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Costa busca reeditar el Gobierno de la pasada legislatura en Portugal

El líder socialista luso se acerca al Partido Comunista y al Bloco de Esquerda y descarta un acuerdo con el centro derecha del PSD

António Costa celebrando su éxito, en la sede socialista de Lisboa en la noche del domingo.Foto: atlas | Vídeo: ATLAS REUTERS (Jon Nazca)

António Costa intentará repetir su Gobierno con el apoyo parlamentario de Bloco de Esquerda (BE) y el Partido Comunista (PC) e incluso ampliarlo a partidos del nuevo arco parlamentario. El triunfo electoral del pasado domingo refuerza a su Partido Socialista (pasa de 86 a 106 diputados), pero le faltan diez para conseguir mayoría absoluta en el Parlamento.

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"A los portugueses les gustó la geringonça –Gobierno minoritario con apoyo mayoritario en el Parlamento con Bloco y PC–, por lo que el PS buscará renovar esta solución política", dijo el mandatario, tras conocerse los resultados. “Si no hay voluntad de reeditarlo por parte del PC y Bloco, trabajaremos día a día y caso a caso para llegar a acuerdos”. El Bloco ya se ha ofrecido a reeditarlo.

La izquierda ha salido reforzada de las elecciones al pasar de 120 a 138 diputados, lo que supone una confirmación de los ciudadanos a la política seguida por Costa en los últimos cuatro años. Con su amplio triunfo, sus posibilidades de formar una mayoría parlamentaria son más variadas y menos exigentes. Puede pactar solo con PC o solo con Bloco, pero la idea de Costa es hablar con todos los partidos de la izquierda y más allá. En la noche electoral lanzó un guiño al ecologista PAN (Personas, Animales, Naturaleza), que ha subido de uno a cuatro diputados y que ya le aprobó tres de los cuatro presupuestos. Costa también hablará con la diputada de Livre, nuevo partido en el Parlamento surgido de exdirigentes del Bloco.

El ministro de Exteriores, Santos Silva, uno de los hombres de confianza de Costa, confirmó este lunes la idea del primer ministro de reeditar su fórmula de Gobierno y fue un paso más allá: “El Partido Socialista está disponible para una renovación y ampliación de la geringonça”.

El derrotado PSD se adjudica el éxito de que Costa no haya obtenido mayoría absoluta

Los trámites para formar Gobierno se inician el martes, aún sin conocerse los resultados de los cuatro escaños que se eligen entre los emigrantes y que, tradicionalmente, van al PS y PSD. El presidente de la República, Marcelo Rebelo de Sousa, quiere tener un Gobierno efectivo antes de la cumbre europea sobre el Brexit y por ello va a recibir a las diez formaciones parlamentarias, en audiencias de media hora, este martes desde las 11.30, y el miércoles le encargará la formación del Gobierno a Costa.

No será necesario tener un acuerdo con los partidos de la izquierda antes del pleno parlamentario, ya que sus socios no van a votar en contra al día siguiente. Su previsible abstención ya permitiría a Costa obtener más votos favorables que contrarios, lo que facultaría la toma de posesión. El primer objetivo de Costa es la aprobación del presupuesto de 2020 y, mejor aún, lograr un acuerdo de legislatura, del que el PC se ha desmarcado.

Jerónimo de Sousa, el veterano secretario general del PC, prefiere acuerdos para objetivos concretos, según anunció en la noche del domingo, pero también se abre una batalla estratégica con el tipo de oposición entre ellos y su competidor, el Bloco, más proclive a reeditar a la geringonça pero que, a diferencia del PC, no mueve la calle. Costa preferiría al contrario, pues siempre elogió la seriedad —”un partido de masas”— frente a la frivolidad mediática del Bloco —”un partido de mass media”—.

Las exigencias del Bloco y del PC son coincidentes en medidas laborales y difieren, fundamentalmente, en temas ecologistas y de género. Ambos van a exigir una fuerte inversión en servicios públicos, principalmente en salud y transporte. También van a apoyar las reivindicaciones de profesores, enfermeros y médicos que han agitado la calle en el último año. Al PC le disgustó en la pasada legislatura que el PS se apoyara en la derecha cuando no encontraba los votos en sus aliados. Fue el caso de la venta del banco Banif –primer choque, en 2015– y la aprobación de una reforma laboral que no anulaba medidas de la troika, hace cuatro meses.

A través de su poderoso sindicato, la Confederación General de Trabajadores Portugueses (CGTP), el PC va a luchar por un salario mínimo de 850 euros (ahora es de 600) antes de acabar la legislatura, y para que todos los trabajadores tengan una subida de sueldo de 90 euros mensuales y se les aplique el horario laboral de los funcionarios, 35 horas semanales.

Con la abstención, del 45,5%, la más alta de la historia en unas elecciones legislativas, los portugueses dieron la victoria al PS con el 36,6% de los votos y 106 escaños (en 2015 obtuvo el 32,3% de los votos, lo que se tradujo en 86 escaños); seguido del centrista (PSD), con el 27,9% y 77 asientos. En las anteriores elecciones concurrió en coalición con el democristiano CDS y obtuvieron el 38,6% y 107 escaños. La tercera fuerza es el Bloco de Esquerda, como hace cuatro años, con el 9,7% y 19 diputados (10,2% y 19 asientos en 2015); sigue el PC (en coalición con Los Verdes), 6,7% y 12 escaños (8,3% y 17); el derechista CDS, 4,2% y cinco escaños. La sexta fuerza es el ecologista PAN, con el 3,3% y cuatro escaños (1,4% y 1 en 2015). Por primera vez entran en la Cámara, el izquierdista Livre, Iniciativa Liberal y Chega, estos dos últimos creados hace menos de dos años.

El populismo se estrena en el Parlamento

En estos comicios, Portugal ha dejado de ser una excepción entre los Parlamentos sin partidos ultraderechistas y/o populistas, al sacar un diputado el partido Chega (Basta, en español) fundado hace unos meses. Su líder André Ventura, abogado y tertuliano futbolístico en el medio sensacionalista Correio da Manhã, propone la reducción del Parlamento a la mitad, la eliminación de la figura del primer ministro y del ministerio de Educación. En un discurso triunfalista, en la noche del domingo, anunció que en ocho años será el primer partido del país. También acusó a la comunidad gitana de vivir de las subvenciones.

Costa ha prometido hablar con todos menos con Chega, que basó buena parte de su campaña en el familygate, el compadreo de familiares y amigos en altos cargos del Gobierno.

Aunque a primeras horas de la noche del lunes, la portavoz del PS anunció una derrota histórica de la derecha, al final la diferencia entre ambos bloques se redujo a menos de 20 puntos. La caída es sobre todo del derechista CDS. Su líder Assunçao Cristas anunció un congreso extraordinario del partido y su renuncia a la reelección, después de cuatro años al frente del partido. De 18 escaños solo mantiene 5.

Otro autoproclamado triunfador de la noche fue Rui Rio, presidente del PSD. Pese a que el PS le haya sacado 8,7 puntos porcentuales de diferencia, se vanaglorió de que "la hecatombe anunciada no ocurrió" y culpó a los sondeos y a los comentarios políticos de varios medios del ambiente adverso con que afrontó la campaña. Rio consideró un triunfo del PSD que Costa no haya obtenido la mayoría absoluta y que la diferencia con el PS no fuera de 20 puntos como habían apuntado las encuestas hace dos meses, sino solo de 8,7. Pese a ello, es uno de los peores resultados de la historia del PSD y su continuidad depende del congreso del partido en enero.

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