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Crece la presión interna a May para que defina su postura en el ‘Brexit’

El recrudecimiento de la batalla entre conservadores euroescépticos y proeuropeos deja a la primera ministra sin margen de maniobra ante la segunda fase de las negociaciones

Pablo Guimón
Theresa May, en el foro de Davos.
Theresa May, en el foro de Davos.Markus Schreiber (AP)

El frente doméstico del Brexit, que vive una alarmante escalada en los últimos días, vuelve estrechar hasta la asfixia el campo de maniobra de Theresa May, ante el arranque de la segunda fase de las negociaciones. La primera ministra se encuentra de nuevo acorralada entre los dos bandos de su partido, que la presionan para definir con claridad qué tipo de relación quiere que el país tenga con la UE una vez abandonado el bloque. La amenaza de un golpe a su liderazgo vuelve sonar con fuerza en los pasillos de Westminster.

May tenía previsto pronunciar un discurso esta primavera en Múnich para definir al fin su postura. Una intervención al estilo de las que realizó en la Lancaster House londinense y en Florencia, en enero y septiembre del año pasado, respectivamente. Pero Downing Street ha confirmado que finalmente será un discurso de perfil más bajo, centrado en la cooperación en seguridad. Consensuar la postura dentro del propio Gabinete, algo que la debilitada primera ministra quiso aplazar hasta que concluyera la primera fase de las negociaciones, está resultando tan difícil como los más pesimistas temían. Cualquier amago de inclinarse hacia un Brexit más suave o más duro, desencadena una reacción airada del bando contrario.

Los euroescépticos urden una rebelión apenas disimulada. La prensa del fin de semana revelaba que varias decenas de diputados conservadores ya han enviado cartas al Comité 1922, el órgano que representa los legisladores sin cargo en el Gobierno, para tratar de provocar una moción de censura. Si el presidente del Comité, Graham Brady, recibe 48 cartas (un 15% de los diputados tories), se vería obligado a convocar una votación sobre el futuro de la primera ministra. The Guardian habla de 40 misivas ya enviadas y de otros seis o siete diputados que se lo estarían pensando. The Sun aseguraba que Brady está tan preocupado por el número de cartas que está recibiendo, que ha pedido a los diputados que se lo piensen antes de remitirlas.

Pesos pesados del partido han lanzado advertencias a May desde la prensa dominical, que informaba también de una intensa actividad en los foros de WhatsApp de los diputados tories, tratando (aún sin éxito) de reclutar a ministros para un golpe en ciernes.

Los diputados proeuropeos asistieron atónitos a la demostración de fuerza del sector euroescéptico la semana pasada: cuando el moderado ministro de Economía, Philip Hammond, dijo en Davos que las economías británica y europea solo divergirían “muy modestamente” después del Brexit, Downing Street tuvo que desautorizarlo y distanciarse de sus comentarios. Varios diputados han pedido la dimisión del ministro. El espejismo de disciplina que pareció verse a finales del año pasado, en el Gobierno y en el partido, se ha esfumado.

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Sobre la firma

Pablo Guimón
Es el redactor jefe de la sección de Sociedad. Ha sido corresponsal en Washington y en Londres, plazas en las que cubrió los últimos años de la presidencia de Trump, así como el referéndum y la sacudida del Brexit. Antes estuvo al frente de la sección de Madrid, de El País Semanal, y fue jefe de sección de Cultura y del suplemento Tentaciones.

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