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La UE rechaza el plan de May y deja a Londres ante el abismo de un Brexit inaceptable

El plan de la primera ministra británica "no funcionará", ha declarado el presidente del Consejo Europeo, mientras que Macron lo tacha de "inaceptable" en materia económica

Theresa May llega este jueves a la foto de familia de la cumbre europea de Salzburgo (Austria). LISI NIESNER REUTERS. En vídeo, declaraciones de Pedro Sánchez sobre la cumbre (EP).

Ni alivio temporal ni árnica diplomática. La cumbre europea de este miércoles y jueves en Salzburgo ha rechazado con cajas destempladas los ruegos de la primera ministra británica, Theresa May, de pactar un Brexit blando y los Veintisiete se han negado a prolongar una negociación que, según el calendario fijado por Bruselas, debe concluir en octubre.

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La cita en la ciudad austriaca ha colocado a Londres ante el abismo de un Brexit sin acuerdo de devastadoras consecuencias para la economía británica. Y deja a la primera ministra ante la tesitura de rehacer unas propuestas que ya le costaron una crisis de gobierno o arrojar la toalla y dejar que decidan las urnas.

La tremenda presión sobre Reino Unido incluso ha avivado la posibilidad de un segundo referéndum que zanje la profunda brecha abierta en la sociedad británica por la consulta de junio de 2016. La hipótesis circula desde hace meses en los pasillos comunitarios. Pero ha estallado a la luz del día durante las calurosas jornadas en Salzburgo.

May llegó a la cumbre con una suerte de ultimátum para obligar a los europeos a aceptar su plan de salida, conocido como Chequers. Y aireó una campaña para responsabilizar a la UE de un posible descarrilamiento de las negociaciones que aboque a una Brexit brutal el próximo 29 de marzo. Pero el órdago ha tenido un efecto bumerán y ha dejado a May en una delicadísima posición a solo unas semanas del Congreso de su partido en el que se jugará el liderazgo de los conservadores.

“Todos estamos de acuerdo en que el plan Chequers tiene elementos positivos, pero el marco económico planteado no funcionará, entre otras cosas, porque corre el riesgo de socavar el mercado único”, sentenció el presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk, tras la reunión del jueves de los Veintisiete países de la Unión sin presencia de May.

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El presidente francés, Emmanuel Macron, líder del ala dura de la UE, se mostró mucho más implacable. Macron calificó de “inaceptable” el plan de May y arremetió contra los adalides del Brexit desaparecidos en esta recta final de la negociación. “Quienes decían que se podía vivir fácilmente en Europa, que todo iba a ir bien y que habría un montón de dinero de vuelta, fueron unos mentirosos”, atacó el francés.

La británica defendió su propuesta en la cena del miércoles, donde sí que se le permitió exponer sus argumentos. Pero la propia escenificación mostraba su posición de debilidad. May tuvo que esperar que los Veintisiete hablasen largo y tendido sobre la gestión de flujos migratorios. Y solo al final pudo plantear sus demandas. “Según mis cálculos le concedieron unos siete minutos”, apunta una fuente europea pendiente del reloj durante la cena.

El breve alegato de May sirvió de poco y su impacto fue aún menor. Al día siguiente, a la hora del almuerzo, los Veintisiete dejaban claro su indiferencia hacia las amenazas de May y cerraban filas con el negociador jefe de la UE, Michel Barnier, partidario de mantener una presión sin cuartel sobre Reino Unido.

Los Veintisiete ni siquiera aceptaron la propuesta más condescendiente de Tusk, a favor de aplazar de octubre a noviembre la cumbre definitiva sobre el Brexit para dar un alivio temporal a May “En octubre, esperamos el máximo progreso y resultados”, cedió Tusk. “Y solo entonces decidiremos si se dan las condiciones para convocar otra cumbre en noviembre".

A Tusk le correspondió el trago de comunicar el duro veredicto a May en una reunión bilateral. La baqueteada líder encajó el plazo con un desafío: “Si no llegamos a un trato en octubre, Reino Unido se prepara para una salida sin acuerdo”, advirtió después ante la prensa. Pero admitió que deberá presentar nuevas propuestas “en breve” sobre el punto más conflictivo, que atañe a la libre circulación entre las dos partes de Irlanda después del Brexit.

May sale de la ciudad austriaca con la obligación de rehacer su último plan de salida (Chequers), con el que pretendía reservar al Reino Unido ciertos privilegios en la libre circulación de mercancías y un veto de facto en la futura legislación comunitaria, sobre todo, en la relativa al sector financiero.

El no ha sido tajante, como proponía Barnier. Y en su asediado refugio de Downing Street, May deberá rumiar en apenas cuatro semanas una alternativa que convenza al mismo tiempo a los Veintisiete socios de la Unión Europea y a los dos bandos nacionales que piden su cabeza, unos porque desean un Brexit tajante y sin miramientos y otros porque desean dar la vuelta al Brexit y permanecer en la Unión Europea.

"El problema en Londres es que la escena política está dominada por los extremos así que deberán buscar una fórmula para resolver el embrollo", pronostica un alto cargo europeo presente en Salzburgo. "Se acerca el momento de la verdad y es el momento de la verdad para Reino Unido", añade esa misma fuente.

Y la cita de Salzburgo, lejos de ofrecer un respiro como esperaba May, redobla la presión sobre un país dividido entre quienes desean una salida definitiva y sin miramientos y quienes aspiran a dar la vuelta al Brexit y permanecer en la Unión. Bruselas se muestra cada vez más convencida de que el incruento conflicto deberá dirimirse tarde o temprano en las urnas. Y en Salzburgo el sordo murmullo ha cobrado vida con la referencia de varios líderes europeos a la posibilidad de un segundo referéndum en Reino Unido.

"Unanimidad a favor de otro referéndum"

De imposible a inevitable, y de quimera a realidad. La polémica sobre un segundo referéndum en Reino Unido sobre el Brexit ha estallado en plena cumbre europea de Salzburgo (Austria). Algunos de los presidentes de Gobierno han empezado a airear en la ciudad austriaca la solución mantenida sotto voce hasta ahora, que pasaría por darle de nuevo la última palabra al pueblo británico.

La chispa ha saltado en el ángulo más inesperado de la cumbre, durante una entrevista del primer ministro de Malta, Joseph Muscat, con la televisión pública británica BBC. "Hay unanimidad o casi unanimidad en torno a la mesa en que nos encantaría que ocurriera lo que parece casi imposible, que es otro referéndum en Reino Unido", señaló.

Theresa May salía al paso de un debate que le pueden reventar la retaguardia en su país. "Quiero dejarlo claro: este Gobierno nunca aceptará un segundo referéndum. El pueblo británico votó irse de la UE y nos iremos el 29 de marzo", aseguró.

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