El ministro de Educación de Italia dimite en protesta por su bajo presupuesto
Lorenzo Fioramonti avisó de que renunciaría si no lograba 3.000 millones adicionales
Las turbulencias en la política italiana no se detienen ni en Navidad. La noche del 25 de diciembre, el Gobierno anunció que el ministro de Educación, Lorenzo Fioramonti, había presentado su dimisión al primer ministro, Giuseppe Conte. Fioramonti ha confirmado a través de sus redes sociales que deja su puesto en el Ejecutivo como protesta por la escasa partida que la ley de presupuestos, aprobada por el Parlamento el día 24, destina para su cartera. Y ha lamentado: “Parece que cuando se trata de escuelas y de investigación nunca se encuentran los recursos y, sin embargo, se recuperan cientos de millones de euros en pocas horas para destinar a otras finalidades cuando hay voluntad política”.
Fioramonti, del Movimiento 5 Estrellas (M5S), ya había declarado hace algunas semanas que dimitiría si no conseguía que los fondos para la educación llegasen, al menos, a los 3.000 millones de euros en la ley de presupuestos de 2020. Es la cantidad que el político consideraba necesaria para poder encaminar la mejora de colegios y universidades que tenía en mente. “La escuela de este país necesitaría 24.000 millones, los 3.000 millones que yo he pedido no son suficientes, pero representan una línea de flotación, lo mínimo para un sector crucial", declaró a mediados de diciembre. El ministro de Economía, Roberto Gualtieri, ha admitido la escasez de recursos en una entrevista con el diario La Repubblica: “Hemos incluido unos 2.000 millones adicionales para la escuela, la universidad y la investigación. Me hubiera gustado asignar aún más recursos a estos sectores fundamentales. El compromiso es para los próximos presupuestos”.
Fioramonti, que en estos meses al frente de la cartera de Educación —comenzó en septiembre— ha conseguido un aumento de 16 millones de euros en becas para la educación superior, califica de “insuficiente” la partida aprobada para continuar con su proyecto. El aumento del salario de los profesores de escuela, la reforma de las guarderías o el incremento de los fondos destinados a investigación en las universidades son algunos de los pilares de su reforma, para la que reclamaba más dinero. “Sin los recursos adecuados es imposible incluso hacer frente a las emergencias que afligen a las escuelas y universidades públicas”, escribió en su página de Facebook el jueves.
Y apuntó a la falta de “valentía” del Gobierno para invertir en un área “crucial” como la investigación universitaria, que en sus palabras es “el verdadero motor del país, que construye el futuro de todos nosotros”. El ministro ha criticado que “no reconocer el papel fundamental de la formación y la investigación equivale a mirar para otro lado”. Fioramonti también ha reprochado la fuga de cerebros que sufre el país y que, según estimaciones del Ministerio de Economía, cuesta 14.000 millones de euros anuales a las arcas públicas. Atendiendo a los últimos datos del Instituto italiano de Estadística, el ISTAT, en 2017 dejaron el país cerca de 115.000 personas, la mitad con un título de estudio medio-alto. Además, desde 2013, la cantidad de titulados universitarios que emigra ha aumentado un 41%. “La pérdida de nuestros talentos y la falta de valoración de las excelencias generan una hemorragia constante de conocimiento y de competencias valiosísimas, que acaba contribuyendo al crecimiento de otros países, con más visión de futuro que el nuestro”, ha escrito el ministro en la red social.
Fioramonti cuenta con el apoyo de los investigadores del Consejo Nacional de Investigación, que desde hace meses batallan por mejoras laborares y piden, entre otras cosas, contratos estables. En una carta reciente enviada al Gobierno, un grupo de investigadores defendía al hasta ahora ministro: “Cero euros para los organismos públicos de investigación y 300 millones a partir de 2022 para una superestructura política, la Agencia Nacional para la Investigación, criticada por el Tribunal de Cuentas y por la comunidad científica nacional e internacional. Nos habéis dado la enésima bofetada, seguís empujándonos fuera de Italia para revender nuestras habilidades, pagadas por los contribuyentes italianos, al mejor postor extranjero”.
Fioramonti, de 42 años y profesor de Economía Política en la Universidad de Pretoria, en Sudáfrica, había ejercido como viceministro de Educación en el anterior Gobierno de coalición del Movimiento 5 Estrellas y la ultraderechista Liga de Salvini. Había propuesto nuevos impuestos sobre los billetes de avión, los plásticos o la bollería industrial para aumentar la recaudación del Estado italiano con la esperanza de que parte de ese dinero llegara a Educación. Además, como firme defensor del medio ambiente, había anunciado que Italia se convertiría el próximo año en el primer país en impartir una asignatura obligatoria sobre cambio climático y desarrollo sostenible en los colegios. También había propuesto que ENI, el gigante italiano de la energía, renunciara a la explotación de petróleo para centrarse en las energías renovables.
La salida de Fioramonti es un varapalo para el Gobierno de coalición entre el Movimiento 5 Estrellas y el Partido Democrático, que comenzó su andadura el pasado mes de septiembre tras un acuerdo inesperado entre estas dos formaciones, que en otro tiempo fueron acérrimos rivales.
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