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El Senado tumba la declaración de emergencia de Trump y le desafía a utilizar su poder de veto

El presidente anuncia que utilizará por primera vez su derecho a boicotear la legislación del Congreso, una vez consumada la rebelión contra su polémica estrategia para alzar el muro

Pablo Guimón
El presidente Donald Trump.
El presidente Donald Trump.JIM YOUNG (REUTERS)

El Senado de Estados Unidos ha aprobado este jueves una propuesta para terminar con la controvertida declaración de emergencia nacional en la frontera sur, realizada por Donald Trump el pasado 15 de febrero para poder construir su muro con México, que el Congreso se niega a financiar. El contundente voto de la Cámara alta, de mayoría republicana, supone un auténtico desafío al presidente, que anunció el jueves por la mañana que está dispuesto a ejercer su derecho a veto para salvar su polémica medida. Se trataría de la primera vez que Trump utiliza esa competencia, un recurso excepcional en el proceso legislativo, enmendando la plana a los legisladores de su propio partido.

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Doce senadores republicanos, muchos más de los previstos (se hablaba de media docena) y de los necesarios en una cámara de cuyos 100 escaños ocupan 53, decidieron desoír al presidente y apoyar la medida aprobada en febrero por la Cámara de Representantes, de mayoría demócrata, para tratar de tumbar la más que discutible emergencia nacional (que está siendo también combatida, en paralelo, ante los tribunales). Los republicanos rebeldes temen que la declaración de emergencia de Trump siente un peligroso precedente al que podrían recurrir futuros presidentes demócratas, en asuntos como el cambio climático, para burlar la división de poderes, principio que lleva a la Constitución a entregar al Poder Legislativo la competencia de aprobar los gastos. Pero, de confirmar Trump sus intenciones, el rechazo a la declaración de emergencia difícilmente adquiriría el rango de ley, ya que se necesita una mayoría de dos tercios en el Congreso (ocho senadores rebeldes más) para revocar un veto presidencial.

"¡VETO!", ha tuiteado el presidente Trump, escueto pero bien claro, minutos después de conocerse el resultado de la votación. "Estoy ansioso por VETAR la recién aprobada resolución inspirada por los demócratas que ABRIRÍA LAS FRONTERAS e incrementaría el crimen, las drogas y el mercado negro en nuestro país. ¡Agradezco a todos los republicanos fuertes que han votado por apoyar la seguridad fronteriza y el MURO que necesitamos desesperadamente!", ha añadido, en otro tuit, media hora después. Llevaba amenazando con ejercer su derecho a veto desde el miércoles.

Aunque el Congreso no logre revocar la declaración de emergencia si el presidente recurre al veto, el voto del Senado, poco dado hasta ahora a llevar la contraria al presidente, supone un embarazoso revés para Trump propinado desde sus propias filas republicanas. Supone una rebelión sin precedentes en sus dos años de mandato que acontece, además, un día después de que el mismo Senado votara, en contra de los deseos del presidente, por poner fin al apoyo estadounidense a la guerra de Arabia Saudí en Yemen.

En un último intento desesperado de salvar la situación, tres influyentes senadores republicanos interrumpieron el miércoles por la noche la cena del presidente y la primera dama en la Casa Blanca. Trataron, sin éxito, de encontrar la manera de responder a las preocupaciones de los senadores díscolos, enfrentados a decidir entre apoyar al presidente o impedir una descarada extralimitación del Poder Ejecutivo. Propusieron promover una legislación paralela que limitara los poderes presidenciales para declarar emergencias en el futuro, pero no convencieron al presidente.

Lo que está en juego son miles de millones de dólares que Trump reclama para construir el muro en la frontera con México que constituye quizá su principal promersa electoral. El Congreso, dada la recién estrenada mayoría demócrata en la Cámara baja, se negó a aprobar ese gasto para una medida que considera ineficiente, si no directamente “inmoral”, como la calificó la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi. El desacuerdo llevó a un cierre parcial de la Administración, durante 35 días, el más largo de la historia del país, que terminó en enero al recular Trump. Pero el 15 de febrero el presidente firmó una declaración de emergencia nacional, que le permitiría desviar dinero de otros programas federales, sin el consentimiento del Congreso, para levantar el muro que dice necesario para detener un supuesto flujo incontrolado de inmigrantes ilegales, drogas y criminales.

Los datos no apoyan la postura del presidente: el número de inmigrantes ilegales detenidos en la frontera está en sus niveles más bajos en cuatro décadas, y la inmensa mayoría de la droga entra al país oculta por los puestos de control fronterizos o mediante otros mecanismos, como túneles excavados bajo la frontera, que no impediría el muro de Trump. Pero el cambio en el perfil típico de los inmigrantes que cruzan la frontera, que han pasado de individuos solos procedentes de México a familias enteras de origen centroamericano que solicitan asilo, sí ha provocado la saturación de algunos centros de detención en la frontera, a la que han contribuido algunas políticas de la Administración Trump que complican las solicitudes de asilo.

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Sobre la firma

Pablo Guimón
Es el redactor jefe de la sección de Sociedad. Ha sido corresponsal en Washington y en Londres, plazas en las que cubrió los últimos años de la presidencia de Trump, así como el referéndum y la sacudida del Brexit. Antes estuvo al frente de la sección de Madrid, de El País Semanal, y fue jefe de sección de Cultura y del suplemento Tentaciones.

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