Pence anuncia el traslado de la Embajada de EE UU a Jerusalén antes del fin de 2019
Expulsados los diputados árabes del Parlamento de Israel por protestar ante el discurso del vicepresidente
El vicepresidente de Estados Unidos, Mikel Pence, ha sido aclamado este lunes por el pleno del Parlamento israelí al anunciar el adelanto de la apertura de la Embajada de EE UU desde Tel Aviv a Jerusalén. El traslado de la legación, que fue prometido por Donald Trump en diciembre al tiempo que reconocía a la Ciudad Santa como capital de Israel, deberá estar ultimado antes del fin de año que viene. El Departamento de Estado había reconocido que el nuevo edificio diplomático tardaría al menos tres años en estar concluido. Los diputados de la Lista Conjunta, el grupo parlamentario árabe que representa la tercera fuerza de la Knesset con un 10% de los escaños, organizaron una protesta al inicio de su intervención, pero fueron desalojados por los servicios de seguridad de la Cámara.
Casi todas las frases pronunciadas por Pence fueron refrendadas con ovaciones —como cuando celebró la decisión de Trump sobre Jerusalén “al corregir una injusticia con 70 años de antigüedad”— salvo la que puntualizó que las “fronteras definitivas” deberán ser negociadas por israelíes y palestinos. “EE UU no tiene intención de tomar posiciones sobre ningún asunto final, incluyendo las fronteras concretas de la soberanía israelí en Jerusalén", recalcó, ya que su Gobierno está comprometido con la consecución de “un acuerdo de paz duradero”.
El vicepresidente norteamericano aseguró también que su Administración está “instando con fuerza al liderazgo palestino para que vuelva a sentarse a la mesa” y reanude el diálogo con mediación norteamericana, tras la congelación de la relaciones con EE UU adoptada por la Autoridad Palestina por la declaración de la Casa Blanca sobre Jerusalén. “La paz solo puede venir a través del diálogo”, advirtió.
Los diputados árabes, que ya habían alertado de que boicotearían la intervención de Pence ante la Knesset, lanzaron gritos de protesta contra la ruptura del consenso internacional, al tiempo que exhibían carteles con imágenes de la mezquita de Al Aqsa, el principal símbolo islámico de la Ciudad Santa, para reclamar que la capital del futuro Estado palestino tenga su sede en Jerusalén. “Es un hombre peligroso y es el enviado de un hombre aún más peligroso”, había anticipado antes de la protesta Ayman Odeh, líder de Lista Conjunta.
El secretario general de la Organización para la Liberación de Palestina (OLP), Saeb Erekat calificó de “mesiánico” y de “regalo a los extremistas” el discurso de Pence ante el Parlamento israelí. “La Administración de EE UU es más bien parte del problema que de la solución”, aseguró el veterano negociador palestino.
El vicepresidente Pence fue también largamente aplaudido por el pleno de la Knesset tras garantizar que la Casa Blanca cancelará el acuerdo nuclear con Irán en su próxima revisión periódica si antes no es reformado su contenido por la comunidad internacional. “Prometo solemnemente a Israel, a todo Oriente Próximo y al mundo que EE UU nunca permitirá que Irán se dote del arma nuclear”, proclamó entre ovaciones.
Considerado uno de los principales impulsores de la decisión de Trump de reconocer a Jerusalén como capital de Israel, el vicepresidente Mike Pence ha emprendido una gira por Oriente Próximo para intentar restaurar el deteriorado papel mediador de EE UU en la región. Pocas horas antes de su discurso ante el Parlamento había sido recibido por Netanyahu con honores de jefe de Estado. Pence aseguró en “Jerusalén, capital de Israel, el amanecer de una nueva era” de renovados esfuerzos para concluir un acuerdo de paz.
Gira diplomática por Oriente Próximo
El número dos de la Administración de Trump –un cristiano evangélico ultraconservador– solo se reunirá con las autoridades israelíes, ya que el presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas, se ha negado a recibirle en Ramala. Pese a este revés diplomático, destacó con optimismo que el reconocimiento de Jerusalén como capital de Israel “crea una oportunidad para avanzar en las negociaciones de buena fe entre israelíes y la Autoridad Nacional Palestina (…) y para alcanzar una solución pacífica a un conflicto que perdura desde hace décadas en la región”.
En las dos primeras etapas de su gira, el presidente egipcio, Abdelfatá al Sisi, y el rey Abdalá II de Jordania reivindicaron que Jerusalén Este debe ser la capital de un Estado palestino. “Nos hemos puesto de acuerdo en que no estamos de acuerdo”, declaró Pence a la cadena NBC tras reunirse con el monarca hachemí en Amán.
El vicepresidente de EE UU prevé acudir el martes —día en el que el partido palestino Fatah, encabezado por el presidente Mahmud Abbas, ha convocado una huelga general en Palestina en protesta por su visita— al Muro de las Lamentaciones acompañado por un rabino. El principal lugar de culto judío se halla en la Ciudad Vieja, ubicada en Jerusalén Este, donde los palestinos aspiran a tener la capital de su futuro Estado. No está previsto que Pence recorra la basílica del Santo Sepulcro, lugar sagrado por excelencia para los cristianos. Las jerarquías de las diferentes Iglesias han declinado mantener encuentros con Pence a su paso por la Ciudad Santa.
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