Berlusconi y el triste milagro del programa sin números
Frente a las 177 páginas del plan de gobierno de la coalición alemana, el del centroderecha italiano consta de 12, y no contiene ni una cifra
Alemania 177, Italia 12. No es el resultado de un terrible enfrentamiento deportivo, sino la comparación de la extensión de los documentos que fundamentan el acuerdo de gobierno entre democristianos y socialdemócratas alemanes, y el plan de acción de la coalición de centroderecha italiana (Forza Italia, Liga, los posfascistas de Hermanos de Italia y un pequeño grupo democristiano), favorita en las elecciones de este domingo.
La diferencia de tamaño de por sí ilustra la grave indefinición del proyecto de gobierno conservador en Italia, pero no es el síntoma más inquietante. Lo peor es, sin duda, que en esos 12 folios los únicos números que figuran son los de la paginación. Más allá, solo hay un “116”, en referencia a un artículo de la Constitución. Así, la principal promesa electoral de la coalición, una radical reforma del sistema fiscal que introduciría “un tipo impositivo único para familias y empresas”, elude mencionar algo tan básico como a qué nivel se fijaría. Si al 15%, como pretende la Liga, o al 23%, como sugiere Forza Italia (FI), el partido de Silvio Berlusconi.
El ejemplo sirve para ilustrar la indefinición y las contradicciones internas de la coalición que probablemente saldrá ganadora de la contienda electoral de este domingo. Hay al menos cuatro órdenes de conflicto interno. El primero, sobre el liderazgo. FI propone como primer ministro a Antonio Tajani, actual presidente de la Eurocámara, mientras que la Liga sugiere a su propio jefe, Matteo Salvini. Elegirá el de los dos partidos que logre más votos. En segundo lugar, la contradicción entre los instintos autonomistas antisur de las bases norteñas de la Liga —que permanecen pese al esfuerzo de su líder por convertirlo en un partido de implantación nacional alrededor de la ideología nacionalista y xenófoba— y, por otro lado, las amplias bolsas de votos de Forza Italia en el sur y de los posfascistas (otros socios del grupo) en el centro. En tercer lugar, la visión de Europa, con proyectos de revisión radical de tratados por parte de la Liga y una posición más continuista y pragmática de FI. Por último, el pulso a 360 grados entre los elementos más moderados que militan en FI (que mantuvieron de pie un Gobierno del Partido Democrático (PD) durante la última legislatura) y las alas extremas de la Liga y los posfascistas.
El Movimiento 5 Estrellas dispone, por su parte, de un programa bastante detallado y ha indicado incluso quiénes serían los ministros que lo llevarían a cabo en caso de una victoria. Los expertos coinciden en indicar que las promesas ahí contenidas provocarían un auténtico boquete en las cuentas públicas. Los líderes del M5S apuntan, sin embargo, que, si bien buscarían un mayor margen de maniobra fiscal, no son partidarios de déficit desbocados.
El PD presenta, a su vez, un programa bastante ortodoxo, que es razonable pensar sería el preferido de Bruselas (en cuanto a contenido y ejecutores) pero, a la vista de las encuestas, muy poco inspirador para la mayoría de los italianos.
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