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THERESA MAY | PRIMERA MINISTRA BRITÁNICA

“No habrá un segundo referéndum del Brexit”

La primera ministra británica, en una entrevista con EL PAÍS, asegura que una unión aduanera con la UE sería "lo contrario a lo que votaron los británicos"

Pablo Guimón
La primera ministra británica Theresa May, en su discurso de este viernes
La primera ministra británica Theresa May, en su discurso de este viernesLeon Neal (AP)

Con motivo de su esperado discurso sobre la relación futura de Reino Unido con la Unión Europea, pronunciado este viernes en Londres, la primera ministra británica, Theresa May, concedió una entrevista, mediante un cuestionario remitido por correo electrónico, a tres corresponsales extranjeros (de La Repubblica, Die Welt y EL PAÍS). Downing Street pidió que las preguntas fueran enviadas el miércoles; las respuestas fueron recibidas dos días después, pocos minutos después de finalizar el discurso.

Pregunta. Ha descartado formalmente que Reino Unido forme una unión aduanera con la UE después del Brexit. Una posibilidad que dejó abierta en su discurso en la Lancaster House, en enero de 2017. ¿Por qué ha cambiado de postura?

Respuesta. En Lancaster House dije que Reino Unido debía abandonar la Unión Aduanera. No he cambiado de postura. Una unión aduanera significaría que la UE establecería nuestros aranceles. Bruselas podría dejar que otros países vendan más a Reino Unido, pero sin facilitar que nosotros les vendamos más a ellos. Eso no sería compatible con una política comercial independiente: supondría que controlaríamos menos nuestro comercio en el mundo de lo que lo controlamos ahora. Es lo contrario de lo que todos votaron en el referéndum, tanto los partidarios de quedarse en la UE como los de marcharse. Hemos pensado seriamente cuál es la mejor manera de establecer la frontera sin fricciones que todos queremos, y he expuesto dos opciones en mi discurso. Una es acordar una asociación aduanera entre Reino Unido y la UE. Así, los productos que llegaran a Reino Unido, pero dirigidos al bloque, pagarían todos los derechos aduaneros de la UE. Y nosotros podríamos establecer nuestros propios requisitos para los bienes dirigidos a Reino Unido. La otra opción es llegar a un acuerdo aduanero muy eficaz en el que estableceríamos unos sistemas que minimizasen cualquier nueva desavenencia.

P. Donald Tusk, presidente del Consejo Europeo, dijo que su propuesta de “divergencia gestionada” se basa en “puras ilusiones”. ¿Por qué deberían aceptar los Veintisiete que Reino Unido escoja, dentro del mercado único, dónde le interesa converger y dónde divergir?

R. Necesitamos una nueva relación que dure. Después del Brexit, no queremos volver a la mesa negociadora. Un acuerdo según el cual tengamos que aceptar automáticamente las nuevas leyes de la UE, sin poder dar nuestra opinión, sería un lastre insostenible para nuestra democracia. Pero un acuerdo de libre comercio estándar significaría que el acceso a nuestros respectivos mercados se reduciría significativamente, lo que no sería bueno ni para el empleo ni para el crecimiento, y sería contrario a nuestros intereses y a los de la UE. Supondría, además, establecer controles aduaneros y regulatorios en la frontera que serían incompatibles con los compromisos que, tanto nosotros como la UE, hemos adoptado con respecto a Irlanda del Norte. Por tanto, tenemos que encontrar una manera mejor de hacerlo.

P. Parece que existe un consenso en el sentido de que mantener a Irlanda del Norte en una especie de unión aduanera con la UE es la única manera de evitar una frontera dura en la isla y no poner en peligro el Acuerdo de Viernes Santo. ¿Cómo resolvería su modelo la compleja cuestión de la frontera entre la República de Irlanda e Irlanda del Norte?

