Salvini viaja a Libia para negociar un acuerdo que frene la inmigración
El ministro del Interior italiano quiere que Trípoli impida las salidas de embarcaciones y que descargue a la Guardia Costera italiana de la responsabilidad de coordinar los rescates
Matteo Salvini por tierra, mar y aire. A las siete de la mañana, tal y como acostumbra a lanzar sus anuncios más pomposos, el ministro del Interior italiano ha colgado este lunes varias fotos en su cuenta de Facebook subido a un avión militar y poniendo rumbo hacia Libia. El líder de la Liga, en plena ofensiva para cambiar la hoja de ruta del fenómeno migratorio en la UE, pasará el día en Trípoli para renegociar los acuerdos alcanzados por su predecesor, Marco Minniti, con el primer ministro libio, Fayez Al Sarraj.
Los rumores sobre el viaje se habían disparado en las últimas horas, pero el equipo del ministro del Interior no quiso confirmarlos y prefirió actuar por sorpresa y a través de las redes sociales. Anoche, sin embargo, empezaron a percibirse los indicios por el tono de cercanía de Salvini con el país magrebí, al que agradeció haber "salvado y hecho regresar a Libia a 820 inmigrantes, haciendo inútil el trabajo de los traficantes y evitando las intervenciones incorrectas de los barcos de las ONG". Sin embargo, 300 migrantes esperan todavía a bordo de naves de estas organizaciones el permiso para desembarcar en Italia o en algún otro puerto seguro.
Nada más aterrizar, Salvini se ha encontrado con Al Sarraj y ha vuelto a colgar un vídeo en Facebook con su homólogo Abdulsalam Ashour. En el minuto y 26 segundos que dura puede verse cómo el líder de la Liga le propone crear centros de internamiento en las fronteras del sur de Libia "para que este país tampoco se convierta en un embudo". "Algunos países como Francia han propuesto crear estos centros en Italia y en el resto de Europa. Y eso sería un problema para nosotros y para Libia. En cambio, nosotros hemos propuesto lo mismo que su excelencia [refiriéndose a su homólogo]: centros en el sur de Libia para evitar que el país sea un embudo, como le pasa a Italia", ha explicado mientras su equipo grababa la conversación para colgarla en Facebook. Poco después, ya junto al vice primer ministro libio, Ahmed Maitig, aseguró también que "Libia no es un problema, sino una oportunidad de desarrollo".
Más allá del resto de conversaciones que mantendrá ahí —a las 17.30 está prevista una rueda de prensa en el Ministerio del Interior para dar cuenta de ella—, esta será la tónica en los próximos meses. La Guardia Costera italiana mandó el sábado un comunicado a los barcos de las ONG que operan en el Mediterráneo advirtiéndoles de que no se ocuparán más de coordinar los rescates de las embarcaciones que se encuentren cerca de Libia. Y parece que la sintonía de Italia con Trípoli vuelve a ser alta.
En una entrevista publicada este lunes en el diario La Repubblica, Maitig, subrayó su interés en trabajar con los hombres clave del nuevo Gobierno italiano. "La colaboración entre Italia y Libia es decisiva", comentó y señaló que la llegada de migrantes es también "un problema importante" para su país. "Los traficantes que hacen venir a los migrantes a Italia son para nosotros bandas criminales peligrosas que no permiten que Libia avance hacia una difícil normalización".
Al final, como sucedió con el acercamiento que realizó Minniti hace un año y que tan buenos resultados proporcionó a Italia (los desembarcos se han reducido en 2018 un 80%), la negociación se traduce en aportar más recursos económicos y logísticos a Libia para que asuma el rescate de las embarcaciones y, sobre todo, impida su salida. La costa oeste de Libia es el principal punto de partida para miles de inmigrantes y refugiados que quieren salir de África para llegar hasta Europa.
El problema es que las condiciones humanitarias en las que se encuentran los migrantes en Libia no respetan los derechos humanos. De hecho, ni siquiera los tribunales italianos que han juzgado casos de rescates consideran que Libia pueda considerarse un puerto seguro donde llevarles. Por eso los países europeos costeros se reparten toda la superficie del Mediterráneo en zonas de coordinación de rescates y todo el área frente a Libia está bajo la responsabilidad de Italia porque las autoridades libias carecen de los medios requeridos legalmente para asumirla.
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