Bruselas y Londres se acercan a un principio de acuerdo sobre el Brexit
Los avances en las intensas negociaciones de los últimos días devuelven el optimismo sobre un pacto inminente
Las negociaciones entre la UE y el Reino Unido viven su mejor momento desde la llegada de Boris Johnson a Downing Street. Fuentes comunitarias han señalado este martes que un principio de acuerdo sobre el que puedan discutir los líderes europeos en la cumbre de esta semana puede ser cuestión de horas. Y el optimismo —todavía cauteloso— ha alcanzado su culmen tras varios días en los que la discusión ha descendido desde las más altas esferas políticas al barro técnico de los negociadores.
Michel Barnier, el hombre que lidera las conversaciones en nombre de los Veintisiete, ya anticipó a primera hora de la mañana, en una declaración cargada de prudencia y precauciones, que el desbloqueo era viable. "Incluso aunque un acuerdo es difícil, cada vez más difícil, aún es posible lograrlo esta semana", auguró a su llegada a Luxemburgo. Allí expuso a los ministros de Exteriores el resultado de los últimos intercambios con Londres después de tres días encerrados para desencallar la situación. Hasta el Gran Ducado se desplazó también su homólogo británico, Stephen Barclay, imbuido de un espíritu muy similar al de Barnier. "Un acuerdo es todavía muy posible", vaticinó.
La palabra "imposible" ha sobrevolado el acuerdo del Brexit en numerosas ocasiones. La última hace tan solo una semana, cuando Londres filtró una charla privada entre el primer ministro, Boris Johnson, y la canciller alemana, Angela Merkel, para culparla de un fracaso en las negociaciones sobre las condiciones del divorcio que pasaría a los libros de historia. El tono, sin embargo, se ha suavizado desde el encuentro de Johnson con su homólogo irlandés, Leo Varadkar, del pasado jueves.
Las conversaciones entre ambas partes han continuado este martes para allanar el camino a la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno europeos del jueves y viernes en Bruselas. Y fuentes comunitarias insisten en que el preacuerdo está cada vez más cerca. Fuentes alemanas corroboran esas señales positivas y creen que el Gobierno británico podría hacer concesiones y resucitar soluciones antaño descartadas sobre la frontera irlandesa.
El Consejo Europeo se presenta como una de las últimas oportunidades de salvar un Brexit pactado que Johnson pueda llevar el fin de semana a la Cámara de los Comunes, en lo que algunos medios británicos han bautizado como el "supersábado". Coincide, además, que ese mismo día, el 19, es la fecha límite que los diputados en Westminster han fijado —a través de una ley (conocida como Benn Act, por el parlamentario que la promovió)— para que, en caso de que la Cámara de los Comunes rechazara el acuerdo de Johnson, el premier se vea obligado a solicitar a Bruselas una prórroga de la salida, prevista para el 31 de octubre, hasta al menos el 31 de enero de 2020.
A poco más de dos semanas de que se cumpla el plazo fijado para la salida británica de la UE, la presión del tiempo acecha, y se ha frenado en seco el juego de culpas contra el que ya avisó el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk. Pero eso no es suficiente para alcanzar la fumata blanca, y se ultima con Londres la nueva propuesta sobre la frontera irlandesa para romper el bloqueo. "Es urgente que las buenas intenciones se conviertan en un texto legal", avisó un pragmático Barnier.
Los mensajes que trascienden sobre el estado de la cuestión han sido en las últimas horas contradictorios. El primer ministro finlandés, Antti Rinne, cuyo país ostenta la presidencia rotatoria de la UE hasta final de año, reducía este lunes al mínimo las probabilidades de llegar a un acuerdo esta semana. Pero con la negociación convertida en una montaña rusa, el nuevo discurso de Barnier trajo una primera oleada de esperanza que se intensificó esta tarde impulsando a la libra esterlina en el mercado de divisas y tiñendo de verde las Bolsas europeas.
A favor del acuerdo juega que Johnson parece dispuesto a todo con tal de evitar una prórroga —"prefiero estar muerto en una zanja antes que pedirla", llegó a decir—. Y en la UE no todos ven con buenos ojos conceder más tiempo. Francia insiste en que alargar los plazos no soluciona nada a no ser que el motivo sea la convocatoria de un segundo referéndum o una cita electoral anticipada. Y entre las organizaciones empresariales hay quien ve contraproducente seguir alargando la incertidumbre.
En la recámara aguarda la bala de una cumbre europea extraordinaria a finales de mes, ya al borde del precipicio del no acuerdo. Las señales positivas de Barnier dan a entender que se está cociendo una última intentona, pero las palabras han dejado de ser un indicador válido en una negociación llena de altibajos. "No es cuestión de ser optimistas. Tenemos que ser extremadamente responsables porque detrás del Brexit hay millones de empleos, familias y empresas", sentenció la secretaria de Estado francesa de Asuntos Europeos, Amélie de Montchalin.
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