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Anton Schuurmans, el holandés que llena de flores los baches de Bruselas

Un vecino de la capital belga denuncia el mal estado de las vías colocando plantas

Anton Schuurmans coloca una planta en un bache en Bruselas. En vídeo, la gente se sorprende y hace fotos a la iniciativa.Vídeo: FRANCOIS LENOIR
Álvaro Sánchez

Se puede enviar una carta al Ayuntamiento. Se puede andar uno quejando día sí, día también, con amigos, familiares y vecinos. O se puede salir de casa con un ramillete de flores, un poco de tierra y una regadera verde de plástico llena de agua, y colocar una planta donde antes un orificio actuaba como vergonzante recordatorio del deterioro urbano. El holandés Anton Schuurmans, de 29 años, ha elegido esta última opción para denunciar la masiva presencia de baches en las calles de Bruselas. Cuando detecta uno de ellos, transforma el molesto agujero en un geranio o un narciso, que asoman como perturbadores avisos de la presencia de socavones para viandantes, ciclistas o conductores. También como una llamada a la clase política a corregir el problema.

Anton Schuurmans elige sembrar flores en los socavones. "Prefiero no enfadarme. Creo que es una forma positiva y divertida de llevar la cuestión a un primer plano", explica

Llegado a la capital belga hace siete años desde Holanda, el país de los tulipanes y mayor exportador de flores del mundo, Schuurmans ha empleado un sistema muy acorde con sus orígenes para llamar la atención. Las flores son mucho más que un esperado brote primaveral. Han sido utilizadas frecuentemente como símbolo político. La revuelta que en Túnez pidió más democracia en 2010 se bautizó como Revolución de los Jazmines, en Georgia la Revolución de las Rosas echó al presidente Eduard Shevardnadze del poder, y retrocediendo más en el tiempo, la Revolución de los Claveles supuso el principio del fin de la dictadura de António de Oliveira Salazar en Portugal.

Militante del partido democristiano CD&V, Schuurmans no pretende impulsar ninguna revuelta. Solo busca movilizar recursos municipales para reducir el número de zanjas. Su iniciativa ha generado un inusual consenso entre fuerzas políticas muy distintas. Destacados dirigentes como el titular de Inmigración, el nacionalista flamenco Theo Francken o el ecologista Bruno de Lille, han alabado su particular método de denuncia. "Las flores han unido a la izquierda y la derecha. Es el mejor sueño para un centrista cristiano", afirma Schuurmans en su cuenta de Facebook.

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La idea original no es suya. El denominado movimiento #flowerpothole no tiene un origen claro. En 2012 un jardinero británico llenó de plantas 150 baches de Londres, aunque su intención no era criticar el estado de la calzada, sino pedir más zonas verdes en la capital inglesa. La idea revivió a comienzos de año con el youtuber estadounidense Coby Persin, que sufrió un percance vial por culpa de las malas condiciones de la vía: "Si hubiera visto una planta dentro del bache, habría conducido alrededor de ella y no hubiera caído en él", dijo para justificar su acción. Inspirándose en su vídeo, un colectivo de Ciudad de México le imitó semanas después.

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En Bruselas, la proliferación de flores ha suscitado expectación. Peatones que se detienen, apuntan con el dedo, y fotografían la inesperada irrupción vegetal en medio del asfalto. De momento, los esfuerzos de Anton Schuurmans han servido para algo más que decorar las calles: uno de los baches fue reparado dos días después de que lo señalizara con su peculiar estilo.

En tiempos de transeúntes paseando absortos mientras conversan o leen en su teléfono móvil, caminar por Bruselas obliga a extremar la precaución y lidiar con los efectos de la desidia gubernativa. En determinados tramos es necesario avanzar con la mirada fija en el suelo para evitar tropezar con losas desprendidas o meter el pie en un hoyo. Y en algunas zonas los vecinos se quejan de que conviven con el ruido de los coches que atraviesan las cavidades abiertas.

En francés, la palabra bache se traduce como nid-de-poule —nido de gallina— por su semejanza con los huecos donde estos animales se colocan para incubar sus huevos. Tanto es así que alguna vez se han utilizado imágenes de huevos dentro de los baches como crítica a las autoridades. Anton Schuurmans elige sembrar flores en ellos. "Prefiero no enfadarme. Creo que es una forma positiva y divertida de llevar la cuestión a un primer plano". 

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Sobre la firma

Álvaro Sánchez
Redactor de Economía. Ha sido corresponsal de EL PAÍS en Bruselas y colaborador de la Cadena SER en la capital comunitaria. Antes pasó por el diario mexicano El Mundo y medios locales como el Diario de Cádiz. Es licenciado en Periodismo por la Universidad de Sevilla y Máster de periodismo de EL PAÍS.

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