Israel, 70 años de avances rápidos y viejos conflictos
El Estado judío celebra su nacimiento en 1948 convertido en una potencia militar y tecnológica, pero lastrado por la ocupación de Palestina y aislado en Oriente Próximo
Cuando los diplomáticos de Israel buscaban hace dos años una localidad para hermanarla con el pueblo burgalés de Castrillo Mota de Judíos —célebre por haber modificado en un referéndum su antigua denominación de Castrillo Matajudíos— pensaron en Kfar Vradim. La Ciudad de las Rosas (esa es su traducción del hebreo), una entidad local de nueva planta, surgida hace cuatro décadas en el norte de Galilea a la vera de un parque tecnológico, ejemplificaba el nuevo Israel nacido en 1948 tras la partición de la Palestina bajo administración británica.
Vergel de innovación y alto nivel económico, Kfar Vadim tenía además la ventaja de estar situada en un área mestiza, con alta densidad de habitantes árabes (representan una quinta parte de los 8,8 millones de israelíes), y lo suficientemente alejada de los territorios palestinos ocupados por el Estado judío desde 1967.
La elección parecía un acierto, pero como ocurre a menudo en Israel, los conflictos acaban emergiendo. Hace apenas dos meses, el Ayuntamiento de Kfar Vadim alcanzó también notoriedad en la prensa hebrea por haber suspendido una adjudicación de chalés tras constatar que más de la mitad de las parcelas habían sido adquiridas por árabes. Sivan Yehiel, el alcalde que había firmado el acuerdo de hermanamiento con los burgaleses, justificó la decisión en la “preservación del equilibrio demográfico y del carácter sionista y judío” de la ciudad.
Aunque la proclamación de la independencia se produjo un 14 de mayo, el Estado hebreo celebra hoy —en el quinto día del mes de Iyar de 5778 del calendario judío— su septuagésimo aniversario. El recogimiento y el pesar suelen preceder a las festividades israelíes. En las últimas 24 horas, el país ha conmemorado el Día de los Caídos, con los cierres de los establecimientos de ocio echados.
Convertido en potencia militar hegemónica de Oriente Próximo, Israel se encuentra en estado de alerta desde hace una semana en sus fronteras del norte ante la amenaza de un ataque de Irán o de su aliado libanés Hezbolá. Como medida de precaución, la Fuerza Aérea ha cancelado la participación de escuadrillas de F-15 en unas maniobras conjuntas en EE UU para disponer de su abrumadora superioridad en los cielos del Levante mediterráneo.
Aunque busca el acercamiento con Arabia Saudí y otros países musulmanes suníes frente a Irán y sus asociados chiíes, en 70 años de existencia como Estado solo ha podido sellar la paz con dos vecinos —Egipto y Jordania— y permanece aislado en la región.
Paradójicamente, esa soledad forzosa en un ecosistema de países musulmanes, junto a la escasez de recursos naturales, han contribuido a forjar un pujante modelo de desarrollo. El undécimo mandamiento de los israelíes es ahora “Tú innovarás”. Este es al menos el título del libro oportunamente publicado por el analista Avi Jorisch bajo el epígrafe: “De cómo el ingenio israelí arregla los problemas del mundo”.
La diversidad cultural y étnica de cientos de miles de judíos llegados de todo el mundo, junto al modelo de socialización que supone el servicio militar obligatorio —cerca de tres años para los hombres y casi dos para las mujeres—, explican según este autor el éxito de startup como las del navegador Waze, adquirido por Google, o el sistema de conducción autónoma para vehículos Mobileye, por el que Intel pagó 14.300 millones de euros hace un año.
Sociedad de pioneros
Josrisch sostiene que la chutzpá (osadía, descaro) de una sociedad de pioneros es el ingrediente que explica la proliferación de empresas tecnológicas emergentes, que han impulsado el crecimiento hasta un 4,1% del Producto Interior Bruto a finales de 2017.
Los fastos del 70º aniversario de Israel coinciden con una sangrienta ola de protestas palestinas en Gaza que se han cobrado 34 muertes y un millar de heridos por disparos de francotiradores militares. La ocupación de los territorios palestinos desde hace medio siglo sigue siendo el elefante que Benjamín Netanyahu ha preferido no ver mientras deseaba feliz cumpleaños anoche a sus compatriotas: “No tengo ninguna duda de que dentro de otros 70 años Israel será más fuerte”.
Este jueves, el primer ministro tiene previsto asistir a la entrega del premio Israel, el más prestigioso del país, al escritor David Grossman, destacado representante de la izquierda pacifista y que perdió a un hijo, soldado en la guerra de Líbano de 2006. La noche anterior, el novelista había participado en una ceremonia en Tel Aviv en la que cientos de israelíes y decenas de palestinos recordaron juntos a las víctimas de viejos conflictos.
“Tras 70 años de avances espectaculares, Israel puede haberse convertido en fortaleza”, dijo Grossman en su discurso, “pero aún no es un hogar: los israelíes no tendrán un hogar hasta que los palestinos no tengan el suyo”.
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