La reina Isabel II pide “respeto y consenso” en la crisis del Brexit
Buckingham decide intervenir, a poco más de 60 días de la fecha de salida de la UE
La reina Isabel II ha decidido saltarse su regla de oro de mantener una neutralidad exquisita y no intervenir en los asuntos políticos de Reino Unido. La crisis del Brexit, a poco más de 60 días de la fecha de salida de la UE, se halla en un estado de bloqueo, división y crispación que preocupa al palacio de Buckingham. "A medida que buscamos nuevas soluciones en esta era moderna, yo prefiero las recetas ya probadas, como hablar bien unos de otros y respetar los diferentes puntos de vista. Buscar juntos el interés común, y nunca perder de vista la visión general de las cosas. Creo que este modo de enfocar los problemas es intemporal y se lo recomiendo a todo el mundo", dijo este jueves la soberana en el Instituto de las Mujeres de Sandringham, donde acudió para conmemorar el centenario de esta institución.
No es la primera vez que se interpretan las palabras de Isabel II en clave política, a pesar de que su discurso contiene la suficiente vaguedad y falta de concreción como para permitir que cada bando extraiga sus propias conclusiones. En sus palabras del día de Navidad también se refirió a la necesidad de respetar las opiniones de cada cual, pero su advertencia en Sandringham parece haber ido algo más allá. Según el diario The Times, en los próximos días está previsto un incremento de las intervenciones de los miembros de la Casa Real con referencias veladas a la mayor crisis que ha sufrido Reino Unido, dicen algunos, desde la Segunda Guerra Mundial.
"El énfasis continuado en tener paciencia, en la amistad y en concentrarse en construir una comunidad fuerte y tener en cuenta las necesidades de los otros son tan importantes hoy como lo eran cuando esta asociación se fundó hace 100 años", ha dicho Isabel II, quien se incorporó a la agrupación de Sandringham del Instituto para las Mujeres cuando apenas tenía 17 años y aún no reinaba.
Las palabras de la reina llegan en el momento en que Theresa May sufre un amago de rebelión interna en el seno de su Gobierno. Varios ministros, y con ellos cargos políticos de menor rango, amenazan con dimitir si no se bloquea la posibilidad de un Brexit sin acuerdo. Dos enmiendas parlamentarias, que se votarán la próxima semana, pretenden forzar al Ejecutivo a descartar la salida de la UE a las bravas. May, sin embargo, se cierra en banda a esta opción y mantiene la amenaza, como baza negociadora frente a Bruselas y para meter el miedo en el cuerpo de todos aquellos diputados indecisos, a medida que se vaya acercando la fecha fatídica del 29 de marzo.
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