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Londres acusa a Rusia del ciberataque global ‘NotPetya’ que secuestró 300.000 ordenadores

El Ejecutivo británico señala a Moscú como origen del asalto informático, que afectó sobre todo a Ucrania

El ministro de Defensa británico, Gravin Williamson (d), junto a su homólogo estadounidense, este miércoles en Bruselas.
El ministro de Defensa británico, Gravin Williamson (d), junto a su homólogo estadounidense, este miércoles en Bruselas.JOHN THYS (AFP)

El Gobierno británico ha responsabilizado a Rusia y a su estamento militar del ciberataque global que el pasado verano afectó a decenas de miles de ordenadores de empresas privadas y organismos gubernamentales estratégicos en Europa, India y Estados Unidos y que casi paralizó Ucrania. Londres acusa de forma abierta al Kremlin no sólo de aquella “maliciosa” acción, conocida como NotPetya, sino también de oscuras intenciones para intentar “socavar la democracia”.

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Las insinuaciones del Gobierno británico sobre una supuesta injerencia rusa en los resortes democráticos de Reino Unido y de otros países se han convertido este jueves en una acusación tajante y directa contra el Kremlin. “Hemos entrado en una nueva era de conflicto en la que asistimos a una destructiva y mortífera combinación de poderío militar convencional con maliciosos ataques cibernéticos”, ha declarado el ministro de Defensa británico, Gravin Williamson, al tiempo que denunciaba los planes de Rusia para “minar nuestras democracias apuntando contra estructuras fundamentales y utilizando la información como arma”.

El ministro ha ilustrado esa supuesta amenaza rusa con el ciberataque bautizado como Notpetya, que el pasado junio arrancó en Ucrania para luego extenderse por Europa y otros lugares del globo como Estados Unidos e India, afectando a multinacionales y entidades gubernamentales estratégicas. El objetivo primigenio de aquella acción fueron los sectores financiero y energético del Gobierno de Ucrania, un país en conflicto con Rusia desde que los separatistas ucranianos apoyados por Moscú apuntalaron la anexión rusa de la península de Crimea, en 2014. Los bancos ucranianos, e incluso el sistema de control del sensible emplazamiento de Chernóbil, también se vieron afectados por lo que las autoridades de Kiev calificaron de ataque sin precedentes.

El efecto encadenado de NotPetya aquel verano acabó contaminando los ordenadores de firmas europeas y estadounidenses que mantienen estrechos lazos comerciales con Ucrania, aunque también a entidades rusas. Los ecos de aquella crisis —que afectó a importantes empresas británicas, como la multinacional de bienes de consumo Reckitt Benckiser— se dejaron sentir hasta en los puertos de Bombay. Los perpetradores utilizaron un sistema muy similar al que el mes anterior había afectado a tres centenares de miles de equipos en todo el mundo, y por el que pidieron un rescate a través de bitcoin para liberar a los ordenadores contaminados.

La decisión del gobierno de Theresa May de identificar públicamente y sin ambages a Moscú como responsable de esa perniciosa actividad cibernética obedece al propósito de demandar “una respuesta internacional coordinada para defender un ciberespacio libre, abierto, pacífico y seguro”, en palabras del secretario de Estado de Relaciones Internacionales británico, Tariq Ahmad. “El Gobierno ruso, y específicamente sus militares, fueron responsables del destructivo ataque NotPetya, en junio del 2017”, ha sentenciado este jueves lord Ahmad, haciendo un llamamiento a Rusia para que “se comporte como el miembro responsable de la comunidad internacional que alega ser, en lugar de intentar socavarla en secreto”.

Hace apenas tres meses, la primera ministra británica acusaba al presidente ruso, Vladímir Putin, de intentar “sembrar la discordia” en las democracias occidentales con supuestos intentos de interferencia en sus procesos electorales, la difusión de noticias falsas (las ya célebres fake news) y su implicación en una guerra cibernética a gran escala. Diputados del Parlamento británico reclamaron en su día una investigación sobre la sospecha de que piratas informáticos rusos intentaron influir en el referéndum sobre el Brexit celebrado en Reino Unido hace dos años. Ni YouTube ni Facebook han podido hallar pruebas que avalen tales acusaciones.

El Kremlin ha rechazado categóricamente las acusaciones. Dmitri Peskov, portavoz del presidente Vladímir Putin, ha declarado este jueves que carecen de todo fundamento. "No presentan ninguna prueba", ha señalado, y ha agregado que "no se trata más que de la continuación de la campaña rusófoba" organizada desde hace tiempo por los países occidentales. Los rusos han sido acusados en varias ocasiones de perpetrar ataques informáticos para influenciar la política y los procesos electorales de terceros países. Moscú ha defendido siempre que se trata de declaraciones infundadas y ha negado toda participación en los hechos. Algunos observadores han agregado que, si el ataque de junio pasado hubiera sido lanzado por alguna institución estatal rusa, difícilmente hubiera tenido como una de sus víctimas a Rosneft, la principal petrolera del país, informa Rodrigo Fernández desde Moscú.

A principios de este año, el jefe del Estado Mayor Conjunto británico, el general Nick Carter, quien subrayaba la amenaza nacional que a su entender representa Rusia, un argumento esgrimido para reclamar un incremento del presupuesto destinado al Ejército de Reino Unido. En esa creciente escalada de acusaciones, Theresa May ha dado alas este jueves a dos de los miembros de su gabinete para formular un enfrentamiento verbal en toda regla con la Rusia de Putin.

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