Tres cohetes caen cerca de una petrolera de EE UU en el sur de Irak
El ataque, del que se desconoce la autoría, se produce horas después de que los grupos proiraníes consensuaran un candidato a primer ministro
Al menos tres cohetes han caído este lunes en las proximidades de la Ciudad de la Energía, a las afueras de la ciudad iraquí de Basora. Aunque el ataque no ha causado víctimas ni daños materiales, el polígono alberga empresas del sector petrolero iraquíes y extranjeras, como la estadounidense Halliburton que algunos han visto como el objetivo. Hasta el momento nadie se ha atribuido la responsabilidad, pero llama la atención que se produzca apenas unas horas después de que los grupos proiraníes consensuaran un candidato a primer ministro alternativo al propuesto por el presidente hace dos semanas.
“Tres cohetes Katyusha han aterrizado cerca del sitio de la compañía de petróleo Halliburton”, asegura un comunicado del Ejército iraquí. Poco antes fuentes policiales habían informado de que los proyectiles fueron disparados hacia las tres de la mañana (una hora menos en la España peninsular) sobre el polígono industrial de Burjesia, al oeste de la ciudad de Basora.
El Ministerio de Petróleo ha calificado el ataque de “acto criminal injustificado”. Según el comunicado de su portavoz, Asim Jihad, un cohete cayó cerca de un centro sanitario, otro en las proximidades del campo petrolero de Zubair (que opera la empresa italiana Eni) y otros tres en un baldío. La agencia Reuters también cita a un trabajador iraquí de Halliburton que afirma que cayeron lejos del sitio de esa empresa.
Basora es la principal ciudad del sur de Irak y su centro petrolero. La llamada Ciudad de la Energía, situada a 20 minutos del aeropuerto internacional, fue puesta en marcha hace una década para facilitar las infraestructuras y servicios que las empresas petroleras necesitaban tanto para sus oficinas como para sus empleados. No obstante, la mayoría de sus alojamientos se han ido vaciando en las últimas semanas debido al coronavirus. Ante el riesgo de contagio, las compañías han preferido evacuar a su personal extranjero.
Fuentes de la empresa estatal Basra Oil Co., que supervisa las operaciones petroleras en el sur de Irak, han declarado a Reuters que el ataque no ha afectado a la producción ni a las exportaciones. La policía, que ha encontrado el lanzacohetes con 11 proyectiles aún sin usar en una granja cercana, ha intensificado la búsqueda de los responsables.
Resulta difícil de entender el motivo del ataque al sector petrolero, la casi única fuente de divisas del país, en un momento en que el descenso del precio del crudo agrava las dificultades tanto políticas como en la lucha contra el coronavirus que afronta Irak. “No tiene ningún sentido. Es como dispararse en el pie”, interpreta un observador occidental en Bagdad.
De ahí que algunos analistas se fijen en el momento elegido para el ataque. Anoche, la mayoría de los grupos políticos chiíes (proiraníes) acordaron respaldar a Mustafa al Kazimi, jefe de los servicios secretos, como nuevo primer ministro en lugar de Adnan al Zarfi, a quien el presidente propuso hace un par de semanas. Sólo la Alianza de la Victoria (Al Nasr) del exprimer ministro Haider al Abadi y Sairún del incendiario Múqtada al Sadr se quedaron fuera del acuerdo.
Al mismo tiempo, las milicias proiraníes a las que habitualmente se atribuyen los ataques contra intereses occidentales se muestran divididas después de que Abdulaziz al Mohammedawi haya sucedido a Abu Mahdi al Mohandes como nuevo líder. Al Mohandes fue asesinado por Estados Unidos en la misma operación que el general iraní Qasem Soleimani. El sucesor de este, Esmail Ghaani, tampoco parece concitar la misma autoridad. Su reciente visita a Bagdad no logró convencer a sus asociados locales de la inoportunidad de provocar a Estados Unidos en este momento. Significativamente, el presidente norteamericano, Donald Trump, acusó a Irán poco después de planear un ataque sorpresa contra sus tropas en Irak.
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