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Las grandes familias políticas perfilan sus cabezas de cartel

Timmermans liderará a los socialdemócratas, Los Verdes decidirán este mes y ALDE espera a una alianza con Macron

Lluís Pellicer
El vicepresidente de la Comisión y líder de los socialdemócratas europeos, Frans Timmermans.
El vicepresidente de la Comisión y líder de los socialdemócratas europeos, Frans Timmermans.OLIVIER HOSLET (EFE)

El rostro de Manfred Weber estará en apenas medio año en postes y paredes de toda Europa. Su elección al frente de los populares europeos abre una campaña que se plantea como una doble batalla: por un lado, entre familias políticas tradicionales y, por otro, de estas contra las formaciones de signo populista y nacionalista. Dos partidos más, los socialdemócratas y los reformistas europeos, tienen ya perfilados sus cabezas de cartel.

Sin embargo, la figura el Spitzenkandidat ya no solo suscita recelos entre los países miembros, sino también entre algunos partidos. La fórmula es un intento de superar la lógica de pactos entre Estados que había imperado en la elección del jefe del Ejecutivo comunitario hasta 2014 y dejar esa decisión en manos de los electores. Y pese a que los Gobiernos tienen la última palabra con una mayoría cualificada en el Consejo Europeo, hace cuatro años quedó claro que no es fácil justificar el rechazo al más votado. Entonces, un grupo de Estados trató de bloquear la presidencia de Jean-Claude Juncker.

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Aun así, hoy otros partidos en otros tiempos entusiastas con la idea de un cabeza de cartel, como ALDE, han dejado de verle la utilidad si no hay listas transnacionales. Así están las que competirán con la de Manfred Weber.

Socialdemócratas. El principal oponente de Weber será el actual vicepresidente primero de la Comisión Europea, el holandés Frans Timmermans. Al contrario que Weber, Timmermans no deberá esperar al congreso de los socialdemócratas de Lisboa para obtener el liderazgo. Su camino quedó prácticamente libre cuando el comisario de Asuntos Económicos y Monetarios, el francés Pierre Moscovici, renunció a participar en esa carrera al constatar la falta de apoyos y los desacuerdos internos de los socialistas franceses. Esta semana, el eslovaco Maros Sefcovic también desistió y anunció su apoyo a la candidatura del holandés.

Su actual cargo es a la vez la principal ventaja y el gran obstáculo con el que Timmermans encara la campaña. Su posición, y en especial su cartera, le han dado visibilidad. Como encargado de velar por los derechos fundamentales y el Estado de derecho, no ha dudado en cargar contra cualquier atisbo de populismo y nacionalismo. Tampoco cuando se ha manifestado en las filas de su partido, por ejemplo, ante las reformas emprendidas por los socialdemócratas rumanos que, a juicio del Consejo de Europa, están socavando la separación de poderes y la lucha contra la corrupción.

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No obstante, a algunos miembros de su familia europea les resulta incómodo que un socialdemócrata deba asumir y reivindicar la herencia de un Ejecutivo presidido por un conservador.

Fuentes comunitarias definen a Timmermans como un político brillante e ilustrado. “Es un excelente comunicador, políglota, capaz de hacer un mitin en siete idiomas”, dicen. Pero si bien Weber, añaden fuentes parlamentarias, puede conectar bien con un conservador del sur, Timmermans tal vez sea visto como un liberal por los socialistas españoles o franceses.

Tampoco la situación de su partido ayuda. Timmermans accedió a la Comisión después de que el presidente holandés, el liberal Mark Rutte, presentara su nombre en Bruselas. Y aunque no se descarta que Rutte pudiera volver a nominarlo, hoy los laboristas ni están en el Gobierno ni gozan de la salud de entonces.

Liberales. La Alianza por los Demócratas y Liberales de Europa (ALDE) sigue sin candidato. Hasta ahora, la formación se ha nutrido sobre todo de diputados de países pequeños, como Holanda, Bélgica, Eslovenia o Estonia. Eso explica, en parte, que su líder, Guy Verhofstadt, haya reclamado listas transnacionales. De hecho, Verhofstadt llegó a declarar que la negativa del Partido Popular Europeo de avanzar hacia ese sistema “mató” la figura del Spitzenkandidat.

Esa no es la única razón por la que aún no tiene cabeza de cartel. Estos días, precisamente, ALDE celebra su congreso en Madrid, del que debe salir una propuesta electoral. Pero es más: allí debería sellarse lo que el partido lleva meses esperando: una alianza con En Marche!, el movimiento que lidera el presidente francés Emmanuel Macron.

El nombre que había sonado con más fuerza en Bruselas para liderar esas listas era el de la comisaria de Competencia, Margrethe Verstager, una cara popular en Europa por plantar cara a los gigantes tecnológicos, como Google o Apple, por recibir ayudas de Estado o tener una posición de dominio del mercado. Sus partidarios recibieron un jarrón de agua fría cuando admitió que el Gobierno de su país probablemente no respaldará su renovación. Aun así, algunos políticos de Bruselas ven su nombre como una posibilidad en el caso de que ante la fragmentación de la Cámara haya que buscar un plan b, es decir, un nombre de consenso.

Los Verdes. Tras sus buenos resultados en Luxemburgo, las municipales belgas y Hesse (Alemania), Los Verdes afrontan con un fuerte optimismo esta campaña. La elección de su Spitzenkandidat tendrá lugar el 25 de este mes en Berlín. En realidad, la formación acude a las elecciones con dos candidatos, puesto que al menos uno de ellos debe ser una mujer. En liza hay tres nombres: la alemana Ska Keller, el holandés Bas Erckhout y la belga Petra De Sutter. Los dos primeros parten como favoritos.

Conservadores y reformistas. La formación encara las elecciones con la certeza de que sufrirá un declive por la marcha de los tories. El grupo es un cajón de sastre en el que están desde la Nueva Alianza Flamenca hasta el polaco Ley y Justicia. El único que ha concurrido a la candidatura es el checo Jan Zahradill, que se define como una “voz moderada entre eurofanáticos y antieurorradicales”.

Los movimientos del Frente Nacional y la Liga

A medida que se van perfilando candidaturas crece la expectativa sobre los pasos que darán tres movimientos. Uno puede quedar resuelto este fin de semana si finalmente Emmanuel Macron se alía con ALDE. Pero hay dos más que todavía no se han materializado. Uno es el impulsado por el exministro griego Yanis Varoufakis. Se ha barajado su incorporación con la Izquierda Unida Europea, que sigue sin candidato. Sin embargo, esa idea va perdiendo fuerza, entre otras cosas, porque Varoufakis llegó a pedir que sus formaciones renunciaran a ir con sus marcas nacionales para llevar solo la de DiEM.

El otro movimiento que suscita incluso inquietud es el que pueda dar la Liga, aliados de la extrema derecha de Marine Le Pen en el grupo Europa de las Naciones y las Libertades. "Es cierto, amigos de varios países me lo han pedido, sugerido [presentarme]", aseguró su líder Matteo Salvini en una entrevista en La Repubblica. "Ya veremos, me lo pensaré", añadió.

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Sobre la firma

Lluís Pellicer
Es jefe de sección de Nacional de EL PAÍS. Antes fue jefe de Economía, corresponsal en Bruselas y redactor en Barcelona. Ha cubierto la crisis inmobiliaria de 2008, las reuniones del BCE y las cumbres del FMI. Licenciado en Periodismo por la Universitat Autònoma de Barcelona, ha cursado el programa de desarrollo directivo de IESE.

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