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“Toda empresa que agarró el kirchnerismo, la arruinó”

El hombre que manejó la política de Mauricio Macri hacia el campo asegura que la nacionalización de Vicentin es “una mala señal” para los productores

Federico Rivas Molina
Luis Miguel Etchevehere, ex ministro de Agroindustria, en la inauguración de la ExpoAgro, a principios de marzo de 2020.
Luis Miguel Etchevehere, ex ministro de Agroindustria, en la inauguración de la ExpoAgro, a principios de marzo de 2020.Telam

Luis Miguel Etchevehere (Paraná, 1963) fue hasta 2017 presidente de la Sociedad Rural Argentina, cargo que dejó para convertirse en el último ministro de Agroindustria del Gobierno de Mauricio Macri. Hoy, critica con dureza la nacionalización del grupo agroexportador Vicentin anunciada por el presidente Alberto Fernández y asegura que el kirchnerismo llevará al país hacia un modelo de Estado venezolano. En esta entrevista telefónica, Etchevehere advierte de que los productores temen ser “potenciales víctimas” de futuras estatizaciones.

Pregunta. ¿Qué pasó con Vicentin durante el Gobierno de Macri?

Respuesta. De un día para el otro, en un gesto inesperado para el mercado, Vicentin entró en cesación de pagos. A partir de ahí inició un proceso de negociación privada que terminó en un concurso de acreedores. Para todo el mercado fue una sorpresa que la empresa entrase en cesación de pagos.

P. Hay miembros del actual Gobierno que hablan de vaciamiento.

R. Me parece que no saben lo que realmente pasa. Lo de Vicentin fue una cuestión comercial entre privados. El caso se encontraba en sede judicial cuando el Ejecutivo anunció que va a intervenir y expropiar la empresa.

P. ¿Cómo recibieron los productores la intervención de Vicentin?

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R. Cayó muy mal, porque ha sido una mala señal. En Avellaneda y Reconquista [provincia de Santa Fe], donde está la sede central de Vicentin, la gente se ha manifestado contra la expropiación. Si hay una cuestión privada en sede judicial debe resolverse entre privados, esas son las reglas del juego. ¿Qué tiene que hacer el Estado asumiendo una deuda de 1.300 millones de dólares? ¿Se va a poner a jugar al empresario con dinero público sin tener vocación ni capacidad? Hay también mucha incertidumbre, sin duda, porque todos son potenciales víctimas. Mañana, el Gobierno puede decir que quiere regular la leche y estatiza un tambo, pasado un frigorífico.

P. ¿Cuál es la imagen de Vicentin entre los productores?

Tiene mucha historia, con tres generaciones de la misma familia al frente de la compañía. Todos quieren que la empresa siga funcionando, pero interpreto que la gente se manifiesta por la desconfianza que tiene del Estado. Hay decenas de ejemplos de empresas que fueron estatizadas y fueron un fracaso que pagamos todos los argentinos. El kirchnerismo, durante sus tres gestiones, toda empresa que agarró la arruinó, la llenó de gente y la volvió ineficiente.

P. El Gobierno dice que el caso Vicentin es excepcional. ¿Confía en esta afirmación?

R. Es un paso más sobre el mercado de granos, sin ninguna duda. Durante la campaña ya había integrantes de los que ganaron las elecciones que hablaron de crear una Junta Nacional de Granos [que compre a un precio fijo al productor y exporte luego a valor internacional]. Luego decían que esas propuestas eran casos aislados, pero en los últimos días escuchamos diferentes afirmación en el mismo sentido. No hay por qué creer que no van a expropiar nunca más nada, porque es lo mismo que hicieron durante sus tres gobiernos, con Repsol YPF y otras empresas.

P. ¿No le parece que se exagera cuando se compara a Argentina con Venezuela?

R. No, para nada. Hay dirigentes de este Gobierno que admiran el modelo venezolano y dicen que quieren ser como Venezuela. Desde nuestra parte es todo lo contrario: la base para que funcione una economía tiene que ser capitalista, el lucro tiene que ser legítimo, debemos pagar impuestos y tener en orden todo lo relacionado con el mundo laboral. Ese es el sistema que funciona. El otro ha fracasado, además de promover graves violaciones a los derechos humanos.

P. El ministro de Desarrollo, Matías Kulfas, dice que no son enemigos del campo. ¿Qué piensa?

R. Que no es cierto, porque demuestran lo contario. Duplicaron las retenciones, el tipo de cambio está desdoblado y el Banco Central obliga a los productores que venden al dólar oficial a comprar los insumos al valor del dólar libre. Venden a 40 y tantos pesos [el valor final es menor al de mercado producto de los impuestos a las exportaciones] y deben comprar en pesos a un tipo de cambio de 120. Después está la presión impositiva, que venía bajando durante el Gobierno de Macri y permitió una cosecha récord de 147 millones de toneladas. Este Gobierno llegó y a los pocos días duplicó las retenciones.

P. Sin embargo, los datos oficiales dicen que las exportaciones del campo subieron un 10% interanual en abril, en medio de la cuarentena contra el coronavirus.

R. Habría que ver en qué producto y si no se trata de un fenómeno estacional. El campo siguió trabajando, y menos mal, porque el 70% de las divisas que ingresan al país las genera el campo. La frustración es que podría ser más si no tuviese tanta presión impositiva, si no hubiese costos por las aduanas interiores y costos extras en cada provincia.

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Sobre la firma

Federico Rivas Molina
Es corresponsal de EL PAÍS en Argentina desde 2016. Fue editor de la edición América. Es licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad de Buenos Aires y máster en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona.

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