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Benalla: “Jamás fui guardaespaldas” de Macron

El exasesor de seguridad del Elíseo que provocó dos mociones de censura contra el Gobierno defiende al presidente francés

Silvia Ayuso
El exasesor de seguridad del Elíseo, Alexandre Benalla, en el Senado
El exasesor de seguridad del Elíseo, Alexandre Benalla, en el Senado BERTRAND GUAY (AFP)

Ninguna cercanía personal. Ningún trato de favor especial. Una mera relación laboral con el presidente francés, Emmanuel Macron, y ni siquiera de máxima responsabilidad. Alexandre Benalla, el exasesor de seguridad del Elíseo y antigua sombra del mandatario, ha tratado de alejar este miércoles cualquier sospecha sobre su otrora jefe, a quien, según ha afirmado, se ha intentado atacar a través de su persona desde que la prensa revelara que agredió a varios manifestantes cuando acompañaba a la policía como observador durante las protestas del 1 de mayo.

“Jamás he sido ni policía ni guardaespaldas del presidente”, ha asegurado Benalla ante la comisión investigadora del Senado creada tras el estallido del escándalo a mediados de julio, cuando se supo que pese a su grave actuación casi tres meses antes, el que estaba considerado como uno de los hombres de confianza de Macron, siempre a su lado desde la campaña, tanto en desplazamientos oficiales como privados, seguía trabajando en el Elíseo. Solo después de que el diario Le Monde revelara la identidad de Benalla, el gobierno anunció su despido. No fue suficiente. El caso generó un duro pulso entre el Ejecutivo, que intentó minimizarlo como una “tormenta en un vaso de agua”, y la oposición, que lo consideró una auténtica “crisis de Estado” que cuestionaba la ejemplaridad proclamada por Macron desde su llegada al poder. Una pugna que desembocó incluso en la presentación de dos mociones de censura contra el Gobierno que, pese a su fracaso, demostraron el grado de crispación política. Esta redundó también en sendas comisiones investigadoras en la Cámara baja y el Senado, ante la que este miércoles ha comparecido Benalla, paralelas a la investigación abierta también por la justicia en torno a los incidentes del 1 de mayo.

Una comparecencia muy esperada

La comparecencia de Benalla, de 27 años, ante los senadores había generado una enorme expectativa. Una de las grandes dudas era si iba a guardar silencio, en vista de que había declarado que acudía “obligado” —no presentarse cuando se es convocado ante una comisión está penada con hasta dos años de cárcel y 75.000 euros de multa— a la cita. Pero Benalla, que dijo sentirse víctima de un “ensañamiento” mediático y político, no eludió ninguna pregunta y hasta comenzó disculpándose por haber calificado a los senadores de la comisión como “gente pequeña” liderada por el “pequeño marqués” Philippe Bas, el senador conservador que preside la comisión.

Ninguna de las preguntas giró en torno a su controvertida actuación el 1 de mayo y a la manera en que obtuvo tanto acceso a recursos policiales. Eso es objeto de la investigación judicial y cualquier inquisición al respecto habría supuesto una injerencia en el trabajo de los magistrados, como ha advertido reiteradamente el Gobierno. Pero tampoco esa era la principal preocupación de los senadores, más interesados en saber el papel de un joven como Benalla en el Elíseo, donde gozaba de privilegios como un coche oficial o una vivienda en un lujoso recinto normalmente reservado a altos funcionarios. Benalla también logró, tras reiterados intentos, obtener un permiso para portar armas.

"Un jefe de orquesta"

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Durante las casi dos horas y media en las que ha sido interrogado bajo juramento, Benalla ha rechazado categóricamente la imagen de hombre de confianza de Macron y se ha definido más bien como un “jefe de orquesta” encargado de cuestiones de seguridad pero de forma logística, asegurando que el presidente cuenta con una protección oficial en cuanto jefe de Estado. Sobre el arma que portaba, ha asegurado que lo hacía para su protección personal, no para defender al mandatario, una respuesta que ha irritado bastante a los senadores presentes (los de la República en Marcha, partido de Macron, habían boicoteado la sesión).

“Cuando dice que tiene un permiso de armas para uso personal se ríe de nosotros”, ha señalado el presidente del partido de centroderecha UDI, Jean-Christophe Lagarde, tras la sesión. “Y para ser un mero jefe de orquesta no hace falta ni llevar armas ni estar tan cerca del presidente”, ha continuado, a la par que se ha preguntado qué podría esconder Benalla tras esas respuestas que, según el senador Pierre Charon (Los Republicanos), no han sido más que un intento de “echar una cortina de humo” sobre unos hechos que, para la oposición, siguen rodeados de claroscuros.

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Sobre la firma

Silvia Ayuso
Corresponsal en Bruselas, después de contar Francia durante un lustro desde París. Se incorporó al equipo de EL PAÍS en Washington en 2014. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, comenzó su carrera en la agencia Efe y continuó en la alemana Dpa, para la que fue corresponsal en Santiago de Chile, La Habana y Washington.

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