos fabricados por esta vía lleguen a Estados Unidos.
El senador Ted Cruz ha replicado que no tiene pensado viajar al “régimen autoritario que ha encubierto la pandemia del coronavirus y puesto en peligro millones de vida en el mundo”, informa Amanda Mars desde Washington. “El Partido Comunista de China está aterrado e intentando golpear. Han internado a alrededor de un millón de uigures en campos de concentración y han llevado a cabo una limpieza étnica, forzando abortos y esterilizaciones. Estas son atrocidades contra los derechos humanos que no se pueden tolerar”, ha añadido. Marco Rubio ha respondido con ironía. Ha publicado la noticia en su cuenta de Twitter y ha comentado: “¿Intuyo que no les gusto?”.
La semana pasada, Estados Unidos anunció que prohíbe la entrada en su territorio a tres altos funcionarios chinos en Xinjiang y a sus familiares. Un cuarto ve congelados los bienes que pueda tener en ese país. De los cuatro, el más destacado es Chen Quanguo, el secretario general del Partido Comunista de China en Xinjiang y el hombre con más poder en la región. Desde su llegada a la región de 25 millones de personas en 2016, Chen, uno de los 25 miembros del Politburó -el organismo directivo del Partido-, ha puesto en marcha un amplio sistema de vigilancia que incluye el uso de sistemas de reconocimiento facial, cámaras ubicuas y numerosos puntos de control de los documentos de identidad.
A él también se le responsabiliza de la vasta red de campos de reeducación para las minorías musulmanas de Xinjiang, que se calcula que pueden haber acogido en torno a un millón de personas, y que China describe como centros de formación necesarios para combatir el terrorismo y el separatismo. Según Pekín, la “mayoría” han sido cerrados antes de mediados del año pasado tras cumplir su función.
Están incluidos también en las sanciones Zhu Hailun y Wang Minshang, ambos antiguos altos cargos del Departamento de Seguridad Pública de Xinjiang. Además, el Departamento del Tesoro ha ordenado la congelación de bienes de un cuarto funcionario de la seguridad china en Xinjiang, Huo Liujun.
Entonces, el secretario de EE. UU., Mike Pompeo, aseguraba que “Estados Unidos no permanecerá impasible mientras el Partido Comunista de China perpetra abusos de los derechos humanos contra uigures, kazajos étnicos y miembros de otras minorías en Xinjiang, para incluir trabajos forzados, arrestos masivos y arbitrarios y el control forzoso de la población, así como intentos de borrar su cultura y su fe musulmana”.
El enfrentamiento por Xinjiang es el último de una serie de choques entre Washington y Pekín que han llevado a las relaciones bilaterales a su momento más bajo en décadas. Ambos países han intercambiado también sanciones en torno a Tíbet, y se han enfrentado en torno a Hong Kong, donde China ha impuesto una ley de Seguridad Nacional que Estados Unidos considera que pone fin a la “amplia autonomía” de que debería disfrutar el enclave, de acuerdo con lo previsto en el acuerdo chino-británico para la devolución de la soberanía de la antigua colonia a China en 1997.
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