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Elecciones primarias en Argentina: las claves de unos comicios sin ganadores

El país sudamericano vive este domingo una jornada de gran trascendencia política, a pesar de que el resultado no será definitivo

Federico Rivas Molina
Propaganda de campaña de Mauricio Macri en una calle de Buenos Aires.
Propaganda de campaña de Mauricio Macri en una calle de Buenos Aires.Reuters
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Las elecciones primarias de este 11 de agosto en Argentina son una excepción planetaria. Todos los precandidatos a presidente, una docena, no tienen rivales en su mismo partido y bastará con que superen el 1,5% de los votos para poder competir en las generales de octubre. La contienda, sin embargo, se vive como una batalla crucial en la carrera por la presidencia, casi tan importante como la elección definitiva. ¿Por qué sucede esto? EL PAÍS responde a esta y otras preguntas clave de la jornada del domingo:

¿Por qué se crearon las PASO?

Las primarias abiertas, simultáneas y obligatorias (PASO) nacieron de una derrota. En las legislativas de 2009, el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner cayó en Buenos Aires ante Francisco de Narváez, un candidato prácticamente desconocido y sin estructura partidaria. La candidatura de Narváez surgió de un acuerdo de dirigentes y no de partidos. Néstor Kirchner, el derrotado, impulsó un mecanismo que unificase la forma de elección de candidatos. Debido a la crisis de partidos heredada de la debacle de 2001, se decidió que lo mejor sería que la decisión final la tuviesen los votantes. La ley sumó apoyos en todo el arco político.

¿Qué dice la ley que regula las PASO?

La nueva norma estableció que los candidatos de cada partido se deciden con el voto obligatorio de todo el censo electoral, sin importar las afiliaciones políticas. Como el sistema establece un piso de 1,5% de los votos nacionales para continuar en carrera, se favorece la formación de alianzas electorales. La candidatura de Mauricio Macri fue fruto de una de esas alianzas, entre un partido nuevo, el PRO, limitado a la ciudad de Buenos Aires, y otro centenario y con estructura nacional, la Unión Cívica Radical (UCR).

¿Por qué ahora se considera a las PASO un sondeo nacional, más que una elección primaria?

Porque han sido contadas las veces que los partidos o alianzas presentaron más de un precandidato para un mismo cargo, en especial para presidente. Sin rivales internos, los aspirantes compiten contra sus pares de otras agrupaciones y miden en las PASO su poder de fuego antes de las generales. De los resultados del 11 de agosto surgirán las estrategias de campaña de cara a las generales del 27 de octubre. Las primarias, sin embargo, tienen aún sentido para el caso de precandidatos a senadores, diputados y, sobre todo, concejales comunales, donde la competencia interna es más amplia.

¿Qué son las boletas cortas y las boletas largas?

El sistema electoral argentino no es de papeleta única sino partidaria. Cada agrupación tiene la suya, con los aspirantes propios a cada cargo en disputa. Se le llama boleta o papeleta corta a aquella que solo incluye, por ejemplo, candidatos a diputados o senadores y no a presidente. El elector puede tomar esa papeleta para diputados y cortar su candidato a presidente de la papeleta de otro partido. La llamada boleta larga, en cambio, incluye toda la lista de candidatos posibles, desde presidente hasta concejales, siempre de un mismo partido. Las boletas cortas son las preferidas por aquellos gobernadores de provincia que no quieren que sus candidatos locales se vean afectados por la imagen negativa de los aspirantes presidenciales nacionales.

¿Por qué el kirchnerismo puso en duda la transparencia del escrutinio provisorio?

El Frente de Todos, que lleva en su boleta a Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner, pidió la anulación del conteo con el argumento de que no confiaba en la idoneidad de la empresa contratada por el macrismo para ese trabajo, la estadounidense Smartmatic. Hasta esta elección, el traslado de los telegramas con los resultados de cada mesa fue físico, pero la nueva compañía ofreció como novedad el escaneo de esos mismos telegramas y su envío por vía digital a los centros de cómputos. El kirchnerismo denunció ante la justicia que el escaneo no garantiza que una mano negra se interponga durante el viaje digital y altere los resultados para sembrar dudas entre los votantes.

¿La justicia electoral aceptó el reclamo opositor?

No, pero resolvió que todos los pasos del proceso sean monitoreados por veedores judiciales, bajo su control. El resultado final de las elecciones, con todo, será responsabilidad de la justicia, que durante los días que siguen a la votación contará una por una las papeletas que recibirá con los datos de cada mesa. Sobre la confiabilidad de esos resultados definitivos no ha habido objeciones.

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Sobre la firma

Federico Rivas Molina
Es corresponsal de EL PAÍS en Argentina desde 2016. Fue editor de la edición América. Es licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad de Buenos Aires y máster en Periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona.

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