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La amenaza de una repetición de las elecciones planea sobre Israel

El ultraconservador Lieberman bloquea el acuerdo de coalición de Gobierno de Netanyahu

Juan Carlos Sanz
El líder derechista israelí Avigdor Lieberman, el lunes en Jerusalén.
El líder derechista israelí Avigdor Lieberman, el lunes en Jerusalén.RONEN ZVULUN (REUTERS)

Israel ha entrado en rumbo de colisión hacia la repetición de las elecciones siete semanas después de las legislativas que dieron la quinta victoria a Benjamín Netanyahu. A punto de expirar, en la medianoche del miércoles, el plazo concedido al primer ministro para formar Gobierno, el desacuerdo bloquea el pacto de coalición entre los partidos del ala derecha de la Kneset (Parlamento), que este lunes dio el primer paso para disolverse y adelantar los comicios.

La Kneset, que cuenta con 120 escaños, avaló en lectura preliminar la propuesta de disolución con el voto a favor de 65 diputados —los mismos que suma la mayoría conservadora—, 43 en contra y seis abstenciones. De salir adelante antes de que comience el jueves, las próximas elecciones se celebrarían previsiblemente en agosto. Faltan, sin embrago, otras tres votaciones en el pleno de la Asamblea israelí antes de que los israelíes puedan ser llamados otra vez a las urnas.

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Netanyahu se ha topado con el férreo bloqueo político del exministro de Defensa y líder de Israel Nuestra Casa (cinco diputados), el ultraderechista laico Avigdor Lieberman, que exige pactar la legislación sobre el servicio militar como condición previa a un acuerdo de Gobierno. Los partidos ultraortodoxos judíos, que agrupan a 16 parlamentarios, rechazan de plano el proyecto de ley impulsado por Lieberman, que establece el reclutamiento forzoso de un cupo de decenas de miles de estudiantes de las yeshivas (escuelas rabínicas).

Si el jefe de filas del Likud no logra forjar un consenso entre ambos socios de Gobierno en las próximas horas, el presidente de Israel, Reuven Rivlin, puede conceder a Netanyahu un plazo suplementario de otras dos semanas para seguir negociando. Pero también tiene la potestad de encargar la formación de Gabinete a otro dirigente.

El primer ministro prefiere no arriesgarse a que el líder centrista Benny Gantz, el rival que le desafío el 9 de abril en las urnas, pueda tener la opción de fraguar una coalición alternativa, a pesar de que los votos de toda la oposición solo suman 55 escaños. Todavía teme más que Rivlin, procedente del sector moderado de la derecha, pueda encomendar la misión otro responsable del Likud, como el exministro Gideon Saar, considerado su principal adversario en el seno del partido conservador.

El veterano jefe de Gobierno ya ha puesto en marcha la maquinaria de disolución del Parlamento, que en Israel debe ser aprobada por una ley de la Kneset, con el objetivo de evitar una eventual maniobra en su contra desde la jefatura del Estado. La agenda parlamentaria está pautada para que la votación definitiva del texto de disolución se produzca poco antes de que expire el plazo para formar Gobierno con el que cuenta Netanyahu.

La presión política se ha disparado en Israel, aunque el escenario más previsible que manejan los analistas de la prensa hebrea es el de un compromiso de última hora para esquivar la convocatoria de otros comicios. Lieberman se mantiene firme en su convicción de no aceptar la imposición de un “Estado de la Halajá [ley religiosa judía]”, en Israel por imposición de jaredíes o ultraortodoxos. La reforma del servicio militar pondría fin a la exención del alistamiento a filas que gozan ahora los alumnos de las escuelas talmúdicas, para que compartan con el resto de los ciudadanos “la carga de la defensa nacional”, en expresión del líder de Israel Nuestra Casa.

Junto con el Likud (35 diputados) del primer ministro, la extremista Unión de Partidos de Derechas (cinco) y el centroderecha de Kulanu (cuatro) los votos de los ultraortodoxos y los del partido de Lieberman parecían garantizar la quinta investidura de Netanyahu. El primer ministro se dispone a superar en julio el récord de 13 años de permanencia en el poder de David Ben Gurion, el fundador del Estado judío.

El fiscal general de Israel, Avichai Mandelblit, ha fijado para comienzos de octubre el trámite de audiencia a Netanyahu previo a su previsible inculpación por fraude y soborno en tres casos investigados por la brigada policial anticorrupción. En el caso de que se repitan las elecciones, los sondeos de urgencia ya coinciden en predecir una nueva victoria del líder del Likud, pese a sus cuentas pendientes con la justicia.

“En las horas que restan seremos testigos de la intensificación de las presiones sobre Lieberman”, sostiene el analista político Daniel Kupervaser. “Ya hemos vivido bloqueos poselectorales parecidos, que se solucionaron en el minuto noventa del partido”, argumenta. “Pero ahora se ha sentado un precedente, y si Netanyahu logra finalmente formar un Gobierno de coalición, seguirá siendo chantajeado groseramente tanto por Lieberman como por los partidos religiosos”.

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Sobre la firma

Juan Carlos Sanz
Es el corresponsal para el Magreb. Antes lo fue en Jerusalén durante siete años y, previamente, ejerció como jefe de Internacional. En 20 años como enviado de EL PAÍS ha cubierto conflictos en los Balcanes, Irak y Turquía, entre otros destinos. Es licenciado en Derecho por la Universidad de Zaragoza y máster en Periodismo por la Autónoma de Madrid.

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