“Han echado a todo el mundo del centro”
Ciudadanos de Münster cuentan cómo se han vivido los momentos posteriores al atropello masivo
El plácido centro de la ciudad alemana de Münster, de calles intrincadas y concurridas, con sus terrazas al aire libre en las que aprovechar los primeros rayos del sol de primavera, se ha visto golpeado brutalmente este sábado por un conductor que ha embestido una furgoneta contra la multitud.
“Nos han dicho que ha habido un atentado y que debíamos cerrar la tienda. Hemos sacado a la gente y estamos esperando a que la policía nos dé señales, pero ya no vamos a abrir. Han echado a todo el mundo del centro”, dice Gin Lubrisch, empleada de la joyería Creole, en el 46 de la calle Rothenburg.
Por los alrededores del lugar del suceso andaba ayer Uber Duesmann, que dijo haberse enterado por boca de los agentes que inmediatamente tomaron la zona que estaban buscando a más de un atacante, información que fue más tarde desmentida. “El terrorista después se suicidó”, añadía Lubrisch. Fuentes oficiales de la policía confirmaban horas después que el agresor había acabado con su vida pero no se atrevieron a calificar el suceso como atentado y señalaron a un alemán nacido en 1969 con problemas psiquiátricos como autor del ataque.
El atropello se produjo en el centro de esta histórica ciudad de 300.000 habitantes del noroeste de Alemania. El vehículo arrolló una terraza de un conocido restaurante frecuentado tanto por locales como por turistas.
Lion, fotógrafo de Münstersche Zeitung, un diario local, aseguró que la policía no les permitía anoche trabajar cerca de la escena del suceso. “No hemos podido pasar aún, acabamos de llegar pero la policía nos impide el paso”, admitió.
El atropello ocurrió un año después del ataque, en esa ocasión sí de carácter terrorista, con un camión en Estocolmo que mató a cinco personas, y recuerda al atentado perpetrado en diciembre de 2016 en Berlín. En ese ataque 12 personas perdieron la vida en un mercadillo navideño arrolladas por un camión.
Münster es una de las ciudades universitarias más importantes de Alemania, con más de 50.000 estudiantes, y cuenta con un concurrido centro con numerosos bares, restaurantes e instalaciones artísticas. Ayer en la ciudad estaba prevista una manifestación de protesta a favor de la población kurda, lo que motivó que buena parte del despliegue dedicado a la seguridad se presentara con diligencia en el lugar del suceso.
La forma de acabar con su vida del atacante trae a la memoria el fatídico día en el que Andreas Lubitz, un piloto alemán, estrelló el avión que pilotaba en los Alpes franceses con 150 pasajeros a bordo. Entonces no hubo supervivientes.
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