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ENTREVISTA | Mustafá Buchachi

“Tebún es un presidente ilegítimo y difícilmente podrá gobernar Argelia”

El principal líder del Hirak, el movimiento que desde febrero desafía al régimen en las calles, asegura que las protestas no pararán hasta la conquista de las libertades políticas

Mustafá Buchachi, en abril en una manifestación del Hirak en Argel.
Mustafá Buchachi, en abril en una manifestación del Hirak en Argel. MOHAMED MESSARA (EFE)

Desde su despacho, situado en el corazón de Argel, el abogado Mustafá Buchachi (Sidi Abdelaziz, 1954), puede observar las multitudinarias manifestaciones que han sacudido Argelia desde hace diez meses. Sin embargo, este exdiputado y expresidente de la Liga Argelina por la Defensa de los Derechos Humanos ha preferido vivir las movilizaciones a pie de calle desde su inicio. Muchos lo consideran el padre espiritual del Hirak (Movimiento, en árabe). Conversa por teléfono después de que Abdelmayid Tebún fuera investido presidente de Argelia tras unas contestadas elecciones.

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Pregunta. ¿Qué opina de las recientes presidenciales?

Respuesta. No fueron unas verdaderas elecciones. La mayoría de los argelinos las ha boicoteado porque eran impuestas. Abdelmayid Tebún es un presidente mal elegido y encontrará dificultades para gestionar el país. Hubo propuestas para alcanzar un consenso respecto a las condiciones de los comicios, pero El poder [como los manifestantes llaman al régimen] rechazó cualquier diálogo con la clase política para diseñar una hoja de ruta conjunta. Estas elecciones son contestadas porque son las mismas que colocaron al antiguo presidente. Es una lástima. Habríamos podido organizar unas transparentes, en las que se presentaran muchos candidatos de la oposición, pero se ha desaprovechado una ocasión de avanzar hacia la democracia.

P. ¿Cree que fueron unos comicios limpios?

R. Creo que el sistema ha manipulado la voluntad del pueblo argelino. No le puedo decir si Tebún ganó, o si realmente consiguió el 58% de los votos, pero inflaron el número de participantes. Algunas informaciones apuntan a que no habría votado ni el 10% de la población [la tasa oficial de participación fue de casi el 40%]. Incluso si los resultados oficiales son ciertos, habrían votado menos de nueve millones. Son unas elecciones fraudulentas, ni la clase política ni la oposición han participado.

P. ¿Cree que Tebún es el líder político más poderoso del país?

R. Cuando eres mal elegido, sin legitimidad popular, encontrarás dificultades para abordar los problemas políticos y económicos. Es el sistema político argelino quien ha puesto a este presidente, no el pueblo. Por eso es un presidente débil, que necesitará de aquellos que lo colocaron. Miles de personas se han manifestado para decirle que no ha sido elegido democráticamente, que es ilegítimo. Y ello perjudicará el papel de Argelia en el Mediterráneo y en la región.

P. ¿Es partidario de negociar con el presidente Tebún?

R. Él dice que quiere dialogar con todo el mundo. Los argelinos no están en contra del diálogo, pero antes se deben cumplir una serie de condiciones, como poner fin a los arrestos de activistas, la liberación de los presos políticos o la apertura del espacio mediático. Se debe garantizar también la libertad de expresión, de asociación y de movimiento. El Gobierno pone obstáculos a la gente que quiere venir a manifestarse a Argel. El diálogo no debe tener como objetivo el mantenimiento del sistema, sino la transición a una verdadera democracia en la que los argelinos elijan a sus representantes en las instituciones.

P. Afines al Gobierno argumentan que el Hirak es un movimiento desorganizado, incapaz de ofrecer interlocutores…

R. Hasta ahora, no hemos visto ninguna utilidad en tener representantes o un portavoz porque El poder no quiere dialogar. Ha ignorado al Hirak. Si El poder quisiera abrir un diálogo franco, no sería difícil encontrar gente, símbolos, para negociar en su nombre. De momento, no tener representantes nos ha dado fuerza.

P. ¿Usted podría ser uno de ellos?

R. No, yo prefiero ser un militante más. Esta es una revolución de jóvenes. Ellos la han hecho y creo que quienes deben representarla son los jóvenes, sobre todo los encarcelados.

P. ¿Cuál es el futuro del Hirak?

R. El Hirak y esta revolución pacífica continuarán porque el poder actual y este presidente son ilegítimos. Es solo mi opinión, no hablo en su nombre.

P. ¿Teme que el movimiento pueda caer en la violencia?

R. No, los argelinos son conscientes, pacíficos, y están determinados a ir hasta el final para conseguir la democracia. En estos diez meses no ha habido ni un cristal roto, tampoco agresiones, han participado todas las ciudades... Es extraordinario.

P. ¿Qué le parece la actitud de los Gobiernos extranjeros?

R. Esta revolución es de los argelinos y no queremos que nos ayuden desde el extranjero. No conozco una revolución que haya triunfado siguiendo una agenda extranjera. Por eso, hemos dicho no a las injerencias. Hay países en Occidente y en Oriente que no quieren que seamos una democracia porque eso afectaría a sus intereses. Una dictadura es siempre más complaciente con el extranjero para que la dejen tranquila.

P. ¿Debería Occidente tener miedo a ese escenario?

R. En principio no. La democracia traerá esperanza y habrá menos argelinos que querrán emigrar e incluso habrá argelinos de la diáspora que querrán volver. Ellos han sido también muy activos en el movimiento. Una Argelia democrática podrá tener buenas relaciones con todo el mundo, no será el área de influencia de nadie.

P. Algunos temen una victoria de los islamistas que desemboque en otro conflicto como el de los años noventa.

R. La situación ahora no tiene nada que ver. En los noventa, había un partido que lo lideraba [el Frente Islámico de Salvación, FIS], ahora es todo el pueblo. El Hirak no tiene un color político. Lo forma gente que no milita en un partido, sino por la democracia. Soy optimista, vamos hacia esa democracia y traerá estabilidad para el país y toda la región.

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