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Fallece Gerardo Ruiz Esparza, el secretario de Comunicaciones de Peña Nieto

La gestión del exfuncionario, muy cercano al expresidente de México, estuvo llena de polémicas y señalamientos de corrupción

Luis Pablo Beauregard
Gerardo Ruiz Esparza y Enrique Peña nieto durante la presentación del proyecto ganador del aeropuerto de Texcoco, en septiembre de 2014.
Gerardo Ruiz Esparza y Enrique Peña nieto durante la presentación del proyecto ganador del aeropuerto de Texcoco, en septiembre de 2014.Isaac Esquivel (Cuartoscuro)

Gerardo Ruiz Esparza, el exsecretario de Comunicaciones y Transportes durante el Gobierno de Enrique Peña Nieto (2012-2018), ha fallecido este miércoles a los 70 años en un hospital de Ciudad de México. La muerte ha sido confirmada por el exmandatario, quien lamentó en sus redes sociales el deceso de su “amigo y excolaborador”. Ruiz Esparza había ingresado a un hospital privado del poniente de la capital mexicana el lunes, después de sufrir un infarto cerebral. La trayectoria política del funcionario estará siempre ligada a la del presidente del PRI. Ruiz Esparza acompañó a Peña Nieto en el mismo cargo cuando este fue gobernador del Estado de México (2005-2011), uno de los últimos bastiones que el partido tricolor mantiene en México. Después saltó al Gobierno federal. Su gestión estuvo salpicada por diversas polémicas y señalamientos de corrupción que no fueron investigados en la Administración pasada ni por la nueva, de Morena.

En su mensaje de Twitter, Peña Nieto calificó a Ruiz Esparza como un “servidor público de excelencia” responsable de diversos proyectos de infraestructura. El secretario fue el encargado de llevar a cabo un vasto plan de 290 obras. La joya de la corona era, por supuesto, el nuevo aeropuerto de Texcoco, anunciado con bombo y platillo en septiembre de 2015. La obra, de más de 13.000 millones de dólares, significaba el gran legado del mandato del PRI. Durante los últimos meses del sexenio tricolor, Ruiz Esparza jugó el papel de defensor del ambicioso proyecto y agorero de los inconvenientes de su cancelación. En el aire flotaba entonces el disgusto y desencanto de Andrés Manuel López Obrador, el candidato puntero, con lo que consideraba un faraónico proyecto que debía revaluarse. Después de ganar los comicios presidenciales, e incluso antes de asumir la presidencia, el izquierdista canceló la obra mediante una cuestionada consulta.

Ruiz Esparza, un abogado con estudios de maestría en Estados Unidos, también dedicó muchos de sus últimos meses en el poder a rechazar señalamientos de corrupción y desestimar acusaciones de negligencia. Una de estas llegaron después de la obra que la secretaría a su cargo hizo en Cuernavaca, la capital del Estado de Morelos. En julio de 2017, un hombre y su hijo fallecieron cuando el pavimento de una carretera recién inaugurada se abrió para tragar el auto en el que viajaban. El socavón abierto, de 16 metros de profundidad, significó un escándalo para un político acostumbrado a sortear tormentas. La investigación por el caso se cerró quince meses después con la inhabilitación de ocho funcionarios menores.

La mayor polémica que salpicó al exsecretario, sin embargo, fue el escándalo de escuchas de OHL, la constructora predilecta de la Administración de Peña Nieto en el Estado de México. Una serie de llamadas telefónicas comenzaron a filtrarse en mayo de 2015. Las conversaciones entre directivos de la compañía española revelaron sobrecostes y aumentos abusivos en las obras que OHL operaba en la región. Una de esas llamadas hizo patente que Apolinar Mena, un secretario de Comunicaciones que reveló a Ruiz Esparza en el Estado de México, disfrutó unas vacaciones familiares en un hotel de lujo pagadas por la empresa de Juan Miguel Villar Mir. La revelación ocasionó la caída de Mena, quien fue multado por su comportamiento poco ético.

Una acusación similar tocó al propio Ruiz Esparza en julio de 2015. Una llamada reveló a un consejero de la empresa reclamar a su asistente el haber permitido al secretario cubrir su estancia en el Fairmont Mayakoba de la Riviera Maya. El directivo de la empresa pedíaen la comunicación a su asistente devolver los recursos al funcionario. Ruiz Esparza rechazó enérgicamente que su estancia haya sido cubierta por la empresa. OHL México dijo durante esos meses haber sido víctima de una campaña de desprestigio orquestada por sus rivales.

Ruiz Esparza concluyó el sexenio sin investigación abierta en su contra. En una entrevista con este diario, en marzo de 2018, el entonces secretario dijo que se trataban de acusaciones mediáticas. “Mucho de esto es un padecimiento de fake news”, se defendió. El ministro negó que OHL haya sido una empresa favorecida durante la Administración de Peña Nieto: “OHL no tiene un solo problema legal en México. Tiene una autopista de 80 que hemos concesionado y dos licitaciones de 15.000. Si esa es empresa consentida...”. El cambio de Gobierno no disipó las dudas sobre la gestión de Ruiz Esparza. Santiago Nieto, jefe de la Unidad de Inteligencia Financiera del ministerio de Hacienda, aseguró en noviembre, con vaguedad, que revisaría los vínculos del exfuncionario con la empresa, hoy llamada Aleatica. La declaración no se concretó en nada, pues el actual Gobierno se enfoca en la investigación de la trama de corrupción conocida como La estafa maestra.


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Sobre la firma

Luis Pablo Beauregard
Es uno de los corresponsales de EL PAÍS en EE UU, donde cubre migración, cambio climático, cultura y política. Antes se desempeñó como redactor jefe del diario en la redacción de Ciudad de México, de donde es originario. Estudió Comunicación en la Universidad Iberoamericana y el Máster de Periodismo de EL PAÍS. Vive en Los Ángeles, California.

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