Trump retira la invitación al ganador de la Super Bowl por miedo a un boicoteo masivo de jugadores
El presidente cancela el acto del martes con los Filadelfia Eagles por las protestas al himno nacional
A Donald Trump le es imposible no atizar nuevas polémicas y tratar de ser presidente de todos: simpatizantes y detractores. El mandatario estadounidense canceló a última hora del lunes la visita, el martes, a la Casa Blanca de los Filadelfia Eagles, el equipo de fútbol americano ganador de la última Super Bowl. El motivo son las protestas durante el himno nacional que llevan a cabo jugadores de la mayoría de equipos para denunciar la violencia policial contra los afroamericanos. Esos jugadores hincan una rodilla en el suelo durante el himno en vez de permanecer erguidos. Trump ha convertido esa protesta, iniciada antes de su presidencia, en un cóctel de nacionalismo ferviente: ha llegado a llamar “hijos de puta” a esos jugadores y ha pedido que sean despedidos.
Sin embargo, ningún jugador de los Eagles protestó durante el himno en la última temporada. La cancelación parece responder más al deseo del presidente republicano de evitar una humillación ante la posibilidad de que muchos deportistas, en protesta por las críticas de Trump a la polémica del himno, se ausentaran del acto de la Casa Blanca. La portavoz presidencial admitió este martes que “la gran mayoría de jugadores no atenderían el evento pese a estar en Washington hoy”.
En vez de la celebración a los Eagles, Trump organizó un acto de exaltación patriótica. “Siempre nos alzaremos por nuestro himno nacional. Honramos a nuestro Ejército y a nuestro país”, dijo el presidente ante decenas de personas en uno de los jardines de la Casa Blanca. Una banda militar tocó el himno nacional y otras canciones patrióticas mientras algunos asistentes ondeaban pequeñas banderas estadounidenses.
No es la primera vez que ocurre. Trump ya retiró la invitación a los ganadores de la NBA, los Golden State Warriors, por las críticas de varios jugadores contra él. El mensaje de fondo fue poderoso y alarmante: quién no venere al presidente, no es bienvenido en la Casa Blanca.
Los Eagles evitaron entrar en la polémica. “Ha sido increíble celebrar nuestra primera Super Bowl. Ver cómo se ha unido toda la comunidad de los Eagles ha sido una inspiración”, dijo la entidad en un mensaje en Twitter tras la cancelación de Trump. Sí lo hizo el alcalde de Filadelfia, el demócrata Jim Kenney. Sostuvo que los jugadores “representan la diversidad de nuestra nación, en la que somos libres de expresar nuestras opiniones”. “Desinvitarles de la Casa Blanca solo demuestra que nuestro presidente no es un verdadero patriota sino un frágil ególatra obsesionado con el tamaño de una multitud y asustado de la vergüenza de organizar una fiesta que nadie quiere atender”, agregó.
Varios jugadores de Filadelfia anunciaron la semana pasada que se ausentarían del acto en la Casa Blanca. Por ejemplo, Malcolm Jenkins alegó que no quería formar parte de una foto y quería “evitar ser utilizado”.
“Los Filadelfia Eagles no podían venir a la Casa Blanca con su equipo completo. Están en desacuerdo con su presidente porque él insiste en que estén orgullosamente de pie durante el himno nacional, con la mano en el corazón, en honor de los grandes hombres y mujeres del Ejército y la gente de nuestro país”, señaló el lunes Trump en un comunicado. “Los Eagles querían mandar una delegación más pequeña, pero los 1.000 seguidores que tenían previsto asistir al evento se merecen algo mejor”.
No está claro qué ha propiciado exactamente la retirada de la invitación más allá del deseo de Trump de desatar una nueva controversia alrededor del himno nacional. Al margen del boicoteo de algunos jugadores, los únicos indicios son las críticas vertidas por algunos de ellos contra la nueva directiva de la NFL, aprobada recientemente, que obliga a los deportistas en el terreno de juego a permanecer de pie durante el himno pero les permite quedarse en el vestuario si lo desean y entrar al campo después.
Tras anunciarse la nueva política, Malcolm Jenkins, uno de los jugadores de los Eagles, prometió seguir protestando. “Esto no ha sido nunca sobre poner una rodilla, levantar un puño o el patriotismo de nadie sino sobre qué podemos hacer para propiciar un cambio real para la gente real”, dijo. Chris Long fue más allá. Sostuvo que la polémica es fruto del “miedo” de Trump y que los propietarios de la NFL, la mayoría conservadores, “no quieren a América más que los jugadores que están demostrando y tomando acciones reales para mejorarla”.
Las protestas contra el himno las inició en 2016 de forma esporádica Colin Kaepernick, que jugaba para San Francisco. Habían perdido peso hasta que Trump las denunció con ira e insultos el pasado septiembre. Prendió fuego. Las protestas se multiplicaron, con la participación incluso de algunos propietarios de los equipos. Con su desinvintación a los Eagles, seguramente las avive de nuevo a dos meses del inicio de la liga.
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