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Los enigmas del turbio asesinato de un ‘carabiniere’ por dos turistas estadounidenses

La versión del cuerpo policial sobre el homicidio de un agente del orden en Italia arroja muchas dudas

Gabriel Christian Natale Hjorth (derecha) y Finnegan Lee Elder (izquierda), tras ser detenidos en Roma. En vídeo, así fue el suceso.Vídeo: AP | REUTERS
Daniel Verdú

La historia conmocionó el sábado a Italia. Dos turistas estadounidenses de 19 y 20 años apuñalan a un carabiniere tras haber robado la mochila a un camello de cocaína. El país se vuelca con la familia del agente muerto. Circulan todo tipo de bulos sobre el origen de los asaltantes —la ultraderecha propaga que se trata de migrantes— y empieza una guerra entre partidos a cuenta de la seguridad en las calles de Roma, la música habitual en el enrarecido clima político. Pero la historia no termina de encajar en las primeras horas. La versión cambia y termina en la prensa convertida en un bumerán para los carabinieri.

El primer relato oficial señalaba que dos turistas estadounidenses de 19 y 20 años robaron la mochila a un camello de cocaína en el barrio de Trastevere tras darse cuenta de que les había vendido aspirina triturada en lugar de droga. El traficante, según ese relato original, inquieto por sus pertenencias, llamó a su teléfono para exigir a los chicos que le devolvieran sus cosas. Pero estos le pidieron el pago de 100 euros en mano en una calle de Prati —un barrio acomodado junto al Vaticano— a cambio de la mochila. El traficante llama al 112, tal y como ha resultado acreditado, y le cuenta la historia a los carabinieri, omitiendo el asunto de la droga y asegurando que le han asaltado unos chicos. A la cita se presentan dos agentes y uno de los jóvenes termina asestando ocho cuchilladas a uno de ellos, pensando que se trata de uno de los traficantes.

Los dos estadounidenses fueron arrestados horas después en un hotel de cinco estrellas cercano al lugar del homicidio, donde también se encontró el arma del delito escondida en un techo. Tras un largo interrogatorio, uno de ellos —Edgar Finnegan Lee, 19 años, nacido en San Francisco— confiesa ser el autor del asesinato. “Nunca había visto un militar sin uniforme. Lo confundí con un camello”, dijo en aquel momento, según recogió La Repubblica. Sin embargo, delante del juez se negó a responder.

El domingo por la mañana se publicó una foto del interrogatorio en comisaría, donde el supuesto asesino lleva los ojos vendados y las manos atadas por detrás. Una imagen comprometedora para los carabinieri, que arroja más sombras sobre un extraño caso y ha levantado quejas por vulnerar los derechos del arrestado. Pero Salvini defendió al cuerpo: “A quien se lamenta por eso [el presunto maltrato policial], le recuerdo que la única víctima por quien llorar es un hombre, un hijo, un marido de 35 años, un carabiniere, un servidor de la patria muerto en servicio a manos de quien merece la cadena perpetua”.

El caso, sin embargo, no convence. La pregunta hoy, entre otras cosas, era qué clase de traficante llamaría a la policía. La versión de los carabinieri, que ensalzan al agente muerto como un hombre volcado en labores sociales y peregrinajes a Lourdes o Loreto, evoluciona dando la impresión de que el vínculo entre el fallecido —que se presentó a la cita con los jóvenes estadounidenses sin el uniforme con otro compañero— y el traficante podría ser anterior al de aquella noche en aquella llamada. No se ha explicado, tampoco, porqué no había patrullas de apoyo. Salvini y el otro viceprimer ministro de Italia, Luigi Di Maio, acudirán el lunes al funeral del agente.

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Sobre la firma

Daniel Verdú
Nació en Barcelona pero aprendió el oficio en la sección de Madrid de EL PAÍS. Pasó por Cultura y Reportajes, cubrió atentados islamistas en Francia y la catástrofe de Fukushima. Fue corresponsal siete años en Italia y el Vaticano, donde vio caer cinco gobiernos y convivir a dos papas. Corresponsal en París. Los martes firma una columna en Deportes

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