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El otro héroe sin papeles que Francia había olvidado

Aymen Latrous, tunecino de 25 años, salvó a dos niños de un incendio pero sobre él pendía una orden de expulsión

Mamoudou Gassama, condecorado por la alcaldesa de París, Anne Hidalgo.
Mamoudou Gassama, condecorado por la alcaldesa de París, Anne Hidalgo.FRANCOIS GUILLOT (AFP)
Silvia Ayuso

Ha sido recibido en el Elíseo, invitado por el mismísimo presidente, Emmanuel Macron, que ordenó que aceleraran su proceso de regularización y le prometió la nacionalidad francesa. Hace más de una semana que la prensa lo persigue cual estrella mundial. Es difícil encontrar en Francia a alguien que todavía no haya oído hablar del Spiderman sin papeles, Mamoudou Gassama, el inmigrante irregular que hace una semana se convirtió en héroe nacional al salvar a un niño colgado de un balcón trepando cuatro pisos por la fachada del edificio. Pese a todo, el joven maliense parecía todavía el lunes un tanto superado por la situación cuando la alcaldesa de París, Anne Hidalgo, le concedió una nueva condecoración, la medalla Grand Vermeil, la máxima distinción de la capital francesa.

Puede que no fuera solo por el increíble giro que ha dado su vida en apenas diez días. Quizás, Gassama estaba pensando en que, a la misma hora que él recibía un nuevo homenaje, un millar de sin papeles, como él mismo se encontraba hace menos de dos semanas, eran evacuados una vez más de los campamentos precarios dispersados por la misma ciudad que lo estaba celebrando a él. O puede que pensara en Aymen Latrous, el tunecino también joven, también inmigrante irregular y también héroe por salvar a dos niños de un incendio que, sin embargo, no había tenido tanta suerte como él y corría peligro de ser expulsado de la Francia que tanto aplaude la gesta de Gassama. Hasta que la maquinaria mediática también se fijó en él.

"¿Hay que considerar que salvar a un bebé escalando un edificio es más heroico que desafiar a las llamas para salvar a dos niños?", dijo la abogada de Aymen al diario Le Parisien

Como Gassama, Aymen Latrous tenía también toda la madera para ser un héroe de los que tanto gustan a Francia estos días. Llegado al país en 2013 de manera irregular con la esperanza de construir una vida mejor en Europa, dos años más tarde, todavía sin papeles, no dudó en entrar en un edificio en llamas en la localidad de Fosses, al norte de París, junto a dos amigos para salvar a dos pequeños que habían quedado atrapados en la vivienda. El alcalde, Pierre Barros, les concedió unas semanas más tarde la medalla de la ciudad por su “acto de valor” y se ocupó personalmente de que Aymen pudiera obtener un permiso de residencia. Sin embargo, a comienzos de este año, la prefectura de Val-d’Oise rechazó la posibilidad de que pudiera ser regularizado de manera excepcional, como sí sucedió solo unos meses más tarde con Gassama.

Tras la gesta del Spiderman francés y su regularización express —Gassama hasta ha obtenido un contrato de diez meses con los bomberos de París—, la abogada de Aymen decidió acudir a los medios que tanto se han volcado con la otra gesta para interpelar directamente a Macron.

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“Lanzo un llamamiento al presidente de la República para que me reciba y me explique cómo se jerarquizan los actos de valor”, dijo Philippine Parastatis al diario Le Parisien el domingo. “¿Hay que considerar que salvar a un bebé escalando un edificio es más heroico que desafiar a las llamas para salvar a dos niños?”, agregó. En declaraciones a la cadena BFM TV el lunes, a la misma hora casi que Gassama recibía la medalla consistorial, Parastatis agregó una pequeña ironía: el único problema de Aymen, dijo, es que "no tuvo la extraordinaria suerte de ser filmado y que la grabación se volviera viral en las redes sociales”.

Mientras que la vida de Gassama sigue girando vertiginosamente —según la prensa francesa podría incluso llegar a conocer a su héroe, Zinedine Zidane—, los sueños de Latrous, de 25 años, continúan siendo modestos. Aunque es diplomado en informática, dice que por carecer de papeles no puede ejercer su profesión y que se limita a ayudar a su familia en lo que puede. “Me gustaría trabajar en Francia y construir mi vida”, contó a Le Parisien.

Su deseo podría verse finalmente cumplido. Tras conocer el caso gracias al revuelo mediático de las últimas 36 horas, el ministro de Cohesión Territorial, Jacques Mézard, manifestó su esperanza de que Latrous "no sea expulsado" y anunció que se interesaría personalmente por el caso. Poco después, en la noche del lunes, la prefectura de Val-d’Oise anunciaba que "reexaminará" la situación del joven. No es una promesa firme de regularización como la de Gassama, pero pocos dudan de que el joven tunecino acabará teniendo también sus papeles. Por el momento, la prefectura ha retirado la orden de expulsión que pesaba sobre él y una empresa se ha comprometido a ofrecerle un trabajo.

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Sobre la firma

Silvia Ayuso
Corresponsal en Bruselas, después de contar Francia durante un lustro desde París. Se incorporó al equipo de EL PAÍS en Washington en 2014. Licenciada en Periodismo por la Universidad Complutense de Madrid, comenzó su carrera en la agencia Efe y continuó en la alemana Dpa, para la que fue corresponsal en Santiago de Chile, La Habana y Washington.

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