R. No he subestimado ni por un segundo los desafíos que plantea nuestra salida de la UE para la frontera de Irlanda del Norte, y en todo momento hemos dejado claro que no vamos a volver a una frontera dura entre Irlanda del Norte e Irlanda. Pero también resultaría totalmente inaceptable romper el propio mercado común de Reino Unido con una frontera a lo largo del Mar de Irlanda, lo que amenazaría nuestra integridad constitucional como país. Esto no lo pueden resolver solo Irlanda y la UE, y tampoco lo puede hacer solo Reino Unido. Tenemos que trabajar todos juntos. El primer ministro irlandés y yo coincidimos en que la prioridad es ahora que nuestros equipos trabajen juntos, y con la Comisión, para hacer precisamente eso. Creo que las propuestas que he expuesto hoy [por ayer], sobre cómo gestionar nuestra relación sobre el comercio de bienes y productos y nuestros acuerdos aduaneros, son la base correcta de esas soluciones.

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P. En el referéndum se preguntó a los británicos si querían abandonar la UE, no se consultó acerca del mercado único o la unión aduanera. ¿Por qué abandonar ambos es parte irrenunciable de su proyecto de Brexit, aún a riesgo de que se produzca un más que probable perjuicio económico y se comprometa la estabilidad en Irlanda del Norte y en Escocia?

R. No estoy de acuerdo con eso en absoluto. Durante la campaña del referéndum, se debatieron ampliamente algunos temas como abandonar el mercado único. Y si se fija en nuestro programa electoral, se exponía claramente la salida del mercado único y de la unión aduanera. He explicado por qué razón no funcionaría para nosotros la permanencia en el mercado único. Significaría que tendríamos que aplicar automáticamente la nueva normativa de la UE en su totalidad, y significaría también que seguiría habiendo libre circulación de personas. Y la permanencia en una unión aduanera implicaría que la UE establecería los aranceles de Reino Unido. Eso tampoco funcionaría. En cambio, las propuestas que he presentado protegerían nuestra seguridad y nuestra prosperidad mutuas, y preservarían la paz que tanto ha costado conseguir en Irlanda.

P. Sigue hablando de un “acuerdo a medida” para Reino Unido, pero la UE sugiere que tendrá que elegir, básicamente, entre el modelo canadiense y el noruego. Las líneas rojas británicas respecto a la jurisdicción del Tribunal Europeo de Justicia, la libre circulación de personas o la unión aduanera, difícilmente dejan otra opción real que la de un acuerdo comercial como el que la UE acaba de firmar con Canadá. ¿En qué se diferencia concretamente el modelo que desean ustedes del acuerdo de Canadá con la UE? ¿Confía en que Bruselas incluya los servicios en un futuro Acuerdo de Libre Comercio?

R. Un acuerdo al estilo canadiense no permitiría que Reino Unido y la UE tuviesen la amplitud o la profundidad de acceso mutuo a los respectivos mercados que ambos queremos. Ese acceso solo se puede conseguir a través de un acuerdo único, amplio y profundo. Si tomamos el ejemplo de la pesca, la propia Comisión Europea busca un acuerdo a medida. Las directrices originales de la UE apuntan a un acuerdo equilibrado, ambicioso y de amplio alcance, con normas comunes en una serie de ámbitos para garantizar una competencia justa y abierta. Y eso simplemente no se conseguiría con un acuerdo al estilo canadiense. Está claro que nos interesa a todos alcanzar un acuerdo que sea el mejor posible para el empleo y para el crecimiento y que pueda durar. Si todos compartimos ese objetivo, lo alcanzaremos. Y en cuanto a los servicios, ¿quién se beneficiaría si resultase más difícil reconocer la cualificación de un médico o si a una empresa se le restringiese el acceso a los servicios financieros de Reino Unido?

P. Su partido está profundamente dividido con respeto al Brexit. ¿Cree que puede mantener la división bajo control hasta el final de las negociaciones, o en algún momento deberá enfrentarse a los disidentes?

