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López Obrador se desmarca de las críticas al Ejército en el pasado

El presidente de México se presenta oficialmente ante las Fuerzas Armadas y alaba su papel en su primer día de gobierno

López Obrador, en el saludo a las Fuerzas Armadas este domingo.
Pablo Ferri

Andrés Manuel López Obrador, presidente de México, ha desterrado toda crítica a las Fuerzas Armadas de su discurso, a partir de su aplastante victoria electoral en julio. Y más desde que jurara el cargo este sábado. Triunfador en las urnas, ungido en el Congreso, el nuevo mandatario enaltece a los ejércitos, dedicándoles grandes halagos. El sábado, al dirigirse a sus seguidores por primera vez como comandante en jefe, decía: "Las Fuerzas Armadas están entre las mejores instituciones de México (...) Se trata de un Ejército revolucionario, surgido del pueblo y que ha experimentado pocos quiebres en su unidad y disciplina".

Con ese talante ha llegado el mandatario este domingo al Campo Marte de Ciudad de México, en la tradicional ceremonia de saludo a la tropa. Ha sido su primer evento como jefe del Ejército, aunque no el primero en que vestía ese traje. Esta misma semana, en uno de tantos saltos de guión, López Obrador arengó a miles de soldados, cabos, sargentos y oficiales en la principal instalación castrense de la capital: "Estoy seguro que voy a contar con el apoyo de ustedes, porque saben que tenemos el problema de la inseguridad y la violencia como nunca antes".

En el acto de este domingo, el presidente ha dicho: "Tengo confianza también en las Fuerzas Armadas porque han actuado con responsabilidad y no se han mezclado, inmiscuido en negocios que se hacen a la sombra del poder".

Todo son alabanzas ahora, pero no siempre fue así. Con mayor o menor sutileza, el jefe del Ejecutivo había criticado el actuar de infantes y soldados. Hace año y medio, por ejemplo, después de un operativo de la Armada en Nayarit que concluyó con 12 civiles muertos -disparos desde un helicóptero mediante-, López Obrador se mostró durísimo. "Se ha cometido una masacre", lanzó.

Un mes más tarde, durante un viaje a Veracruz, señaló incluso que el Ejército no debería emplearse en tareas de seguridad pública: "Yo respeto mucho a las Fuerzas Armadas, nada más que nosotros no vamos a utilizar al Ejército para enfrentar la inseguridad y la violencia". La diferencia entre entonces y ahora, defienden el mandatario y su equipo, es ninguna. Pues la culpa alcanza a los de arriba y no a la tropa, que sigue órdenes. Es decir, que si se cometieron delitos fue culpa de los mandos y que ahora que él estará al mando, no volverá a ocurrir.

López Obrador espera crear un nuevo cuerpo militar, la Guardia Nacional, para acabar precisamente con la inseguridad y la violencia. El año concluirá en México con el mayor número de asesinatos desde que se tienen registros. Hasta octubre, las autoridades contaron 28.000.

Morena, su partido, deberá impulsar una reforma de la Constitución para este fin. Como requiere de una mayoría cualificada en el Congreso además de otros trámites, la reforma aún tardará unos meses, aunque todo apunta a que en marzo o abril la Guardia Nacional podría estar ya funcionando.

Desde 2006, cuando Felipe Calderón asumió la presidencia, el Ejército y la Armada se han encargado de velar por la seguridad en el país. En algunos estados sustituyeron de hecho a las policías. Ante la cantidad de denuncias por violaciones a derechos humanas cometidas por militares estos años, muchos esperaban que el nuevo presidente fortaleciera a la Policía Federal y a las agencias estatales y municipales, que devolviera a la tropa a los cuarteles. Todo lo contrario. Del éxito o el fracaso de la Guardia Nacional dependerá buena parte del mandato.

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Sobre la firma

Pablo Ferri
Reportero en la oficina de Ciudad de México desde 2015. Cubre el área de interior, con atención a temas de violencia, seguridad, derechos humanos y justicia. También escribe de arqueología, antropología e historia. Ferri es autor de Narcoamérica (Tusquets, 2015) y La Tropa (Aguilar, 2019).

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