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Un proceso de separación complejo

El origen del divorcio, el Artículo 50, los negociadores... A continuación, los principales elementos que explican la relación entre la UE y Reino Unido de cara a 2019

Las banderas del Reino Unido y de la Unión Europea en un edificio de Londres en diciembre de 2017.
Las banderas del Reino Unido y de la Unión Europea en un edificio de Londres en diciembre de 2017. DANIEL LEAL-OLIVAS (AFP)

Tras 60 años de expansión en la UE, el club comunitario vive su primer momento de repliegue con la próxima salida de Reino Unido. A continuación, los principales elementos para entender cómo se ha llegado hasta el primer divorcio entre Bruselas y un Estado miembro. 

Brexit: Es el término con el que suele aludirse a la salida del Reino Unido de la Unión Europea. Es un acrónimo inglés formado por la unión de Britain (Gran Bretaña, y por extensión Reino Unido) y exit (salida). El referéndum se celebró el jueves 23 de junio de 2016.

Origen: El entonces primer ministro británico, David Cameron, anunció, a principios de 2013, la celebración de esta consulta si ganaba las elecciones generales de 2015. Cameron lo hizo en respuesta a las presiones ejercidas por parlamentarios de su partido y por miembros del UKIP (Partido por la Independencia del Reino Unido), que defendían que los británicos no se han podido pronunciar desde la consulta de 1975 en la que votaron a favor —67% de los sufragios— de permanecer en el bloque comunitario.

El artículo 50. El Tratado de Lisboa, en vigor desde diciembre de 2009, contempla por primera vez la posibilidad de que un Estado miembro decida voluntariamente abandonar la Unión Europea. El procedimiento, no obstante, no está detallado. Y como reconocen muchos de los que participaron en su redacción, entre ellos el diplomático británico Lord Kerr, el artículo 50 se formuló para no ser usado. Está siendo, por tanto, un terreno inexplorado.

El artículo establece que la Unión negociará con el Estado miembro que se retira “a la luz de las orientaciones del Consejo Europeo [la institución europea que representa a los Estados]”. La salida se negocia “teniendo en cuenta el marco de sus relaciones futuras con la Unión”. Y el acuerdo final lo rubrica el Consejo “por mayoría cualificada, previa aprobación del Parlamento Europeo”. 

La carta y respuesta. Formalmente, lo único que se requiere es una carta en la que “el Estado miembro que decida retirarse notificará su intención al Consejo Europeo”. El entonces embajador británico ante la UE, Tim Barrow, la entregó en marzo de 2017 al gabinete del presidente del Consejo Europeo, Donald Tusk. 

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Inicio de la discusión. Una vez claro el mandato, lo primero es negociar sobre cómo se va a negociar. Por parte de Reino Unido, las negociaciones las lleva el ministro del Brexit, David Davis, y su equipo. Al otro lado estará el equipo de Barnier, en nombre de los 27 Estados. Hay tres aspectos que monopolizan la negociación: uno, los derechos de los nacionales de los 27 Estados miembros residentes en Reino Unido y de los británicos residentes en los 27 países miembros; dos, la factura que Reino Unido debe abonar a la Unión antes de irse; y tres: la frontera entre Irlanda e Irlanda del Norte. 

El acuerdo. El artículo 50 establece un máximo de dos años para completar la salida, aunque abre la posibilidad de una prórroga, acordada por unanimidad. Para que un acuerdo se haya cerrado en ese plazo, ambas partes necesitan haberlo alcanzado a los 18 meses de la activación, en octubre de 2018. Así se deja tiempo a Reino Unido y al Parlamento Europeo para aprobarlo (antes de las próximas elecciones europeas, en mayo de 2019). Bruselas calcula que el divorcio deberá estar concluido a final de este año y que la nueva relación se discutirá a partir de enero. 

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