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La dimisión del presidente del Parlamento hunde a Israel en una crisis política

El responsable de la Kneset, del partido de Netanyahu, deja el cargo sin acatar la orden del Supremo que le obligaba a convocar el pleno en el que iba a ser relevado

Juan Carlos Sanz
Protesta contra el bloqueo parlamentario en Israel, el miércoles en Jerusalén.
Protesta contra el bloqueo parlamentario en Israel, el miércoles en Jerusalén.EMMANUEL DUNAND (AFP)

Mientras en todo el mundo los partidos llaman a la unidad para combatir la pandemia de coronavirus, Israel se sume en una crisis política sin precedentes sobre la vigencia del Estado de derecho. El presidente de la Kneset (Parlamento), Yuli Edelstein, ha dimitido de su cargo sin acatar la orden del Tribunal Supremo de convocar este mismo miércoles el pleno en el que iba a ser votada su destitución. Edelstein —uno de los barones del Likud, formación liderada por Benjamín Netanyahu— ya suspendió la semana pasada la actividad de la Cámara al amparo de las restricciones dictadas por el Gobierno para contener la propagación de la Covid-19. Con su renuncia ha proporcionado otra semana más sin control parlamentario al primer ministro conservador, quien se aferra al poder pese a que las fuerzas de oposición suman una ajustada mayoría de 61 de los 120 escaños de la Cámara tras las elecciones del pasado día 2.

“La resolución del Supremo (del lunes) socava los cimientos de la democracia, pero no voy a permitir que Israel se hunda en la anarquía”, afirmó Edelstein al inicio del pleno en el que presentó su renuncia, que tendrá efecto pasadas 48 horas, según el reglamento de la Kneset. De esta forma, la votación en la que debe ser sustituido por el diputado centrista Meir Cohen, no se producirá hasta la semana que viene, transcurrida la festividad judía del sabbat. Cohen es miembro de la alianza Azul y Blanco, liderada por Benny Gantz, a quien el presidente de Israel, Reuven Rivlin, encomendó el pasado día 16 la formación de Gobierno en un plazo de 28 días.

El reloj corre en contra de las aspiraciones del exgeneral Gantz de descabalgar del poder a Netanyahu. Difícilmente logrará integrar en una coalición gubernamental a todas las fuerzas de la oposición, que ahora suman 61 diputados, la mitad más uno de los que integran la Kneset. Debe fraguar una improbable coalición con la izquierda laborista y pacifista; Israel Nuestra Casa, del derechista laico Avigdor Lieberman, y los partidos árabes de la Lista Conjunta.

La estrategia del jefe del Ejército que dirigió la guerra de Gaza de 2014 estriba ahora en hacer aprobar en el Parlamento por la vía de urgencia una legislación que impida que un encausado por los tribunales pueda ejercer como primer ministro. Netanyahu ha sido formalmente imputado por el fiscal general en tres casos de corrupción por soborno y cohecho. Con la nueva normativa en vigor, el líder del Likud vería también cerrada la escapatoria de conducir a Israel a las cuartas elecciones legislativas desde abril del año pasado. Como jefe de Gobierno en funciones goza de un blindaje legal y no está obligado a dimitir mientras no se haya dictado sentencia firme en su contra.

El tiempo corre a favor de Netanyahu. Su escudero en la Kneset se ha sacrificado para favorecer los intereses del jefe de filas, sin vacilar en enfrentarse a los magistrados del Supremo. “Como persona que pagó un alto precio y fue encarcelada para poder vivir en Israel, no necesito justificar mi decisión”, enfatizó en su discurso de renuncia Edelstein, quien permaneció encarcelado tres años como disidente en un gulag de la extinta URSS antes de que se permitiera la emigración de judíos al Estado hebreo en los años noventa del siglo pasado.

“La resolución del Supremo carece de base legal y vulnera el reglamento de la Cámara”, concluyó su intervención el presidente parlamentario saliente, “ya que se trata de una grave interferencia del poder judicial en las funciones del poder legislativo”. Sin embargo, los jueces le advirtieron el lunes de que “la interferencia estaba justificada para que no ver comprometida la esencia del sistema democrático”. Tras responsabilizar al Alto Tribunal de “causar grave daño a la soberanía nacional, que reside en la Kneset”, Edelstein levantó la sesión sin permitir que se votara la elección de su sucesor en el cargo. El presidente del Estado de Israel intervino por la noche en televisión para expresar su confianza en un pronto final de la crisis constitucional. “Me parece inconcebible que no se acaten las decisiones del Supremo”, advirtió el veterano Rivlin, encuadrado en el ala moderada de la derecha y enfrentado políticamente a Netanyahu.

Centenares de manifestantes se concentraron a las puertas de la sede del Parlamento en Jerusalén con enseñas israelíes y banderas negras, que simbolizan el movimiento de protesta contra el denominado “golpe antidemocrático” en Israel por el bloqueo del Legislativo. Tanto el Likud de Netanyahu como la alianza Azul y Blanco de Gantz han dado por rotas las conversaciones que mantenían para pactar una eventual gran coalición que afronte la emergencia sanitaria de la pandemia. Con 2.369 casos de infectados por coronavirus y cinco fallecidos, el Gobierno ha dictado este miércoles una orden de confinamiento casi general que impide a la población alejarse más de 100 metros de sus domicilios y prohíbe el rezo en lugares cerrados, como las sinagogas, mezquitas e iglesias, entre estas la del Santo Sepulcro en Jerusalén. Quienes violen las restricciones serán sancionados con multas de 5.000 shequels (1.250 euros). Las últimas restricciones obligan a los empleadores a tomar la temperatura de los trabajadores a la entrada de las empresas y, si la fiebre supera los 38 grados, no permitirles el paso.

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Sobre la firma

Juan Carlos Sanz
Es el corresponsal para el Magreb. Antes lo fue en Jerusalén durante siete años y, previamente, ejerció como jefe de Internacional. En 20 años como enviado de EL PAÍS ha cubierto conflictos en los Balcanes, Irak y Turquía, entre otros destinos. Es licenciado en Derecho por la Universidad de Zaragoza y máster en Periodismo por la Autónoma de Madrid.

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