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Insultos racistas contra la nueva Miss Bélgica por sus orígenes asiáticos

Angéline Flor Pua, de padres filipinos, ha sido objeto de comentarios xenófobos en redes sociales

Momento en que la nueva Miss Bélgica es coronada.Vídeo: Miss Belgium
Álvaro Sánchez

Nació en Amberes. Está acabando sus estudios para convertirse en piloto de avión. Como es natural en alguien que ha crecido en la principal ciudad de Flandes, se expresa en perfecto neerlandés. Pero Angeline Flor Pua, de 22 años, desde hace poco más de una semana nueva Miss Bélgica, tiene un problema para los usuarios que desde las redes sociales se permiten expedir certificados de autenticidad que nadie les ha pedido: tiene rasgos asiáticos porque sus padres, que se conocieron en Bélgica, provienen de Filipinas.

La proliferación de burlas e insultos racistas en la Red contra la nueva reina de la belleza belga, principalmente desde cuentas que se expresan precisamente en idioma neerlandés, ha saltado a un primer plano en Bélgica. "Si es belga, yo soy mongol", dice uno de los muchos comentarios recogidos por la prensa local. "¿Seguro que no es un ladyboy?", afirma otro, citando el término con el que se denomina a los transexuales en algunos países asiáticos, principalmente en Tailandia.

La clase política belga ha reaccionado a los exabruptos racistas con un cerrado apoyo a la ganadora del concurso. "Las referencias racistas y sexistas son escandalosas. Angeline es una auténtica belga, inteligente y multilingüe. Viva la diversidad que caracteriza nuestro país", escribió en Twitter la secretaria de Estado bruselense, Bianca Debaets. "Siento un respeto especial por esta joven de Amberes, cuya historia es un gran ejemplo positivo para todos nuestros habitantes", afirmó el alcalde de Amberes, el nacionalista Bart de Wever.

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Angeline dice no haber experimentado nunca racismo en su vida diaria. De familia humilde, se ha labrado su propio camino. Domina, además del neerlandés, el inglés y el filipino, y comprende el francés. Es la única mujer de los ocho alumnos de su promoción en el curso de aviación, una formación cara, cuyos 100.000 euros sufraga gracias a un préstamo y a encadenar trabajos varios como administrativa, empleada de Decathlon, lavaplatos o responsable de un punto de información en el aeropuerto de Zaventem, donde fue testigo del pánico creado por los atentados terroristas de marzo de 2016.

En entrevista a la BBC, la joven ha salido al paso de la polémica. "Estoy al tanto de los comentarios negativos. Por supuesto, es muy hiriente leer ese tipo de cosas sobre mí porque sé que no son ciertas. Puedo enseñar mi documentación y mi certificado de nacimiento para probar que soy belga".

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No es la primera vez que la ganadora de Miss Bélgica tiene ascendencia extranjera. En los últimos 13 años, tres jóvenes con raíces congoleñas, caboverdianas y turcas respectivamente se han hecho con el galardón. ¿Por qué envenena ahora las redes la cuestión racial? La respuesta puede estar en que cuentan con más usuarios que nunca antes. Pero hay otras visiones. El diario flamenco De Morgen ha rebajado la magnitud de los ataques asegurando que el número de comentarios es limitado y está lejos de ser suficiente para considerarse representativo de una tendencia, por lo que su propagación a través de los medios solo contribuye a extender la imagen estereotipada de un Flandes racista.

Ese es uno de los debates de fondo desatados por los ataques a Miss Bélgica. ¿Cuándo deben los medios de comunicación hacerse eco de estas salidas de tono en redes sociales? En tiempos de mayor sensibilización contra cualquier actitud racista, los improperios de un número no demasiado elevado de usuarios pueden saltar de los 280 caracteres de Twitter a las páginas de un periódico con inusitada facilidad, por lo que algunas voces llaman a la prensa a ser "más selectiva" antes de denunciar conductas tan detestables como marginales en ciertos casos.

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Sobre la firma

Álvaro Sánchez
Redactor de Economía. Ha sido corresponsal de EL PAÍS en Bruselas y colaborador de la Cadena SER en la capital comunitaria. Antes pasó por el diario mexicano El Mundo y medios locales como el Diario de Cádiz. Es licenciado en Periodismo por la Universidad de Sevilla y Máster de periodismo de EL PAÍS.

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