Italia despide entre críticas a las víctimas del derrumbe del viaducto de Génova
La mitad de las familias de los fallecidos rehusaron participar en el funeral de Estado
Este sábado por la mañana Italia ha despedido a las víctimas del derrumbe del viaducto Morandi en un funeral de Estado en el que tan solo estuvieron presentes los familiares de 19 de los 41 fallecidos. Los equipos de bomberos encontraron la noche del viernes entre los bloques de cemento un vehículo con otras tres personas, una pareja y su hija de nueve años, que se sumaban a las 38 víctimas identificadas hasta el momento.
Muchos familiares no participaron en el funeral en señal de protesta por lo que consideran “una farsa política” y otros no asistieron porque eligieron vivir el momento de duelo en un contexto más íntimo.
Entre los más críticos se encuentra la familia de Giovanni Battiloro y las de sus tres amigos de Torre del Greco —Matteo Bentornati, Gerardo Esposito y Antonio Stanzione—, los jóvenes que se dirigían a pasar unos días de vacaciones a Barcelona. “Mi hijo no se convertirá en un número en la lista de muertes causadas por los fracasos italianos, me aseguraré de que haya justicia para él y para los demás: no debemos olvidar. No queremos una farsa, sino una ceremonia en casa […] No necesitamos desfiles de políticos” escribió el padre de Giovanni en sus redes sociales. Los cuatro jóvenes fueron enterrados en su pueblo el viernes por la tarde. “No existe perdón sin justicia”, se leía en una pancarta desplegada por los vecinos durante el funeral.
La familia de Andrea Vittone es de la misma opinión. “Ya no tengo confianza en este estado”, decía su hermana Denise a la prensa local. El hombre será enterrado en Pinerolo, junto a su esposa Claudia Possetti y los dos hijos de esta, de 12 y 16 años que también fallecieron en el derrumbe.
En total, en el recinto ferial de Génova había 19 ataudes, 18 negros y uno blanco que contenía los restos mortales de un niño. El arzobispo de Génova, Angelo Bagnasco, ofició la ceremonia en la que participaron el presidente de la República Sergio Mattarella y el primer ministro Giuseppe Conte, los presidentes de las dos cámaras del Parlamento y la mayoría de los ministros y delegaciones extranjeras, junto a unas 5.000 personas. También la directiva de Autostrade per l'italia, la sociedad gestora de la autopista.
"El puente se derrumbó. No era solo una parte importante de una autopista, sino una vía necesaria para la vida cotidiana de muchos, una arteria esencial para el desarrollo de la ciudad. Pero Génova no se rinde", dijo en su homilía el arzobispo de Génova, quien también dedicó unas palabras a las cerca 600 personas que han tenido que abandonar sus viviendas, que se encuentran bajo lo que queda del viaducto, y pidió que "no encuentren solo un alojamiento temporal sino que puedan volver a tener el calor de una casa".
El Gobierno italiano ha decretado duelo nacional para este sábado, por lo cual las banderas de los edificios públicos están a media asta y por la noche los monumentos nacionales apagarán sus luces.
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