May exige a los diputados “que dejen de jugar” con el Brexit y velen por el interés del país
A dos días de la votación en el Parlamento británico, la primera ministra advierte de la "catástrofe" de una salida de la UE sin acuerdo
Theresa May dispone aún de un último cartucho en su desesperado intento por conseguir que el Parlamento apruebe el próximo martes el acuerdo del Brexit. Fuentes del Gobierno británico aseguran que la primera ministra prevé presentar antes de la votación nuevos compromisos procedentes de la UE con los que calmar las dudas de muchos diputados indecisos, especialmente respecto a la duración del llamado backstop o salvaguarda irlandesa. Se trata de la provisión por la cual Irlanda del Norte permanecerá dentro de la Unión Aduanera mientras Reino Unido y la Unión Europea no concluyan la negociación de un futuro acuerdo comercial. El Ejecutivo británico, sin embargo, no ha precisado la forma que tendrán esos nuevos compromisos ni su fortaleza legal.
La primera ministra ha desplegado una triple estrategia en las últimas semanas. En primer lugar, ha ofrecido a los unionistas norirlandeses del DUP que sostienen su mayoría parlamentaria garantías de que cualquier decisión futura sobre el backstop deberá contar con el respaldo de la asamblea parlamentaria del Úlster. En segundo lugar, ha ofrecido a los diputados conservadores euroescépticos la posibilidad de que el Parlamento decida unilateralmente en el futuro cuándo retirarse definitivamente de la Unión Aduanera, después de un plazo mínimo de un año de advertencia previa. Y en tercer lugar, se esfuerza por conseguir nuevas garantías de la UE que calmen los nervios del ala dura de su partido.
En las últimas horas previas a la votación, May ha vuelto a trasladar a sus adversarios y a los ciudadanos que su plan del Brexit es el único posible. No respaldarlo, en su opinión, "sería algo catastrófico". "Una imperdonable grieta en la confianza de los ciudadanos en nuestra democracia. Mi mensaje al Parlamento este fin de semana es muy simple: ha llegado la hora de olvidar los juegos y de hacer lo que es mejor para el país", ha expresado en una entrevista en el Sunday Express.
A partir de este lunes entra en juego un pulso constitucional en Westminster como no ha vivido en décadas la política británica. El Gobierno sabe que ha llegado la hora de la verdad y que una derrota el próximo martes a última hora conducirá al país "hacia territorios inexplorados", en palabras de la primera ministra.
A las ocho de la tarde, hora española, comenzará la votación. Pero antes de que los diputados se pronuncien sobre el acuerdo de May deberán hacerlo sobre al menos diez enmiendas presentadas por conservadores, laboristas e incluso conjuntas, relativas al Brexit. No será por lo menos hasta las once, hora española, cuando se conozca el resultado definitivo.
Aunque en las últimas horas el Gobierno asegura que ha arañado el respaldo de algunos diputados conservadores más, nada parece indicar que May sea capaz de sortear la diferencia de más de cien votos en contra de su propuesta de Brexit que vaticinan todos los cálculos. A partir de esa previsible derrota, el Ejecutivo dispondrá de tres días hábiles para presentar un plan alternativo. El equipo de May se ha comprometido a tenerlo listo para el lunes siguiente. Pero en esos momentos el control ya no estará en manos de Downing Street.
Moción de censura
En primer lugar, pende la amenaza de que el laborismo se decida a presentar una moción de censura. Jeremy Corbyn, el líder de la oposición, ha asegurado este domingo en la BBC que una salida de la UE sin acuerdo sería catastrófico, pero se inclina más por negociar él mismo desde el poder un nuevo acuerdo que propiciar un segundo referéndum. "Me inclino por negociar un nuevo Brexit para evitar el riesgo de un abandono sin acuerdo el próximo 29 de marzo, que sería catastrófico para la industria y para el comercio de Reino Unido", ha dicho Corbyn. El líder laborista se reserva sus plazos y no ha especificado el momento exacto en el que presentaría la moción.
Y en segundo lugar, según informa The Times, el presidente de la Cámara de los Comunes, John Bercow, estaría dispuesto a saltarse los usos parlamentarios de las últimas décadas y arrebatar al Gobierno el control del orden del día del pleno de la Cámara. De este modo, tendrían prevalencia en la siguiente votación las enmiendas que presentaran distintos diputados una vez rechazado el plan de May. Y ahí entran todas las posibilidades. Un nuevo referéndum. Una solicitud de extensión del artículo 50, que activó la retirada de la UE y fijó como definitiva la fecha del 29 de marzo, o incluso un nuevo acuerdo "a la noruega" que permitiera a Reino Unido seguir dentro de la unión aduanera y del mercado interior, la solución que hoy por hoy concita un mayor consenso entre ambos bandos del debate.
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