Hungría condena a cadena perpetua a cuatro traficantes por la muerte de 71 inmigrantes asfixiados en un camión

El 27 de agosto de 2015, la policía de Austria abrió las puertas de un camión que había sido abandonado en una autopista del este del país alpino. En su interior descubrieron 71 cadáveres en estado de descomposición, entre ellos ocho mujeres y cuatro niños. El hallazgo conmocionó a Europa y dejó al desnudo el lado criminal que nació a causa de la grave crisis de refugiados que vivió el continente en el verano de ese año.

Casi cuatro años después, un Tribunal húngaro condenó este jueves, en segunda y definitiva instancia, a cadena perpetua a los cuatro líderes de una red de traficantes de personas, a las que hallaron culpables de la muerte de los 71 refugiados originarios de Siria, Irak y Afganistán. El tribunal de Szeged también condenó a cuatro años de cárcel a otros diez miembros de la banda de traficantes de seres humanos que estaba formada por doce búlgaros y dos afganos.

Los condenados a cadena perpetua son una persona de origen afgano, líder del grupo, y tres búlgaros, acusados de tráfico de personas y de homicidio por rechazar detener el camión y abrir las puertas para dejar que el aire entrase en el habitáculo, a pesar de las peticiones desesperadas de la gente que se encontraba en su interior y que acabó falleciendo por asfixia.

 En su veredicto final, el juez Erik Mezolaki ha señalado que tres de los traficantes no tendrán posibilidad de salir de la cárcel nunca en su vida, mientras que ha establecido un mínimo de 30 años en prisión para el cuarto integrante de la banda. El fallo de segunda instancia, que ya no puede ser recurrido, es más severo que la primera sentencia, dada a conocer en agosto de 2018, de 25 años de prisión para cada uno de los cabecillas.

Conmoción

El hallazgo de los 71 cadáveres en el interior del camión frigorífico conmocionó al continente en medio de la llegada masiva de refugiados en el verano de ese año, muchos de los cuales fallecieron en el intento de alcanzar Europa.

El camión abandonado en el arcén de la autopista A4 -a solo 50 kilómetros de Viena- lucía el logotipo de la empresa avícola Hyza de Eslovaquia, y había emprendido el viaje cuyo destino era presumiblemente Alemania, desde Budapest. Las autoridades lograron descubrir por qué el camión abandonó la capital húngara el 25 de agosto de 2015 y que, a las 21 horas de ese día, se encontraba en las inmediaciones de la frontera austriaca. “Cuando los forenses inspeccionaron los cadáveres, llegaron a la conclusión de que las personas habían muerto mucho antes de que el camión ingresara en territorio austriaco”, dijo entonces un responsable de la policía. “Creemos que los refugiados murieron unas 48 horas antes de que fueran descubiertos”.

“Eran personas que estaban en camino para buscar más seguridad y protección y en el intento han sufrido una muerte trágica”, dijo entonces la canciller alemana Angela Merkel en Viena, donde se celebraba en ese momento una cumbre centrada en la crisis de los refugiados a la que asistía la Comisión Europea, Alemania, Austria e Italia. “Es una advertencia para Europa, que debe abordar el problema de migración de forma rápida y con un espíritu de solidaridad para encontrar soluciones”, afirmó. Una semana después del terrible hallazgo del camión, Merkel tomó una decisión histórica: abrir las fronteras de Alemania para las decenas de miles de refugiados que estaban hacinados en una estación de tren en Budapest. En menos de cuatro meses, llegó casi un millón de refugiados.