La policía francesa irrumpe en un centro de migrantes al norte de Italia
Cinco policías franceses armados entran sin la autorización de Italia en un centro de inmigrantes para pedir una prueba antidrogas a un nigeriano. Roma llama a consultas al embajador francés
Durante la noche del viernes cinco policías franceses armados entraron sin la autorización de Italia en un centro de atención a inmigrantes gestionado por una ONG en la localidad turinesa de Bardonecchia, en la frontera con Francia, para pedir una prueba antidrogas a un hombre nigeriano. El Gobierno italiano en funciones lo calificó como “acto grave, completamente fuera del marco de colaboración entre estados fronterizos” y llamó el sábado a consultas al embajador francés para aclarar lo ocurrido. Las autoridades de ambos países han decidido reunirse en Turín el próximo 16 de abril para examinar la cuestión. A lo largo del día también se sucedió un coro de protestas de todas las fuerzas políticas.
Después de la reunión diplomática, el Ministerio de Exteriores explicó en un comunicado que “lo sucedido pone en cuestión, con los consecuentes e inmediatos efectos operativos, el funcionamiento de la hasta ahora excelente colaboración fronteriza”. El ministro francés de Acción y Cuentas Públicas (Hacienda), Gérald Darmanin, encargado de la aduana gala, aseguró en un comunicado que toda la acción fue realizada conforme a las normas y que los agentes en todo momento solicitaron el consentimiento de los responsables del local.
De acuerdo con la versión oficial francesa, los funcionarios “en uniforme e identificados como agentes de la aduana francesa”, sospecharon del individuo durante el trayecto del tren de alta velocidad París-Milán y, “para realizar el control en condiciones de respeto de la persona”, decidieron esperar a que el tren llegara a la estación de Bardonnechia, “puesta a disposición de la aduana francesa en aplicación de los acuerdos de controles nacionales", dice un comunicado, en el que se subraya además que los agentes solicitaron permiso a los responsables del centro para usar sus lavabos para relizar el control.
En declaraciones a varios medios este domingo, Darmanin anunció que viajará a Italia “en los próximos días” para discutir lo sucedido y reveló que mientras tanto ha solicitado a los servicios de aduanas que suspendan este tipo de controles. Sin embargo, subrayó que Francia no pedirá disculpas por este incidente, sino que se limitará a dar “explicaciones a un país hermano”.
Los hechos se conocieron a raíz de la denuncia de la ONG Rainbow for Africa, que acusó a los agentes de aduanas franceses de irrumpir en el ambulatorio de Bardonecchia, instalado en una antigua estación ferroviaria al pie de los Alpes para atender a inmigrantes que se encuentran de paso. Según los testimonios recogidos por los medios italianos, los gendarmes sospechaban que uno de los inmigrantes pudiera estar traficando con droga y le obligaron a realizar la prueba para esclarecerlo. La organización ha explicado que el nigeriano no iba hacia Francia, sino que venía en tren desde París y se dirigía a Nápoles. “Temblaba, tenía miedo. Cuando nuestro mediador cultural señaló a los agentes que no estaban actuando correctamente, le respondieron que estuviera callado”, contó Caterina, una voluntaria de la ONG al Corriere della Sera. “Los agentes solicitaron la posibilidad de acceder a los lavabos, algo que les fue permitido”, según la versión francesa.
Amadou, el mediador cultural, que lleva 14 años colaborando con organizaciones italianas, explicó a las televisiones locales que es frecuente que los gendarmes franceses acompañen hasta la parte italiana a inmigrantes que han intentado cruzar la frontera, “pero es la primera vez que han entrado así dentro del centro”, puntualizó y explicó que les pidieron “que entrara uno y desarmado y en cambio entraron todos y armados”.
La organización definió lo sucedido como “una grave injerencia en el trabajo de las ONG y de las autoridades italianas” y “una violación de los principios de neutralidad, imparcialidad, independencia y humanidad”. También recordó que un centro médico es un lugar “neutral, respetado incluso en las zonas de guerra”.
Este invierno, después del cierre del paso de Ventimiglia, ha aumentado considerablemente el flujo de inmigrantes que trata de cruzar a Francia a través de las pistas de esquí de Bardonecchia, enfrentándose a condiciones extremas, a menudo de noche, completamente a oscuras en medio de la montaña y a temperaturas bajo cero. El alcalde de la localidad, Francesco Avato, fue el primero en intervenir: “No tenían el derecho de entrar, ningún policía italiano se hubiera permitido hacer lo mismo en Francia”.
El suceso ha generado gran polémica y revuelo entre todos los partidos políticos, que un mes después de las elecciones están a punto de iniciar las consultas para formar Gobierno. El líder de la ultraderechista Liga Norte y cabeza de la coalición más votada, Matteo Salvini, dijo que “más que expulsar a diplomáticos rusos, aquí es necesario alejar a diplomáticos franceses” y alegó que con ellos en el Gobierno “Italia levantará la cabeza en Europa (...). Nuestras fronteras las controlamos nosotros”.
El líder del Movimiento 5 Estrellas, el partido más votado en solitario, Luigi di Maio, escribió un tuit en el que defendía la postura adoptada por el Gobierno en funciones. “Bien hecho al convocar al embajador francés. Lo ocurrido debe aclararse completamente en cada aspecto”.
El secretario provisional del Partido Democrático (PD) italiano, Maurizio Martina, escribió en su cuenta de Twitter que “los hechos de Bardonecchia son graves. Así está claro que no se construye la nueva Europa”. El ex primer ministro Enrico Letta, que vive en París, escribía en la misma red social que “la irrupción de la Policía francesa en Bardonecchia es el enésimo error en la gestión de la crisis migratoria” y criticaba que “después en Europa se sorprenden del resultado electoral en Italia”. Augusta Montaruli, diputada de la formación xenófoba y miembro de la coalición de derechas, Hermanos de Italia, dijo que “Italia no puede ser tratada como el inodoro de Macron”.
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