R. Era de esperar que la gente tuviese opiniones firmes sobre un asunto tan decisivo para el futuro de nuestro país. Hoy [por ayer] he expresado mi compromiso prioritario como primera ministra de encontrar una solución idónea para el país en su conjunto, y que todo el mundo pueda respaldarlo. Creo que mi propuesta inspirará confianza a las personas que votaron a favor de salir de la UE y a las que votaron por la permanencia, y unirá al país.

P. Bruselas y Londres discrepan en varias cuestiones relativas al periodo de transición después del Brexit. ¿Sigue teniendo confianza en alcanzar un acuerdo con los Veintisiete en el Consejo de la Unión que se celebrará este mes? En ese caso, ¿qué posibles compromisos prevé?

R. Sin la menor duda. Ambas partes sabemos lo importante que es un periodo de implementación para la gente y para las empresas europeas. Queremos darles tiempo para que se adapten a la nueva relación y evitar tener que acometer más de una sola batería de cambios. Estamos cerca de llegar a un acuerdo sobre los términos del periodo de implementación, que fue un elemento clave de la resolución adoptada en diciembre. Lógicamente, sigue habiendo algunos puntos de discrepancia, pero confío en que en los próximos días podremos resolver esos temas.

P. Según un informe de esta semana, el comercio entre Alemania y Reino Unido está disminuyendo ya debido a la incertidumbre del Brexit. Esta misma tendencia se observa en las relaciones comerciales con otros miembros de la UE. ¿Recibirá el lado europeo una garantía fiable respecto a los intereses económicos de sus empresas en el Consejo de marzo?

R. Cuando me reuní con Angela Merkel el mes pasado en Berlín, hablamos de la importancia del comercio entre Reino Unido y Alemania, y entre Reino Unido y otros Estados miembros. La UE seguirá siendo uno de nuestros socios comerciales más próximos, no solo por razones geográficas, sino por los valores europeos que compartimos. En consecuencia, tengo confianza en que en el Consejo de marzo llegaremos a un acuerdo sobre las condiciones del periodo de implementación. Y confío en que, en el futuro, Reino Unido y la UE seguirán colaborando estrechamente.

P. ¿Contempla la posibilidad de que el Parlamento obligue al Gobierno a celebrar un segundo referéndum una vez que los términos del acuerdo estén claros?

R. Lo que le hemos prometido al Parlamento británico es que, cuando las negociaciones hayan concluido, tendrá un voto importante sobre el acuerdo final con la UE lo antes posible. Sin embargo, hay un mensaje que tengo que hacer llegar directamente a los lectores: no habrá segundo referéndum. Los ciudadanos británicos votaron a favor de abandonar la UE, y lo cumpliremos el 29 de marzo de 2019. Creo que es vital para la confianza de los ciudadanos en los políticos que respetemos su decisión, y la llevemos a la práctica. Esto es lo que cree también la inmensa mayoría de los diputados.

P. Los análisis del Gobierno indican que, con un tratado de libre comercio con la UE, el crecimiento económico de Reino Unido se reduciría un 5% a lo largo de los próximos 15 años. En su condición de primera ministra, ¿cómo se explica que vaya a llevar a los ciudadanos de Reino Unido a un futuro que, según los análisis de su propio Gobierno, sería perjudicial para su economía?

R. El análisis al que se refiere era preliminar e incompleto; solamente refleja unos modelos establecidos de antemano y no considera una asociación profunda y especial, sino simplemente un tratado de libre comercio dentro de la media. Eso no es lo que queremos de nuestra futura relación con la Unión Europea, y creo que podemos hacerlo mucho mejor dado nuestro punto de partida único y nuestra historia compartida.

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Sobre la firma

Pablo Guimón
Es el redactor jefe de la sección de Sociedad. Ha sido corresponsal en Washington y en Londres, plazas en las que cubrió los últimos años de la presidencia de Trump, así como el referéndum y la sacudida del Brexit. Antes estuvo al frente de la sección de Madrid, de El País Semanal, y fue jefe de sección de Cultura y del suplemento Tentaciones.

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