Once exministros de Justicia brasileños arremeten contra la política de seguridad de Bolsonaro
Seis extitulares de Educación también acusan al presidente de Brasil de desmantelar las políticas públicas de los últimos 30 años
El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, ha logrado unir a enemigos de distintas trincheras políticas para criticar los proyectos que amenazan los avances sociales de estos años en el país. Once exministros de Justicia de Brasil publicaron este martes un documento en el que alertan sobre “los retrocesos en el control de armas y municiones” a raíz de un decreto del presidente ultraderechista. Bolsonaro cumple la promesa de campaña de facilitar la compra y el uso de armas, revirtiendo una política de control de las administraciones anteriores.
Para entender el alcance del texto, es como si en España ministros de Gobiernos del PP y del PSOE se unieran para posicionarse en contra un Gobierno en la línea de Vox. Los que firman la carta, publicada el martes en el diario Folha de S. Paulo, están vinculados a partidos (como el PT y el PSDB) que son adversarios electorales y que formaron parte de los últimos cuatro Gobiernos de la democracia: los de Fernando Henrique Cardoso (1995-2002); Luiz Inácio Lula da Silva (2003-2010); Dilma Rousseff (2011-2016), y Michel Temer (2016-2018).
Pese a sus diferencias ideológicas, hacen hincapié en lo que les une: “Cada uno de nosotros trabajó para que se estableciera en el país una política de regulación responsable de armas y municiones”, escriben. “Siempre tuvimos el compromiso de fortalecer los avances que consolidasen Brasil como una referencia de regulación responsable de armas y municiones en Latinoamérica y en el mundo”. Esta es la tercera vez que Brasil ve unirse a exministros de diferentes Gobiernos contra las políticas de Bolsonaro. La misma iniciativa tuvieron antiguos responsables de Educación y de Medio Ambiente.
Los exresponsables de Justicia explican que la efectividad de las “políticas públicas depende de su continuidad, monitoreo y evaluación constantes para que podamos perfeccionarlas y dar las respuestas a sus nuevos retos”. Todos consideran que “el control de armas es un tema central para enfrentar el crimen organizado y reducir los homicidios [64.000 en 2017]”. Reclaman el “fortalecimiento” de las políticas aplicadas a lo largo de las últimas dos décadas, impidiendo lo que consideran “retrocesos”.
Durante la campaña electoral de 2018, Bolsonaro prometió reiteradas veces que su Gobierno eliminaría el Estatuto del Desarmamento, aprobado por el Congreso en 2003. La legislación prohíbe que los civiles circulen con armas por las calles y establece normas y restricciones para la posesión en casa, además de mecanismos de control de producción, circulación y comercialización. “Según el Mapa de la Violencia, en la década siguiente a su limitación el Estatuto ayudó a preservar la vida de 133.000 brasileños”, escriben los antiguos ministros. Es decir, las cifras de homicidios, que siguen altas, podrían ser peores.
“Como exministros y ciudadanos, estamos convencidos de que ampliar el acceso a armas no es la solución para garantizar nuestra seguridad, nuestro desarrollo y nuestra democracia”, subrayan. “Tenemos que proteger el legado de las conquistas que hemos protagonizado y centrar nuestros esfuerzos en la función primordial del Estado: garantizar el derecho a la vida y la seguridad de todos”, concluyen.
Seis exministros de Educación hacen una alerta
Ante los recortes y las amenazas a la autonomía universitaria promovidos por Bolsonaro, también se reunieron este martes en São Paulo seis exministros de Educación, entre ellos el excandidato a la presidencia Fernando Haddad (PT). “Brasil perdió el siglo XX en la Educación. La Constitución de 1988 la puso como prioridad y los datos empezaron a mejorar, lo que exige compromiso con las políticas de Estado construidas en los últimos 30 años”, argumentó.
Destacaron que las políticas adoptadas nunca fueron partidistas o ideológicas, sino resultado “de un amplio consenso de que la Educación es la prioridad del siglo XXI”, afirmó Renato Janine Ribeiro (ministro en 2015). "Lo que está pasando es mucho peor de lo que imaginábamos", añadió Cristovam Buarque (ministro entre 2003 y 2004).
Bolsonaro ganó las elecciones denunciando una supuesta doctrina marxista en las universidades. Ya en el Gobierno su ministro de Educación, Abrahaim Wintraub, llegó a anunciar que recortaría los recursos de las instituciones que promueven “líos” en sus campus, lo que atenta contra la autonomía universitaria. Todo el discurso del Gobierno sobre Educación está centrado en la escuela desde casa, la ideología de género y el proyecto Escuela Sin Partido, que promete eliminar la doctrina política dentro de clase.
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